XXIX.

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Mis brazos dolían pero no le daría el gusto a Guillaume de verme sufrir, trataba de mantener mi mente ocupada en otras cosas para que el tiempo pasara rápido

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Mis brazos dolían pero no le daría el gusto a Guillaume de verme sufrir, trataba de mantener mi mente ocupada en otras cosas para que el tiempo pasara rápido.

—Una clase, dos clases e incluso tres usted podría decirme que no pasa nada, que el tiempo de clases lo puede recuperar después, así que le pido de la manera mas atenta que continué en esa posición— exclamo Guillaume mientras me observaba y contaba el tiempo con el cronometro que traía en sus manos, sabia que por dentro el gozaba verme sufrir, guié toda mi fuerza a los brazos para no caerme y darle esa satisfacción al profesor.

—Le juro que no estoy sufriendo— conteste con voz débil, casi entre susurros

—Quien diga que un segundo es algo fugaz es porque no conoce este tipo de ejercicios donde se pone a prueba la resistencia— al decir eso el profesor comenzó a contar del uno al diez y cuando por fin llego al diez deje caer mi cuerpo al piso

—Odio las planchas— susurre

—Y las planchas la odian a usted por no hacerlo bien— respondió con sarcasmo —levántese Olivia que aun le falta mucho por hacer, recuerdo haberle dicho en sus clases anteriores que no es bueno faltar

—Profesor, se que no es excusa y que yo tengo un compromiso tanto con la escuela, con usted y conmigo misma, pero hay unos asuntos que traen mi cabeza dando vuelta y es inevitable dejarlos en el pasado

—A veces el pasado debe quedarse en el pasado para no interferir con el futuro, en su caso el futuro es esa competencia y si no se concentra podrá perder lo que con tanto esfuerzo ha conseguido.

Las canciones de Soviet Soviet comenzaron a sonar en nuestros oidos mientras Guillaume y yo haciamos la rutina de entrenamiento que consistía en correr, ejercicios de resistencia, estiramiento y un par de ejercicios de patadas.

—¡No!— grito Guillaume —te he dicho mil veces que esa patada no se hace asi, necesito que toda tu atención la pongas en mi

Guillaume se paró frente a mi y se recargó en la pared para mostrarme como se hacía la patada, si él supiera que durante las clases toda mi atención es para él se sorprendería.

—Intentémoslo— dijo tras de mi —vas a colocar la palma de tu mano derecha sobre la pared y tú te pararas de perfil, no frente a la pared y tampoco de espaldas, de perfil

Hice lo que Guillaume me pido y a cada instante que pasaba sentía como mi corazón se volvía una fiesta, cada latido de mi corazón era cada vez más rápido.

—Tu espalda debe ir totalmente derecha y tú pierna inclinada— su mano toco mi espalda para evitar que la encorvara o que al dar la patada se guiara en posición —ahora levanta tu pierna izquierda y vas a pegar con tu talón y mantente así— Guillaume tomó mi pierna y cuando esta estaba aún en el aire corrigió la posición girando un poco mi pie —tu patada debe ser alta, pero además de eso debe tener estética, debe verse totalmente recta tu pierna y eso solo lo lograrás flexionándo un poco la parte de tobillo

—Siento que en su otra vida fue un verdugo— exclamé con sinceridad

—¿Por qué lo dice?— preguntó con una pequeña risa

—Porque los entrenamientos son muy pesados— ya me había cansado de mantener mi patada firme

—Los podría hacer muy ligeros pero no le servirían de nada y yo confío en que dentro de usted existe alguien muy poderoso, así que el pasado déjelo donde se debía de quedar "en el pasado"— dijo haciendo énfasis en la última frase —y quizá si soy malvado, pero es porque espero mucho de usted— cuando termino de hablar tomo mi pierna y la alzo cada vez más alto haciéndome gritar de dolor

—¡Ya! ¡Y-ya!— chille — duele, se lo juro que duele— sentía que una pequeña lágrima de dolor recorría mi mejilla —ya— pronuncie con dificultad

—Cuente hasta diez

—Uno... dos... tres— conté del uno al diez pero cada vez se me hacía mas difícil seguir hablando, el estiramiento de mi pierna dolía a más no poder — diez ¡diez!— grite cuando por fin termine de contar Guillaume soltó mi pierna y al fin pude descansar

—Necesito que lleves tu cuerpo al límite— susurro detrás mío

Di medio giro para quedar frente a frente con el profesor Guillaume y en un arranque junté mi cuerpo al suyo para hundirnos en un beso tan pasional como los romances prohibidos.

Pensé que Guillaume no respondería a mi beso, pero enredo su mano en mi cabello, me acerco aun más a él, continuo el beso, ambos sabíamos que nos estábamos metiendo en algo prohibido pero no nos importó porque la intensidad de cada uno de los sentimientos encontrados podía más.

—Nunca nadie llegaría a pensar todos los deseos ocultos que esconde tras ese rostro tan inocente — hablo Guillaume cuando al fin nos detuvimos

—Olivia— Guillaume me llamo la atención haciéndome despertar de mi tan intenso pensamiento —la clase ha terminado

No podía mirar a los ojos a Guillaume sin sentirme apenada por todos esos pensamientos y sueños donde Guillaume era el protagonista, tome mis cosas me despedí del profesor y salí lo mas rápido posible de la escuela, necesitaba tomar aire fresco para remover esas tontas ideas.

Caóticos [Peligrosa obsesión]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin