Capítulo 11

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—Samuel—gemía Ethan mientras Samuel le penetraba en su coche, coche que iba conducido por su chofer, una delgada ventana de cristal tintado los separaba pero estaba convencido que les podía escuchar perfectamente.

Se empujaba en su interior mientras le besaba, y Ethan estaba empezando a perder cualquier tipo de control sobre sí mismo, ¿a quién quería engañar? Hacía tiempo que se había ido para no volver.

—Bebé, gime.—Le pedía, ese hombre estaba obsesionado con escucharlo mientras lo follaba.

Ethan se enfocó en los ojos grises de Samuel, y soltó un grueso gemido que el otro se bebió.

Un par de estocadas más y ambos estaban corriéndose, Ethan fue sentado sobre su regazo mientras ambos retomaban sus respiraciones con normalidad.

Samuel limpiaba su cuerpo, algo que sabía no permitiría si Ethan estuviera en su cama, pero esta vez habían compartido trayecto para acompañarlo a la Universidad aprovechando que el mayor tenía una reunión por la zona.

Cuando el edificio conocido de su facultad se hizo visible, Ethan acomodó bien su ropa para después darle un beso a Samuel.

—Llegaré a casa a las 8—le dijo este.

Ethan volvió a sentarse.

—Esta noche no voy a poder ir, he quedado con mi hermano—dijo algo inquieto.

Samuel lo miraba con aquel rostro suyo que no le gustaba nada, aquel del primer día, no ese dulce que le mimaba y consentía, o aquel otro que lo devoraba hasta hacerlo ver las estrellas de placer.

—Te lo dije ayer—se excusó Ethan.

—No pasa nada—dijo Samuel volviéndole a sonreír atrayéndolo a sus labios—¿Vendrás a dormir?

Ethan se lamió los labios, eso dependería de si John se quedaba con él o no.

—Aún no lo sé.

—Llama a Steve si quieres venir.—Samuel se centró en algo que acaba de llegar a su teléfono móvil y Ethan tan solo se quedó mirándolo hasta que este volvió a mirarlo, el pecho de Ethan siempre latía de más cuando Samuel le miraba, no solo cuando le deseaba, sino cuando le miraba de verdad.

Samuel sonrió y Ethan le dijo que avisaría a Steve en cuanto pudiera.

Salió del coche cerrando su abrigo, comenzaba a hacer verdaderamente frío.

Vio como el coche se alejaba, hacía días que la "semana de prueba" había pasado.

Ethan estaba nervioso, había quedado esa noche para cenar con John y David, como siempre habían hecho cuando vivían juntos.

La fiesta de compromiso de Lucas sería ese fin de semana, y luego John había dicho que se iría, compaginar su acuerdo con Samuel y su vida normal con su hermano en Londres se estaba convirtiendo en un juego de malabares.

Desde el día que Samuel fue a la residencia, la relación entre ambos había tomado otro cariz.

No llevaban ni 15 días juntos, pero al saltarse todas las trabas de las inseguridades de los inicios, ellos habían llegado a un punto en el que nunca se había encontrado Ethan.

La cotidianidad de sus días juntos, cuando Samuel ojeaba informes en el sofá de la mansión cargando a Ethan en su regazo mientras este miraba alguna serie en la televisión.

Sus desayunos en la cocina que preparaba Ethan con sumo cuidado. Las risas en la ducha, y los besos, siempre los besos, que Samuel le robaba antes de marcharse.

Sugardaddy: Londres (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora