Capítulo 27

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Richard miraba desde su escritorio las vistas desde SHC, su despacho junto con el de Samuel, era uno de los mejores de la torre de la compañía.

Las vistas del puente de Londres lleno de turistas siempre eran hermosas. Toda aquella gente maravillada de la arquitectura de su ciudad apreciando las vistas y el singular espacio.

Debía reconocer algo avergonzado que él nunca había pasado por allí paseando de un modo tranquilo y relajado.

Habían pasado tres semanas desde que volviera de Edimburgo, tres semana donde Lucas había pasado todas las noches con él.

Era consciente del número de horas que ambos pasaban trabajando, y por primera vez en su vida deseó tener una profesión, o quizás un puesto de trabajo, al que dedicar menos horas. Aunque para ello tuviera que raptar a Lucas del suyo.

Su imaginación corrió sobre ese terreno, su sonrisa se reflejaba en la pantalla oscura de su ordenador portátil olvidado.

Sin duda iba a orquestar un secuestro, largo y duradero. Su adicción al trabajo había sido absorbida por una adicción mayor, Lucas.

Jamás, y bajo ningún concepto, negaría que el sexo con el rubio alcanzaba estadios desconocidos aún para él. Era único, pero también lo eran todos aquellos sentimientos que venían asociados a su presencia.

¿Cuándo se había imaginado él haciendo turismo con un Lucas observador de la mano?

La respuesta era clara, nunca; ni con él ni con nadie.

Quería pasear con Lucas de la mano por las calles de Londres, quería cenar con él todas las noches y hacer algo tan común como ir al cine.

Si alguna vez había querido hacer aquello en su adolescencia o juventud, no lo llegaba a recordar. Sus relaciones no duraban tanto y estaban muy limitadas en espacio y tiempo. La ausencia de ropa también era significativa.

—Tienes esa cara de tonto enamorado—escuchó desde la puerta. Samuel parecía volver a ser él mismo, y Richard no tenía constancia de que el joven de los Savidge y él hubieran vuelto a verse.

—¿Te apetece ir a tomar un café?—le preguntó saltando la obviedad de su estado.

—Venía a secuestrarte para tomar uno.

Ambos abandonaron las oficinas y fueron a su café preferido de la zona.

—¿Ha suspendido su compromiso con Beth?—Aquel era un tema que le generaba conflicto, realmente le importaba poco si Lucas estaba comprometido o no, estaba con él, todas y cada una de las noches. Era suyo y no de Beth, pero aún así no tenía noticias de que el compromiso se hubiera roto.

—Imagino que lo hará en algún momento. —Al menos eso esperaba—En cualquier caso, es su vida.

—También es la tuya, amigo.

Tomó un sorbo de veneno negro, sí, también era la suya. Nunca se había sentido tan posesivo, era dominante, sí. Pero lo que su amante de turno hiciera con su vida no solía ser su problema.

El uso del "nunca", dejaba de ser exclusivo, los nuncas comenzaban a borrar sus límites desde que Lucas había llegado.

—No puedo obligarle, las cosas llevan su tiempo.

—Richard Taylor enamorado, no puedo decir que no me alegre.—Le sonreía su mejor amigo, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. Samuel pensaba que él también había estado enamorado de Ethan.

En cualquier otro momento, Richard hubiera desestimado que aquello pudiera ser amor, ni siquiera veía a Samuel capaz de algo así; pero la propia experiencia le hacía callarse la boca.

Sugardaddy: Londres (I)Where stories live. Discover now