XXII.

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"Si los besos son letras, ven aquí que escribiremos varios libros"—Danna Vega

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"Si los besos son letras, ven aquí que escribiremos varios libros"
—Danna Vega

Molly nos había hecho sentir lo que hace mucho ninguno de los dos sentía. Esa magia, esa chispa fue lo que necesitaba para disfrutar sin importarme nada más.

—¿Estás bien Liv?— preguntó Thomas, quien se encontraba recostado a un lado mío

—Deberíamos llamar más seguido a Molly— dije con voz seductora —¿no lo crees?
—Por supuesto que no— contestó Thomas con el semblante serio —te prometí que esta sería la primera y última vez que probarías eso, Liv no quiero que termines como...— sabía que Thomas diría el nombre de Holly, pero antes de que lo pronunciara me levante de la cama donde estaba recostado con él para sentarme en la orilla, me puse su playera y me dediqué a buscar mi ropa y celular —Liv sabes que no quería decir eso— susurró acercándose a mí

—Tienes razón— confesé —no volveremos a consumir eso

Me encontraba en un gran dilema, no sabía realmente si el haberme drogado con Thomas era bueno o no. Aunque si bien es cierto que esta es la edad perfecta en la que la mayoría de los adolescentes nos podemos perder para después reencontrarnos, no siempre sucede de esa forma. Con Holly no sucedió eso, ella se perdió en el mundo de las drogas y jamás pudo reencontrarse; y yo temía seguir su mismo patrón.

—¿Thomas?— pregunte tímidamente al mismo tiempo que me ponía mi ropa

—Dime Liv— exclamó

—Hace un rato...— hice una pequeña pausa —antes de...— la vergüenza por lo que habías echo provocaba que mis mejillas se tornaran de un color rosa —antes de drogarnos me dijiste que me ayudarías

—¿Ayudarte con que Olivia?

—Mi hermana— pronuncie casi en un susurro

—Y pienso cumplir— exclamó mirándome a mis ojos —Liv...— Thomas me abrazo y acercó sus labios a mi oído —te voy a ayudar, así sea lo último que haga te juro que te voy a ayudar a saber que fue lo que a Holly le sucedió— le respondí su abrazo de la misma manera, me aferré a Thomas más que nunca

—Gracias— susurre conmovida.

Aunque quería que el abrazo durara toda la vida Thomas y yo nos separamos, él camino a su closet en busca de ropa y yo decidí buscar mi teléfono bajo la cama y para mi sorpresa si se encontraba ahí. Estire mi mano para alcanzarlo y cuando por fin lo tuve me senté a un lado de la cama tenía llamadas perdidas de Leah y Emile junto con mensajes, pero decidí ignorarlos así como ellos ignoraron mis llamadas.

—¿Alguna novedad?— preguntó Thomas
—Ninguna— respondí con una sonrisa

Faltaban pocos minutos para las ocho, por lo que Thomas se ofreció a llevarme a mi casa. Ambos estábamos listos para salir cuando unos golpes leves se escucharon en la puerta de la habitación de Thomas.

—Amor— la voz de una mujer se escuchó, y cuando la puerta se abrió los tres quedamos inmóviles —Dios Thomas pensé que estabas solo, que sorpresa verte Olivia

—Lo mismo digo señora Saint-Louis

—Bueno los dejó, y Thomas invita a la Olivia a cenar con nosotros— dijo la señora Margotte con una gran sonrisa

Margotte Saint-Louis era la joven madre de Thomas, una mujer que a simple vista era perfecta... tan radiante como solo ella podía serlo. Su tez blanca combinaba perfectamente con su cabello rubio y sus ojos cafés, ¿quien diría que una mujer tan linda como la mamá de Thomas tendría una vida complicada?... absolutamente nadie.

Thomas y yo nos conocimos gracias a nuestras madres, quienes desde los quince años fueron grandes amigas, si, mi historia con Thomas comenzó con la historia de Margotte y mi madre Lara. Ambas eran muy unidas, pero cuando el padre de Thomas los abandonó, ella se alejó de nuestra familia y se concentró en su trabajo, actualmente es una de las mejores abogadas de Elkhart.

—Dios— exclamé llevándome las manos a mi rostro —tu madre pensara que soy una zorra— Thomas soltó una enorme carcajada

—No lo creo, ambos tenemos la ropa puesta— se acercó a mi y tomó mi mano —¿te quedarás a cenar?

-No lo creo, es muy tarde
—Pero tus padres

Caóticos [Peligrosa obsesión]Where stories live. Discover now