V.

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Mi cuerpo seguía corriendo pero mi mente estaba totalmente agotada

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Mi cuerpo seguía corriendo pero mi mente estaba totalmente agotada.

Pasaba mi mano por mi cara para limpiar el sudor que corría en mi frente.

—Se siente muy bien faltar, ¿no Olivia?— preguntaba el profesor con sarcasmo mientras yo todavía seguía corriendo al rededor de la escuela —¡vamos Olivia!— los gritos del profesor se escuchaban por las cuatro paredes de la escuela —aún te faltan cinco vueltas más

Era asqueroso sentir el sudor recorriendo mi cuerpo, pero no me iba a rendir, no ahora.

—No se siente absolutamente nada— dije entre jadeos, para un instante y coloque mis manos sobre mis rodillas para tomar un respiro —me siento tan fresca como una lechuga— exclamé y seguí corriendo para terminar mis vueltas faltantes.

Podía ver por los espejos que había pegados en la pared, al profesor sentado en una esquina comiendo una manzana verde, a veces odio lo malo que puede ser mi profesor Guillaume, porque hacerme venir solo a mi todos los sábados es una tortura y algo inhumano y eso me hace creer que en su otra vida él fue una especie de verdugo.

—¡Ehh!— exclamó atravesándose en mi camino —alto Olivia, hemos terminado ahora puedes ir a tomar agua

Escuchar eso causó una especie de felicidad en mi, corrí hacia mi mochila y saqué desesperada mi botella de agua y la bebí como si nunca antes hubiera probado un trago de agua.

—¿Cómo se siente señorita?—preguntó el profesor quien se sentó a un lado mío

—Cansada, agotada y todo lo que sea un sinónimo a eso—exclamé

—Bien, pero me refiero en general, ¿está lista para lo que viene?

—Claro— respondí sabiendo que se refería a mi cambio de cinta y al torneo en otro país, sin dejar atrás que dentro de un año será el selectivo nacional para las competencias de los Juegos Olímpicos

—Bien, entonces no puedes faltar tenemos encima el examen y debemos practicar

—Lo se, créame que estaré aquí los 5 días de la semana— confesé entusiasmada

—Eso es poco para mi, yo necesito que estés aquí de lunes a domingo, no podemos perder tiempo los fines de semana

Suspire, no había vuelta atrás pues semanas antes yo me había comprometido a entrenar duro para cumplir las expectativas que la escuela y el profesor tienen de mi.

—Comencemos a trabajar de verdad

Dicho eso el profesor tomó una palchagui, que es una especie de paleta en donde se practican patadas.

Comenzamos con patadas muy básicas para medir mi flexibilidad y distancia y después de un tiempo comenzaron los ejercicios de velocidad.

Inhale y exhale —soy la mejor en esto— pensé antes de dar una patada de giro a la altura de la cabeza del profesor Guillaume, quien era por lo menos trece centímetros más alto que yo.

Este es un arte marcial que requiere de fuerza y habilidad para coordinar piernas y brazos en las llamadas formas que son una especie de simulación de contraataque, pero lo que más amo de este deporte es la adrenalina que mi cuerpo emana de mi cada vez que hago alguna patada alta, con giro o con demasiada fuerza, y toda esa energía retenida sale en un grito que se da una vez que mi pie toca la palchagui.

—Con eso hemos terminado Olivia puedes irte, pero la clase de ayer se me olvido comentarte algo

—No me regañé por favor— supliqué haciendo un poco de berrinche, pues sabía perfectamente que el profesor me regañaría por mis faltas anteriores

—No, aunque bien merecido lo tienes— hablo fríamente —pero bueno— exclamó tocando su barba —algo salió mal en los boletos y se combinaron las habitaciones tú familia dormirá en una habitación del tercer piso y tú en una del primero

—Claro, eso no es problema— confesé con una pequeña sonrisa

Termine de amarrar mis tenis y recogí mis cosas para meterlas a mi pequeña mochila.

—Listo profe, lo veo el lunes— le extendí mi mano él me acerco su rostro para que le diera un beso en la mejilla

—Claro pero si vuelves a faltar te irá peor que ayer

Solo me reí y salí de la escuela, cuando mi profesor se proponía ser malo se convertía en la persona más malvada del mundo.

Y la prueba es la del día de ayer; después de interrumpir con su llamada mi tarde con Thomas y hacerme regresar para venir a entrenar me hizo sufrir.

Por eso detestaba faltar, porque con una falta el profesor creía que bajaría todo mi nivel, y para evitar ese caos me ponía a hacer el triple de ejercicio que en una clase normal.

—Tenga por seguro que no faltaré—tome mi mochila y salí de la escuela con mi cuerpo aún adolorido por la clase anterior

Thomas
Me has dejado como novia de pueblo 😂, vestido y alborotado.
¿Te veo en mi casa para comenzar a hacer el trabajo?


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Este capítulo va dedicado para las pocas personitas que escriben y votan en cada capítulo 🧡

Caóticos [Peligrosa obsesión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora