YANDERE BOY'S

APASIONADO CONQUISTADOR

"Mi amada... ¿Te hice daño? ... No claro que no.... Tú me amas... Yo te conquiste... Todo de ti es mío.... Tú territorio y corazón..."

España era un hombre apasionado, sin duda, un país que, hacia miles de cosas con pasión y alegría, incluso con entusiasmo; pero a veces, esa pasión puede significar que algo puede ir más allá, esa pasión puede estar de forma equivocada.

Siempre se decía a sí mismo que era un país apasionado, lleno de historia rica y moral fuerte, pero ahora, nada de eso ni siquiera comprende sus pensamientos. Ya no más.

Todos los pensamientos del pasado, de ser el país amable y gentil fueron arrojados al viento cuando la gente comenzó a volverse contra ellos mismos, cuando su gente comenzó a herirlo de formas inexplicables para él.

Era demasiado doloroso para él mirar, así que se escondió, pensando que podía esconderse del problema. En consecuencia, él comenzó a cambiar también. Con la gente creciendo mal, corazones manchados, no pudo evitar comenzar a sentir las mismas emociones nublando su sentido de la razón y juicio, ya no era más aquel alegre país, ahora era solo la sombra de eso...

Cada guerra, cada levantamiento, cada conquista que había realizado, lo había hecho más poderoso que cualquier otra nación. Sin embargo, algo le faltaba, sí, expandirse a nuevos horizontes.

Como toda nación fuerte comenzó a preguntarse qué era lo que había al otro lado del mar, que tierras extrañas y preciosas habría después de cruzar esas aguas. Sin demora, convoco y mando expediciones a lo largo y ancho de sus aguas, quería encontrar lo que muchos viajeros habían descrito como la India.

Muchas expediciones salieron de la nación española, pero ninguno de ellos pudo encontrar lo que buscaban. Pasaron años, España comenzaba a desesperarse y su humor lo hacía cada vez más insoportable incluso para Romano, quien se encontraba a su lado.

- No lo entiendo Romano, que acaso no habrá nada más allá de las aguas azules que se elevan hacia el infinito.

- Oh bastardo, - decía con su tono de siempre – ya cálmate, si tanto ansías saber qué hay del otro lado ¿porque no te embarcas en la próxima expedición que envíes? – decía irritado.

Tal como si Romano, hubiera pronunciado palabras mágicas, un barco pronto estuvo a la vista, si ese barco tan solo no hubiera arribado... Si ese barco tan solo se hubiera hundido... O si tan solo ella no hubiera sido buena con aquellos extranjeros...

.... Aquel barco era signo de devastación, de horrores futuros que nadie podría entender...

España fue el primero en llegar a visitar el Nuevo Mundo, las fascinantes cosas que le habían contado sobre él sus exploradores lo hacía ver como un mundo exótico y único, un paraíso que sin duda debía ser para él.

España se había embarcado tan pronto reunió fondos para otra expedición. Dejando a Romano solo en su casa, sin temer que él escapara o lo abandonara, el chico a pesar de todo lo necesitaba y eso él lo disfrutaba.

Paso varios días al mar observando y disfrutando el oleaje de las aguas hasta que encontraron tierra. Cuando España por fin arribo al continente americano, le pareció que era diferente del resto del mundo, tenía muchas tierras fértiles y una gran variedad de alimentos exóticos, plantas que jamás en su vida había visto y hermosos parajes.

Comenzó a recorrerlo de pies a cabeza, marcando lo que pasaría a formar parte de su territorio, asombrado recorría todos los parajes y en cada uno de ellos noto que ya había alguien ocupando lo que él decía eran sus tierras.