Nilak | Tiempo prestado

546 74 26
                                    

Siempre, siempre quise regresar el tiempo atrás.

Desde que era un niño, ya tenía la idea de lo que se trataba la vida, y no me gustaba para nada.
Suceso tras suceso me hacían decepcionarme cada vez más de lo efímera que era la felicidad. Y por momentos dudé en si mi existencia era realmente necesaria; en si yo solo había nacido para cometer errores y decepcionar a todos los que conocía.

Decepcionar a mi padre.

La carga me estaba consumiendo, los días se sentían cada vez más pesados; y aunque durante las pocas horas en las que tenía a Sam a mi lado todo esto se desvanecía, no era suficiente.
Me estaba carcomiendo por dentro la preocupación.

-¿Quienes son ustedes?- pregunté cuando abrí la puerta de mi casa y dos hombres vestidos de negro se encontraban fuera. Mi padre pocas veces tenía negocios en este país, y menos recibía gente si no se encontraba en casa.

-Tenemos órdenes de evaluar el valor de esta propiedad.- musitó uno.- revisaremos la iluminación, el total de cuartos, agua, baños y ventanas. Mediante a eso le tendremos un informe al final del día, ¿usted es el dueño?- fruncí el ceño confundido, tratando de evaluar las palabras que este sujeto decía. Mi padre me había dicho que vendería esta casa, pero jamás creí que lo haría tan pronto, sin siquiera darme una elección.

-¿En cuánto tiempo se pondrá esta casa en venta?- pregunté sintiéndome cada vez más ansioso.

-Tenemos previsto comenzar a promocionarla para la siguiente semana, ¿está bien con eso?- mi estómago dolió. Dos semanas, en menos de dos semanas yo ya no estaría viviendo aquí, no tendría a dónde ir, ningún lugar al cual regresar.

¿Que si estaba bien con eso? Claro que no estaba bien con eso. No estaba bien con dejar todo de lado, con dejar a Sam de lado.

____\\\\\______\\\\\_______\\\\\

-Papá necesito un poco más de tiempo.- yo no era de doblegarme tan fácilmente, ¿entonces porqué lo estaba haciendo con este hombre? Necesitaba más tiempo para poder conseguir un empleo y valerme por mi mismo el mayor tiempo posible.

No estaba dispuesto a dejar esto tan fácilmente.

-¿Tiempo para qué?- preguntó burlón.- ¿para seguir haciéndote el difícil y negarte a regresar? No creo que me convenga mucho.- apreté los dientes rabioso mientras lo maldecía en más de diez idiomas por dentro. Podía, podía simplemente irme de esa estupida casa y vivir por un corto tiempo con Claudia y Sam, ¿eso serviría no?

¿Podía hacerlo? Yo...

-Escucha Nilak.- el hombre aunque no lo supiera, interrumpió mis pensamientos.- Tú sigues siendo menor de edad, y aunque no quieras estás bajo mi tutela. Si yo quisiera hacerlo por las malas, créeme que puedo hacerlo por las malas.

-¿Y qué puedes hacer?- intenté mantenerme firme de una estupida manera. Pero ya tenía más de la mitad de la batalla perdida.

-Tú más que nadie creo que sabes lo que puedo hacer.- senti mi piel ponerse de gallina, y por alguna extraña razón pensé en Sam. Tenía razón. Yo ya había visto varias veces de lo que mi padre era capaz.

No supe qué más decir, en realidad me quedé tontamente sin palabras. Siempre había sido un chico aventado, y nunca me importó lo que este hombre pensara de mi.
Pero ahora me daba miedo, me daba miedo porque en realidad sí tenía algo que perder.

-No sé qué te cuesta tanto trabajo Nilak.- volvió a hablar.- en uno o dos años te olvidarás de ella y tendrás un lugar asegurado dentro de nuestra empresa. Solo quiero lo mejor para ti.- lo mire mal.

-Lo mejor y una mierda.

-Tienes el carácter de tu madre.- cuando mencionó a esa mujer no pude evitar fruncir el ceño aún más, si es que era posible. Justamente ahora lo menos que necesitaba era esto.- Non piangere sul latte versato, non ne vale la pena.

___\\\\\______\\\\\\______

Toqué casi como si mi vida dependiera de ello. Sentía mi cuerpo desvanecerse, todo a mi alrededor se estaba desvaneciendo. En serio no encontraba una salida factible para todo lo que estaba sucediendo, había pensado miles de veces en algún plan que pudiera sacarme de esto, pero todo se me estaba viniendo abajo.

Necesitaba verlo.

-Nilak.- Sam abrió la puerta y sonrió al verme, sus mejillas un tanto sonrojadas y ojos llenos de brillo me hicieron caer en cuenta de la increíble y maravillosa persona que tenía en frente. Había pasado mucho para poder desenterrar al verdadero Sam, y cuando al fin pude verlo un poco, quedé embelesado.

Desde la primera vez que lo vi este chico tomó todo de mí. No podía encontrar una parte siquiera que no estuviera de rodillas frente a él.

Quise llorar, quise llorar porque no quería dejar lo único que me ataba al suelo. Pero aún así tampoco podía dejar que mi padre le tocara siquiera un pelo, jamás me lo perdonaría.

-Me voy.- susurré con voz ronca. Casi no podía mirarlo, es más, no pude mirarlo cuando dije esas dos palabras que tanto me estaban lastimando.

-Oye.- su dulce voz me llamó.- ¿solo viniste unos dos minutos y te vas ya a casa? ¿Qué pasa?

Me dolía mucho.

-No, Sam.- susurré.- yo ya no tengo una casa.- estuve a punto de decirle mil cosas, que me perdonara, que esto estaba fuera de mis manos y que lo más probable era que no podría defenderlo. Pero todo eso se esfumó en cuanto el chico se acercó a mi y me dió un cálido abrazo; mi pecho se llenó y sentí que mis pulmones volvían a llenarse de todo el aire que hasta hace poco no sabía que me faltaba.

-Vamos a cenar.- susurró delicadamente, dejándome en el camino un tanto sorprendido, ¿qué el chico no veía como estaba? ¿No notaba que algo no iba bien? La cabeza me dolió por tercera vez en el día, y apreté aún más su cintura.- Nilak, mírame.- tomó mi rostro y me obligó a mirarlo en seco. No quería admitirlo, pero el que el chico estuviera tan calmado me ayudaba a no morir de los nervios.- no hablaremos de esto, no así. Entrarás, te sentarás a cenar...- dudó.- y luego puedes dejarme.- cuando el rubio pronunció lo ultimo me sentí fatal, porque realmente yo había venido aquí con esas intenciones.- pero solo quiero decirte  una cosa Nilak.- volvió mi atención a su cuerpo.- si tus razones no me parecen lo suficientemente válidas, no pienso terminar lo nuestro.- tomó mi mano.- porque yo, en serio te quiero.

Ni siquiera procesé eso en cuanto ya estaba dentro de el caliente recinto con Sam delante pidiéndole permiso a Claudia de dejarme pasar la noche. Si podía describir esto, me sentía como un pequeño niño que asiste con su mamá al doctor y deja que ella le comente todo lo que le duele, como si fuera ella la que presentara los síntomas.
Curiosamente, los malos pensamientos dejaron mi mente. Y quise quedarme aquí para siempre.

NilakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora