XXVII.

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—¿Por qué mierda no dijiste que vivías en Goshen?— dijo Thomas molesto dándole un ligero golpe al volante

—No digas eso— lo corregí

—¿Decir qué?— preguntó aún molesto

—Mierda

—Si les decía dónde vivía no habrían querido venir— dijo Emile

—Por supuesto que no— exclamé con obviedad —Thomas lleva manejando...— vi mi reloj —treinta y cinco minutos, muero de hambre y tenía entrenamiento

—Dios Olivia, te la vives en esa escuela deja por un instante a tu guapísimo maestro y disfruta con nosotros— todos -incluyéndome- volteamos a ver a Leah con con sorpresa pero además mi sorpresa a su comentario venía acompañada de vergüenza

—¿Guapísimo maestro?— repitió Thomas yo no tenía palabras para defenderme

—¡Leah deja de comer esas porquerías!— grito Emile mientras todos respirábamos el aire de la incomodidad, Leah llevaba todo el camino comiendo unas grajeas de sabores frutales

—Jajaja— Leah soltó una enorme carcajada —no te preocupes Thomas, todo es broma...

—¿Sabes Thomas?, no me preocupa en absoluto tu novia, pero fue la mía la que se dirigió al profesor como "guapísimo"— todos soltamos una carcajada

Thomas siguió  manejando y después de veinte minutos por fin llegamos a la casa de Emile, todos se bajaron menos yo, que espere a que Thomas abriera la puerta del coche, una vez que lo hizo me baje y él colocó su brazo sobre mis hombros. Emile abrió la puerta de su casa y nos indicó por dónde pasar, Emile fue el primero en entrar y Leah siguió sus pasos.

—Espera— dijo Thomas agarrandome de la muñeca para que no entrara a la casa —¿qué es lo que necesitabas contarnos?

—Es sobre Holly, pero será mejor que se los cuente a todos

—¿Sobre Holly?— preguntó arqueando la ceja

—Si, sobre ella. Descubrí algo pero ya te dije que es mejor que estén todos ¿entramos?— pregunté impaciente

—¿Vienen chicos?— preguntó Emile asomándose por la puerta

—En un momento— respondió Thomas, antes de entrar me dio un cálido beso —Olivia, yo contigo lo quiero todo y en ese "todo" entran los días malos— susurro a mi oído

Entramos a la casa de Emile, su casa parecía como salida de una novela de televisión todo estaba perfectamente limpio y acomodado. Emile nos guió hasta su biblioteca, una vez dentro todos tomamos un lugar en los pequeños sillones.

—¿Qué es lo que nos querías contar Olivia?— preguntó Emile con curiosidad

—Ayer durante el tornado se me ocurrió la idea de que el celular de Holly podría tener más de una pista— dije recordando lo que le había dicho a Thomas la noche anterior

—¿Y dónde está el celular? ¿Lo tienen tus padres amiga?— preguntó Leah

—Emmm— me mantuve pensando por un instante —lo único que nos entregaron fue la ropa que traía y una de sus bolsas de mano, pero no recuerdo que estuviera su celular dentro de la bolsa

—Olivia, tu hermana murió ahogada. Es posible que su celular quedara en el lago— dijo Thomas

—No lo creo— susurre —Holly siempre guardaba su celular en la bolsa y no lo sacaba hasta que la fiesta terminará— exclamé desesperada

—Tranquila Oli, escucha debe haber una forma en la que podamos saber qué pasó con las cosas de tu hermana— Emile trataba de calmarme

Cerré los ojos por un momento y solté un fuerte suspiro, necesitaba pensar cómo. ¿Cómo diablos le tenía que hacer para encontrar la verdad?

—¿Aún recibes anónimos?— preguntó Emile, me quede viendo al piso por unos segundo y después me animé a hablar

—Santiago... la última vez que Santiago me escribió fue para vernos en Chicago

—¿Qué tiene que ver el tal Santiago en todo esto?— preguntó Thomas un poco molesto. Thomas no soportaba ni un poco al hombre que se hacía llamar Santiago, ya que todas sus acusaciones iban dirigidas a Thom.

—Quizá sabe algo— dijo Leah, quien parecía un procesar toda la información

Todos permanecimos en silencio un buen rato, me sentía mentalmente cansada; no saber nada a cerca de la muerte de Holly me agotaba, me agotaba intentar -sin éxito- encontrar algún pista. Desvíe mi mirada a Leah y Emile, ambos estaban en silencio pero agarrados de las manos lo que me pareció una magnífica escena, Emile jugueteaba constantemente con sus manos. A mi derecha se encontraba Thomas en el celular, lo notaba preocupado así que me anime a preguntarle si algo malo había ocurrido, Thomas negó con la cabeza.

Leah y Emile salieron de la biblioteca, supongo que querían algo de privacidad.

—¿Qué piensas hacer?— preguntó Thomas sacándome de mis pensamientos

—Estaba pensando... quizá...— murmure haciendo repetidas pausas —tengo un vago recuerdo en el que mis papás hablaban y yo los escuche detrás de la puerta...— Thomas me interrumpió para llamarme la atención por espiar a las personas, pero yo lo ignore y continué hablando —Holly salía mucho de fiestas en secundaria, mis papás se la vivían preocupados por ella así que decidieron poner un chip rastreador en su celular

—¿Puedes rastrear el celular?— preguntó Thomas

—¡Si!— exclamé alegre —si pueden, ¡si pueden!— repetí feliz una y otra vez —necesito ir a un apple store ¿entiendes lo que esto significa?

—Que podrás encontrar algo de tu hermana, algo que de verdad valga la pena, pequeña mía— exclamó refiriéndose a mi— vas a encontrar algo de tu hermana— abrace a Thomas y me sentí completa

Leah y Emile entraron de vuelta a la biblioteca con un tazón de palomitas de maiz, se sentaron frente a nosotros e inmediatamente me separé de Thomas.

—Necesifo hacer una llamada Liv, al parecer algo le pasó a Dean— mi mente quedó en blanco al escuchar el nombre de Dean no recordaba quien era pero asentí con mi cabeza para que Thomas saliera, antes de salir Thomas me dio un pequeño beso en mis labios

—¿Pasó algo entre ustedes Olivia?— preguntó Emile

—¿Entre Thomas y yo?— pregunté confundida, Leah y Emile asintieron con la cabeza —no, pero creo que tengo una forma de encontrar el teléfono de mi hermana— les expliqué todo lo que había hablado con Thomas, Leah dijo que era imposible que el celular no se encontrara debajo del agua, al contrario Emile me apoyo.

—Liv— exclamó Thomas cuando regreso a la habitación —tengo una emergencia y necesito irme, podria llevarte conmigo pero no voy directo a mi casa ¿Emile?— preguntó volteándolo a ver —¿podrías llevarla a su casa junto a Leah?

—No hay problema yo las llevo a su casa— respondió Emile

—Avísame cuando estés en tu casa— suplico Thomas antes de salir de la casa

Cuando Leah, Emile y yo nos quedamos solos me dispuse a contarles lo que había encontrado en la habitación de Holly, ninguno lo podía creer. Leah dijo que era imposible que una persona tan aplicada y estudiosa como mi hermana pudiera consumir drogas, y aún peor: embarazarse; pero yo creo que así es la vida, siempre termina sucediendo lo que menos esperas.

—Tengo un problema— dijo Leah mientras nos veía preocupada

—¿Qué pasa?— preguntamos Emile y yo al unísono 

—Mi papá vendrá por mi para que lo acompañe a Walmart, no me podré ir con ustedes

—¿Emile podrías llevarme a mi casa?— pregunté apenada por causarle tantas molestias a Emile

Caóticos [Peligrosa obsesión]Where stories live. Discover now