VII.

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Perder a la persona que te ha acompañado durante toda la vida no es algo sencillo y la muerte de Holly me afectó de todos las maneras posibles, primero verla pálida en un ataúd es una escena que aún no logro superar, días después el ver su habitac...

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Perder a la persona que te ha acompañado durante toda la vida no es algo sencillo y la muerte de Holly me afectó de todos las maneras posibles, primero verla pálida en un ataúd es una escena que aún no logro superar, días después el ver su habitación sola, sin ningún rastro de ella hacia que mi piel se estremeciera al recordar que nunca más la volvería a ver y por último esta mi padre, quien no logro soportar que su hija mayor muriera asi que el camino más fácil fue huir.

Uno puede vivir sin un papá, realmente es sencillo; pero sin una madre no, ¿se imaginan crecer sin mamá?  yo no me lo imagino, porque aunque la mía trabaje la mayoría del tiempo es mejor tenerla a ratos que no tenerla.

Mi padre se fue por ocho meses en busca de la paz que necesitaba su interior para superar la muerte de su hija, y aunque estoy segura de que mi papá quería morirse en el momento en el que vio el cuerpo sin vida de Holly, ella se quedó conmigo.

—¿Te preparó el desayuno Olivia?— preguntó mi padre quien estaba sentado en el sillón leyendo el periódico mañanero

—No gracias, desayunaré en el comedor del colegio

Tenía unas ganas inmensas de abrazar a mi padre y decirle cuanto lo amaba, que sin importar nada sabríamos salir adelante, pero mi orgullo fue más grande, así que camine a la cocina y tome una manzana verde para el camino a la escuela.

—Espero que al llegar ya no estés aquí— exclamé y salí de la casa sin esperar una respuesta de su parte.

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La escuela estaba repleta de alumnos disfrazados con motivo de Halloween, algunos con disfraces ingeniosos otras con el típico puti-disfraz de diablita y luego estaba Thomas recargado sobre su motocicleta vistiendo unos jeans casuales, una playera gris y un saco negro se que cualquier mujer que lo vea en este intante se derretiría ante tal vista.

—Perdón por hacer que huyeras por la ventana— confesé apenada

—Me gusta la adrenalina Liv— dijo regalándome una bella sonrisa —¿como sigue tu mejilla?— preguntó pasando su mano por la mejilla donde mi padre me había pegado luego de gritarle

—Bien, no fue nada del otro mundo

Ver a mi papá desestabilizó mis emociones, así que ayer que llego a mi casa no pude evitar gritarle y reclamarle su abandonó, tanto él como yo no estábamos preparados para volvernos a ver, lo saque de quicio y me soltó una cachetada argumentando que él era mi padre y por lo tanto no tenía derecho a reclamar nada.

—En la plaza que está a un lado del cine vi unos disfraces perfectos para nosotros

—¿Ah si? ¿Y de que son?— pregunte curiosa

—Sexys piratas— no pude evitar soltar una carcajada —no te burles— Thomas me abrazo para evitar que mi risa se escuchara en toda la escuela, me encantaba cuando él me abrazaba porque era aún más algo que yo y eso hacia que yo pudiera recargar mi cabeza sobre su pecho —te juro que son muy lindos, traen accesorios y se verán geniales en la fiesta

—¿Qué fiesta?—pregunte incrédula, pues desde mi aislamiento no recibí invitaciones a fiestas

—Iremos a una fiesta Liv— aunque eso parecía una orden, fue lindo que Thomas me incluyera en sus planes— no eres la única que se separó de Abby y su clan, cuando tú te apartaste de mi tenía que buscar alguna distracción que ocupara el tiempo que solía usar contigo, así que entre a un club

—¿De prostitutos?— susurre tan bajo que solo yo pude escucharme

—Y la fiesta será de ese club, quiero que seas parte de mi vida Liv, así que me parece justo que conozcas a mi grupo social

—¿Qué hay de Abby?—me atreví a preguntar

—Ella y yo no somos nada Liv, ya te había dicho que todo se quedó en algo casual y supongo que sabe que tú y yo tenemos ondas, los chismes en esta escuela se difunden más rápido que la velocidad de la luz

—Tu y yo tampoco somos nada— exclamé cabizbaja

Thomas se quedó algunos segundos sin hablar analizando la situación y cuando por fin iba a abrir la boca para responderme el timbre de la escuela sonó.

—Hablamos al rato, te veo aquí a la salida— me dio un pequeño beso en los labios y salió corriendo hacia su clase

Así como la de la responsabilidad no era algo que me caracterizara la puntualidad tampoco, mientras todos apresuraban sus pasos hacia los salones de clase yo me tome la libertad de caminar lentamente a los casilleros pues necesitaba sacar un libro para  la clase, y por fortuna mi casillero quedaba cerca del salón.

Abrí el casillero, y al momento de abrirlo una hoja de cuaderno doblada a la mitad cayó al piso así que la recogí y la abrí para leer lo que contenía, di una mirada rápida en busca del remitente pero no había nada.

Seguí leyendo y conforme más leia un escalofrío recorría mi cuerpo era como si mi alma saliera de mi.

Caóticos [Peligrosa obsesión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora