Capítulo 24

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John miraba a David desde que Lucas se había llevado a Ethan.

Su hermano se veía muy cansado, y debía pedirle al chico delante de él que por favor se lo llevara a su casa, o quizás después del espectáculo que había dado allí en su pelea con Hereford, lo mejor era que ambos se fueran a un hotel.

Pero sus motivos para pedirle que se quedaran, sin duda, iban más allá de su hermano.

Cuando había visto aparecer a David, había sentido como su corazón perdía un paso.

Había estado tan enfadado, tan preocupado y tan celoso, que apenas y se daba cuenta de todo lo demás.

Los ojos grises evitaban su mirada ocupada en cualquier detalle de aquella insulsa habitación, pero nada en David era insulso. Ni lo era ahora ni lo había sido nunca, ojalá pudiera volver tantas cosas atrás.

Su ataque cruel en la residencia, su escena cobarde en la habitación de hotel, su vida llena de momentos que podría haber disfrutado con David, y nunca se lo había permitido.

Entre ellos siempre había existido una barrera, un pequeño muro de admiración del más joven hacia él. No, no lo había tratado como a un hermano, pero David no se había dado plena cuenta, podría decir que ni siquiera él quiso admitirlo cuando la realidad no hacía más que abofetearlo.

Su cabello estaba más largo que en aquella foto que guardaba, lo recordaba cubriéndole la cara cuando habían estado juntos, cuando había estado en la cama sobre John. Cuando este lo había agarrado tirando de él para besarle cuando habían cambiado posturas y le había querido besar.

Quería volver a hacerlo, ¿cuándo había dejado de querer hacerlo? Nuca, era la más sincera de las respuestas.

Solo la mera figura del chico, el recuerdo vívido de aquella noche, hacía que a pesar de los medicamentos que le habían inyectado, la zona sur de John brincara de anticipación.

—David.—Volvió a captar su atención, pero había recelo en él, y no le extrañaba—Lo siento.

Parecía como si no fuera a hablarle nunca, pero finalmente lo hizo.

—Olvídate de eso—dijo con una resignación que no le gustó nada—. Ahora hay cosas más importantes de las que debes preocuparte, como de dejar de ser un imbécil con tu hermano, y que te rompan la cara.

David siempre tenía la virtud o desgracia de no tener pelos en la lengua, era claro como el agua, y era algo que le gustara o no, merecía.

—No quiero hablar de ellos, sino de ti y de mí.

—No hay tú y yo, John.

Eso era mentira, John intentó levantarse de la cama, David estaba demasiado lejos y lo quería más cerca.

—Claro que lo hay, lo hubo aquella noche en el hotel, lo hubo cuando te dije todas esas idioteces, cuando te fuiste con ese Taylor, cuando no has dejado mi cabeza por años.—Se incorporó pero las piernas le fallaron y tuvo que volver a sentarse—Claro que lo hay.

David se acercó a él, al menos había conseguido algo.

—Eres idiota, John, idiota perdido—le dijo obligándole a tumbarse de nuevo, tapándolo con las mantas del hospital, no separándose de él.

—En algo estamos de acuerdo.— Intentó reírse de sí mismo, pero cuando David trató de apartarse, John le retuvo por la muñeca.

—¿En serio vas a hacerme esto?—John no entendía—¿Me vas a pedir una "oportunidad"—dijo con sarcasmo—tirado en una cama de hospital? No te das cuenta de lo injusto que es esto para mí.

Sugardaddy: Londres (I)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang