Capítulo 21

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David había visto como Richard había abierto su ordenador portátil después de decirle que ambos irían a Edimburgo.

Después del shock inicial de saber que John estaba herido había estado hablando con Ethan. Estaba claro que algo tenía que ver Samuel en aquello o Richard no tendría aquella urgencia.

Cuando colgó, el hombre ya estaba enfrascado en la búsqueda de billetes y hotel para esa misma noche.

Le había dicho a Ethan que iría, y aunque lo sentía y estaba preocupado por John aquello le parecía una cruel broma del destino.

¿Ahora que estaba comenzando a sacar la cabeza de toda aquella mierda con John? ¿En serio?

—¿Quieres pasar por la residencia a coger algo de ropa?—le pregunto Richard, y David asintió.

Su avión salía en solo un par de horas, sorprendido por la rapidez con la que Richard había solucionado todo.

Un coche deportivo dormía en el sótano del edificio, David no había estado jamás en algo tan potente y en cierto modo, tan erótico.

Richard estaba completamente serio, y el viaje hasta la residencia fue en completo silencio.

Fue solo hasta la habitación, y como una bofetada lo que había sucedido allí le golpeó.

El rostro lleno de furia de John, como a alguien a quien conocía tan bien le cambiaba la expresión hasta tal grado de convertirlo en una pesadilla.

Lo que habían hablado por teléfono, lo enfadado que había estado John cuando David le colgó.

No era su culpa, no era su culpa, se dijo varias veces.

No lo era, ¿cierto?

Cogió un par de camisetas y pantalones, algo de ropa interior y sus cosas de aseo.

No necesitaba más, con una pequeña mochila salió de aquel lugar dudando sobre su responsabilidad para con lo que le había sucedido a John.







Richard miraba su teléfono móvil, si el hermano de Ethan estaba en el hospital, la cosa era grave.

Samuel no había vuelto a llamar, y mientras esperaba a David sacó un cigarrillo y lo encendió. No fumaba nunca en su coche, le gustaba el fuerte olor a cuero de la tapicería. Pero lo hacía sin dejar de mirar su teléfono con un contacto abierto, necesitaba llenar sus pulmones de nicotina.

Lucas era el mejor amigo de John, ¿querría saber que su amigo estaba en un hospital? ¿Querría aceptar volar con ellos hasta Edimburgo?

La despedida en su casa había sido todo menos cordial, pero no iba a negar que estaba barajando cualquier posibilidad para volver a tenerlo cerca.

Era como una mala droga, la deseabas como un loco y cuando la tenías el subidón era genial, su posterior ausencia era lo que te convertía en un adicto.

Vio llegar a David, a ambos parecía que sus planes se les estaban truncando.

Guardó su teléfono, y miró al chico, maldito destino, con lo sencillo que sería tener a David, cuidarlo y llenarse de la alegría que el más joven sabía tener.

Arrancó el coche, y miró a David.

—Creo que deberías llamar a Lucas—David se giró sorprendido—, al fin y al cabo es su mejor amigo, ¿no?

Si tenía algo que decir, no lo dijo. Sacó su teléfono y buscó el contacto.

El pulso de Richard se disparó, su mente voló al cuerpo del rubio, su boca y su ácido veneno.

Sugardaddy: Londres (I)Where stories live. Discover now