→ We still got time

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Luego de la sorpresa de Mina a Chaeyoung, la pareja salió del lugar tomadas de la mano. Ya era tarde, y por esto la la luz de la luna iluminaba a las chicas.

Mina no decía nada, estaba demasiado sumida en sus pensamientos. No lograba reaccionar antes las palabras dichas por su novia

"Cásate conmigo, Myoui Mina."

¿Hablaba enserio? Ni siquiera llevaban un año de relación. No es que no quisiera hacerlo, todo lo contrario. Aceptaría sin siquiera pensarlo dos veces, pero esta vez no era así.

Casarse jamás fue una idea clara para Myoui, pocas veces había rondado eso por su cabeza.

Sentía miedo, miedo a comprometerse.

— M-Minari, no...no has dicho nada aún. ¿T-Te encuentras bien? — Habló Chaeyoung con su voz temblorosa. Quizá había sido demasiado para su mayor.

No recibió respuesta de Mina, y con esto la coreana ya estaba a punto de dejar caer sus lágrimas. ¿Acaso fue muy repentina? ¿Mina no quería estar con ella? ¿Mintió cuando dijo que quería una eternidad con ella?

¿Acaso todo era una mentira?

Fueron tantos los repentinos pensamientos de Chaeyoung que sus lágrimas salieron por sí solas, al igual que un pequeño sollozo que no pasó desapercibido por Mina.

— ¿Chaeyoung? ¡Amor! ¿Qué sucede? — la japonesa rápidamente acunó el rostro de Chaeyoung con sus manos

Observó con detenimiento los ojos marrones de su novia, estaban apagados...dolidos principalmente.

De un momento a otro las cristalinas lágrimas de Chaeyoung comenzaron poco a poco a mojar las manos de Mina

— Chae, amor responde. ¿Hice algo mal? — Los nervios de la extranjera tomaban el control de su cuerpo. Su menor solo lloraba en silencio mirándola a los ojos, transmitiendo su dolor con el paso de los segundos.

— ¿Acaso lo nuestro está mal? ¿Solo finges estar conmigo, Mina? — Susurró Chaeyoung bajando su cabeza, ahora su mirada se encontraba en sus pies.

— ¿Qué? Chaeyoung, claro que no, ¿Por qué piensas eso?

— ¿No quieres casarte conmigo? — Preguntó la coreana quien jugaba con sus dedos.

Mina tomo el mentón de su menor forzándola a verla a los ojos. Aquellos ojos marrones cristalizados. Chaeyoung se sorprendió al ver cómo Mina mordía su labio inferior, en un intento de callar un sollozo.

— ¿Te estás escuchando? Chaeyoung, creo que dejé en claro que quiero vivir una maldita eternidad contigo. No me veo en un mundo, en una realidad donde no existas tú. Chaeyoung, tú eres todo lo que necesito en mi vida. Contigo soy capaz de cualquier cosa, tú te has convertido en la razón por la cual existo, porque estoy destinada a estar contigo. Lo sé — Sonrió con lágrimas bajando por su rostro.—  Chaeyoung, acepto casarme contigo. Sin siquiera pensarlo te digo que sí, pero, quiero que entiendas esto; vivimos en un país que no comprende que el amor es amor. Lastimosamente no podemos casarnos de la manera en que tú deseas, aún así te digo que tenemos tiempo. Tenemos tiempo de salir en un infinidad de citas, disfrutar de cada pequeño pedazo de nosotras. Tenemos tiempo para terminar de conocer cada rincón prohibido de nuestros cuerpos. Aún tenemos tiempo para todo — Finalizó para luego sellar sus labios con los de Chaeyoung.

••••

Los brazos de la japonesa envolvieron la cintura de Chaeyoung con cuidado, atrayéndola aún más a su cuerpo.

Ya habían llegado a su departamento y Mina quería demostrarle a Chaeyoung lo que sentía por ella. Aprovecharía está oportunidad para demostrarle cuánto la ama.

La tomó de sus muslos haciendo que está abrazara su cintura con sus piernas en un acto inconsciente y casi automático

— M-Mina...— habló nerviosa Chaeyoung. Sabía muy bien como terminarían.

— Déjame amarte Chaeyoung, por favor, déjame amarte como nunca nadie te ha amado — Susurró Mina en su oído.

La japonesa no obtuvo respuesta alguna, así que solo puso marcha a la habitación donde la recostó con delicadeza.

Las mejillas de Chaeyoung estaban rojas a causa de la mirada de Mina. Fue cuestión de segundos cuando la extranjera se encontraba besándola de nuevo, con su peso el uso era apoyado a un lado de la contraria.

En la habitación solo se escuchaba el sonido de sus labios, aquel sonido que fue Chaeyoung la causante de romper

— Minari...— jadeó de manera tierna en el oído de su mayor que se encontraba ocupaba besando su cuello, donde mordía y succionaba dejando pequeñas, pero aún visibles, marcas a lo largo de este.

La japonesa poco a poco fue levantando la camiseta de su pequeña, sin dejar de darle atención a su cuello, asegurándose de que Chaeyoung realmente quería aquello.

— Déjame amarte, déjame demostrarte cuanto te amo — pidió nuevamente Mina.

— M-Mina...yo...

— Estarás bien, yo te cuidaré — aseguró entrelazado su meñique con el de Chaeyoung.

Era una promesa que jamás sería rota.

En esa noche, ambas chicas se amaron como nunca antes. De manera lenta y tranquila. Mina fue muy cuidadosa en cada momento con Chaeyoung, la tocaba de una manera tan gentil pero fugaz que hacía que la coreana perdiera poco a poco la cabeza.

Esa noche, Myoui Mina le demostró que sin duda alguna su amor no era un juego.

Con cada beso que dejaba en la blanquecina piel de Chaeyoung le decía cuanto la amaba.

Myoui Mina la amó junto a cada centímetro de su tersa piel. Ella era dueña del cuerpo de Chaeyoung, no solo de su cuerpo...también de su corazón.

Mina era la dueña de Chaeyoung, y nadie cambiaría eso.

❝ My Strawberry Princess ❞ || MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora