Capítulo 31

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John no podía creerlo, de hecho no lo había creído hasta que la llamada del ruso en casa de Hereford había acabado.

Por fin tenía un fin de semana libre, iba a ir a ver a los chicos, estaba deseando tener a David entre sus brazos.

Sabía los esfuerzos que hacía este por ir a verlo siempre. Pero estaba haciendo horas extras, se llevaba muchos casos a casa y le consolaba al menos tenerle allí con él.

Trataba de pagarle el billete de tren, pero David era tremendamente orgulloso con el dinero. Y nunca quería recibirlo de él.

El domingos por la noche eran el peor día de la semana, cuando le despedía por una semana más.

Pero lo estaba consiguiendo, estaba pagando la deuda que había adquirido ahora con los rusos, solo le quedaban dos pagos, y podría acabar con ellos.

Por eso no podía entender, ¿por qué hacían eso?

David había ido a buscarle a la estación, tristemente tendría que seguir trabajando. Echaba de menos Londres, su bulliciosidad y la gente tan dispar que encontraba por las todos lados.

Echaba de menos su ciudad y a sus personas favoritas en ella.

Cuando vio a David, se sintió como nunca, en casa.

No anduvieron mucho cuando unos tipos les pararon, fue demasiado rápido y se odió por no saber reaccionar a tiempo.

—Haz que Hereford pague, o no volverás a verlo con vida—fue lo que dijo el ruso. Lo había visto en Edimburgo, sabía que era un hombre de Vólkov—Y nada de policía, gomik*.

Se habían llevado a David y él no había podido hacer nada. No entendía a qué se refería con Hereford, él solo conocía a uno.

Pero ya sabía que en su vida pocas cosas no estaban relacionadas, llamó a Ethan y le pidió su teléfono.

Tenían que llamar a la policía, era ridículo no hacerlo, pero también temió por lo que pudiera pasarle a David.

Ethan malinterpretó todo hasta que fue John fue capaz de explicarlo mejor.

El silencio al otro lado no le gustó.

—John, Samuel es hermano de David.

Aquello no tenía sentido ninguno, pero ahora estaba en aquella fastuosa mansión siendo consciente de lo que suponía ese secuestro.

Ethan se lo había contado todo y tras cientos de intentos por hablar con Hereford habían acabado en su casa.

Odiaba tener que estar allí, pero mucho más que David no se sintiera seguro sobre contarle la verdad.

Sí, quizás su odio a Hereford era desmedido, pero ahora entendía algo, habían llegado a Samuel a través de él.

Y se sentía profundamente miserable.

—¿Rusos? En serio, ¿has metido a mi hermano en medio de tu mierda?—le preguntó furioso Samuel.

Aquello podía acabar siendo una reproducción fiel de su último encuentro, y por una vez no quiso partirle la cara al hombre, sino recuperar a David, sano y salvo.

—Por favor, no volváis a discutir—medió Ethan, miró a su hermano y por el anhelo con el que le había mirado Samuel cuando había llegado, sabía que aquel fuego no se había extinguido.

Samuel había recuperado su teléfono móvil para comprobar que se había quedado sin batería en algún momento de la noche.

Pero pronto comenzó a realizar llamadas, ninguna por lo que entendió fue a la policía.

Sugardaddy: Londres (I)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن