Epílogo

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Advertencia: este extra ocurre tres años después del final de Narciso. Osea, han pasado unas cuantas cositas desde entonces.

Nervios mezclados con emoción

6:00pm

He aprendido que, cuando dejas de esforzarte por buscar aquella belleza que no se consigue en los espejos, la encuentras por doquier. Y es que hay tantos tipos de hermosura en el mundo, tanta belleza atrapada en distintos tipos de flores...pero solo cuando ignoras los gritos de las rosas diciendo que ellas son las más hermosas, cuando obvias los sollozos de los tulipanes aclamando que son preciosas, cuando el narciso deja de creer que es el retoño más lindo, te das cuenta de lo bello que resulta ser el prado entero.

Solo cuando encuentras la fuerza para ver más allá, logras notar todos los tipos de belleza que existen en el mundo.

Esa fue la lección más valiosa que aprendió él y, luego de tres años en los que encontró la fuerza para ver belleza en sus debilidades, todavía vivía de los aprendizajes que un adefesio le permitió entender. Gabe Bacher seguía siendo músculoso, pero ya no daba miedo. Es más, ahora sus ojos ya no eran el único detalle dulce en su ser. Su sonrisa también le agregaba amabilidad, pues era tan sincera que se contagiaba con facilidad. Era un hombre distinto al que dejó en el pasado.

Un hombre que dejó de buscar belleza en cristales para así poder encontrar algo mucho más hermoso.

Introdujo la llave en la perilla de la puerta, y la giró sin soltar las bolsas que cargaba en su mano izquierda. Estaba ligeramente emocionado por la decisión que había tomado, pero también bastante asustado. Todavía habían pedazos de su antiguo él que lo asechaban, demonios que a veces querían arrastrarlo hasta la oscuridad en la que alguna vez vivió. Por suerte, había encontrado la fuerza para lidiar con ellos. Sabía combatirlos, aprendió a defender al hombre en el que se había convertido.

Además, no estaba solo en su lucha. Alguien lo ayudaba a mantenerse cuerdo...aunque, la mayoría de las veces, lo volvía loco.

-¡Llegaste! -él escuchó la voz responsable de los latidos acelerados de su corazón. Sonrió al instante y se volteó para encararla a ella -. ¡Oh, gracias al cielo! Ya estaba tan fastidiada que comencé a hablar conmigo misma. Y, ¿te digo algo? ¡Nunca me callo! No sé como me aguantas, quería sellarme la boca luego de media hora escuchándome parlotear.

Él soltó una leve carcajada, ya no le impresioban las locuras de Cloe, solo le daban risa. Dos años y medio de relación, y un año viviendo juntos les permitió construir una historia mucho mejor que la que escribieron la primera vez que se encontraron. El amor entre ellos crecia sin espejos de por medio, ni inseguridades molestas que los separaban.

Ella se acomodó mejor en el sillón, dejando de lado la gran pila de libros que la rodeaban. Estaba estudiando un postgrado en L.A, y le encantaba cada detalle de su carrera. No obstante, prefería la compañía de su narciso favorito. Le sonrío hasta mostrar sus hoyuelos, lo que había entre ellos era tan hermoso que me daría envidia narrarlo si tan solo no supiera todo lo que atravesaron para llegar a este momento en particular.

Pero como sé todo lo que vivieron, no me da envidia. Tan solo...me llena de satisfacción.

-Si es cierto que hablas mucho -le dijo él acercandose hasta ella -, pero me encanta escucharte.

-Ah, eso es porque estás muy enamorado de mi -soltó ella, con diversión en su voz -. Te tengo loquito, narciso.

-Eso no es nuevo -rio él. Luego, desvió la mirada hacia el espejo justo frente a su cama.

Narciso || P.E #2Where stories live. Discover now