Capítulo 39

7.4K 591 73
                                    


El rostro de John estaba cubierto de sangre, sus ojos que se habían cerrado por el impacto fueron abiertos de nuevo.

Completamente desnudo, congelado en una atroz situación notaba el peso caer contra él.

La noche había empezado mal, muy mal, pero sin duda iba a acabar peor.








Cuatro semanas antes.


David estaba estudiando para los exámenes finales, en su segundo año y ya instalado en Edimburgo con John, había mejorado bastante sus notas.

Samuel le había eximido de entrar plenamente a la empresa hasta que acabara sus estudios.Y David se lo agradecía.

Las cosas iban bien, o al menos eso había pensado hasta el momento, porque John cada vez estaba más tenso y no quería hablarlo con él. Solo le decía que era por su trabajo.

David no era idiota, sabía que los rusos estaban detrás.


Niko seguía acompañándoles, pero a David le costaba verle como una amenaza. En todos esos meses habían forjado lo que a él le parecía una nueva amistad, y era el nerviosismo de este lo que más le preocupaba. John no estaba acostumbrado a trabajar en ese mundo, Niko sí, y tener a un ruso mafioso nervioso no era algo bueno.

Cuando vio entrar a Niko por la cafetería en la que habían quedado y sus ojos cargaban culpabilidad, ya no pudo quedarse con la simple versión de John.

—Cuéntame qué está pasando—le pidió.

—Eso es algo que deberías hablar con tu novio, no soy yo quien debe contártelo.

El asunto cada vez pintaba peor, y David en aquella tesitura no sabía cómo actuar ni a quién pedir ayuda. ¿Por qué John no se lo contaba?

—Ojalá pudiera hacer más.—Aquello aunque fue dicho en voz alta parecía haber sido dicho solo para sí mismo. David contempló al ruso preocupado.

—¿Es por dinero? No he tenido tanto en toda mi puta vida, ese no puede ser el problema.

Kotenok, no está bien que vayas diciendo esas cosas por ahí, podrían tratar de secuestrarte—el ruso le sonrió —, otra vez.

—O sea, que no es dinero y quieres que me lo cuente él.—David se mordía el dedo índice dándole vueltas a las cosas, una y otra vez.

—¿Drogas?

—Tu novio es demasiado estirado para eso.

Quizás no se lo dijera abiertamente, pero al menos estaban cerrando posibilidades.

—Sexo—lo dijo más por decir que porque lo contemplara como una opción, pero la mirada huidiza de Niko le congeló la sangre.

—¿Os estáis acostando?—preguntó casi en un hilo de voz.

—Nunca te haría eso.—Eso significaba que no era con él, ¿a quién demonios se estaba follando su novio?

—Entiendo que quieras protegerle, pero tu amigo soy yo. ¿Quién es?

David estaba realmente enfadado, nunca hubiera imaginado que John fuera capaz de serle infiel.

—No es tan sencillo, ya te lo he dicho, ojalá pudiera ayudaros.

—Eso me vale una puta mierda—estalló David.

Podía pasar por muchas cosas, pero no estaría viviendo un engaño, miró a Niko y se quedó aún más frío.

—¿Le están obligando?

De nuevo mirada huidiza, ¿cómo no se había dado cuenta? ¿Qué tipo de persona era? Las manos le sudaban.

—Tenemos que llamar a la policía—concluyó sacando su teléfono.

—Ya sabes que las cosas, aquí, no funcionan así.

—Mierda.

—David, habla con John, por favor, no soy yo quien debe contártelo.

—Y una mierda, tú lo sabes, él no me lo quiere contar. Tengo que saberlo.

—Solo te diré que es muy difícil decirle no a mi jefe, y cuando se encapricha con alguien siempre, créeme, siempre lo tiene.

David se levantó de golpe, tirando la silla. Él con sus malditos exámenes y John sufriendo acoso, ¿cómo?

No sabía qué hacer, pero lo que estaba claro es que tenía que hablar con John, ya, cogió su teléfono y le llamó.

—¿Ha pasado ya?—se giró para preguntarle a su amigo ruso.

—No.


—John—suspiró cuando el otro descolgó la llamada.







Sugardaddy: Londres (I)Where stories live. Discover now