❝ My Strawberry Princess ❞ || MiChaeng

→ Celos y Prince

Había pasado ya un día desde que el pequeño cachorro blanco se había integrado a la vida de la joven pareja.

Aún no tenía un nombre, Mina prefería dejar que Chaeyoung le pusiera el nombre ya que ella no era muy buena con estos.

— ¡Princesa vámonos ya! — Llamó Mina.

Irían a buscar que comer ya que ambas eran muy malas cocinado y por eso preferían salir a algunos restaurantes cercanos. El cachorro se tendría que quedar en casa solo por algunas horas hasta que sus dueñas regresaran.

Chaeyoung bajó observando a Mina apoyada en la pared.

— ¿Como me veo Minari? — Preguntó Chaeyoung sonriendo y guiñándole el ojo a su mayor. Mina solo río al ver a su chica de manera tan juguetona.

— Hermosa, como siempre. — Le contestó la japonesa. Se despidieron de su "hijo" y caminaron por las calles de la ciudad en busca de algún restaurante que les llamara la atención.

A simple vista, no había nada apetecible para ellas. Se habían cansado ya de comer ramen instantáneo. Chaeyoung comenzaba a desesperarse, en estos casos solía tener muy poca paciencia. Mina estaba en su mundo observando cada lado en búsqueda de algún restaurante que no hayan probado aún.

— ¡Minari tengo hambre! — Le dijo Chaeyoung desesperada.

Sinceramente a ninguna de las dos les llamaba la atención los locales cerca de su casa. Una idea llego a la cabeza de Mina, posiblemente una muy mala, pero al menos se ahorraría más dinero. Siempre era ella la que pagaba, rara vez Chaeyoung pagaba la cuenta.

— ¿Quieres que te cocine algo? — Propuso Mina con ilusión, incluso sonreía. Haría un esfuerzo para que su comida quedara deliciosa, solo para Chaeyoung.

— Amor. ¿Sabes que te amo? — Mina asintió—. Entonces por tu bien te digo que mejor no lo hagas.

Y fue cuando Chaeyoung mató las esperanzas de su mayor.

•••

Habían terminado comprando pollo en el supermercado. Mina aún así no se dió por vencida, ella le cocinaría a Chaeyoung. No le importaba si se le quemaba, sabía que su chica aceptaría el lindo detalle aunque estuviera a punto de vomitar por dentro.

Ya estaban pagando todo, Mina solo firmaba un papel pero Chaeyoung observaba como el cajero miraba a su novia. ¡La estaba devorando con sus ojos enfrente de ella!

Hizo lo primero que se le ocurrió, tomó un chocolate y tocó el hombro de la mayor.

— Minari, ¿me compras un chocolate? Por favor. — Dijo ella con aquella voz infantil.

— Claro bebé. — Chaeyoung miró al chico de la caja que tenía la boca abierta. Al parecer su estrategia había funcionado. El muchacho había apartado la vista de Mina.

Tomó el chocolate ya pagado y se alejó del lugar dando saltitos.

— ¡Te espero afuera Minari! — Le gritó Chaeyoung.

Mina por otro lado, le devolvió el lápiz al chico y esperó por su cambio. Había pagado en efectivo.

— Su amiga es...rara.—  Murmuró el chico recibiendo la fría mirada de Mina.

Tomó su efectivo de mala gana y le dió un último vistazo al chico.

— Es mi novia. — Fue lo único que dijo Mina para luego salir del supermercado.

••••

El platillo que la japonesa había preparado no estaba tan malo como Chaeyoung esperaba. Aún así podía estar mejor pero decidió no quejarse.

Mina lavaba los platos mientras que la menor miraba la televisión en la sala de estar. El cachorro blanco lamió el tobillo de Chaeyoung haciéndola recordar que aún no tenía un nombre para él.

Debía ser uno fácil para que a Mina no se le complicara.

— ¿Qué te parece Prince? — Le dijo Chaeyoung al animal el cual movía su colita de un lado a otro, este volvió a lamer el tobillo de la menor.— Es oficial, tu nombre es Prince. — Aseguró la coreana con alegría.

Mina se asomó por el marco de la puerta.

— ¿Se llama Prince? — Preguntó Confusa. — Un poco raro. — Dijo ella pero Chaeyoung le sacó la lengua. Dejó el plato de lado y tomó al cachorro poniéndolo en su regazo.

— No la escuches Prince. Seguramente Minari te hubiera puesto un nombre aburrido, así como ella. — Mina río pero le dió un pequeño golpe en la nuca a su novia.

— ¡No soy aburrida! — Protestó Mina con un puchero que fue borrado de sus labios al ser besados por Chaeyoung.

— No importa, eres nuestro hijito de nombre raro y vives con dos raras más. — Dijo Chaeyoung acariciando el pelaje blanco de su mascota.

Mina sonrió. Por su mente pasó un imagen de cómo sería Chaeyoung con sus hijos. Sin duda alguna sería una gran madre.

— Chaeyoung. — Llamó Mina.

— ¿Dime, amor? — Chaeyoung volteó a verla con una sonrisa, contagiando a la nipona a sonreírle también.

— Te amo princesa. — Dijo para luego sellar sus labios con los de su amada.