Capítulo 15

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Samuel se había ido y no habían vuelto a hablar del tema.

Ethan había aceptado que la relación entre ambos era así, estaría fuera durante cinco días.

Cinco días donde podría enfocarse en sus estudios, en su vida tranquila y sosegada como había sido hasta antes de que Samuel entrara en ella.

Se había sentido bien diciéndole que no, tomando el control de su vida y de su acuerdo. Porque aquello era lo que era, un acuerdo comercial.

Estaba en la biblioteca de la universidad estudiando para su próximo examen que sería solo en tres días.

Hacía solo 24 horas que Samuel se había ido, y hasta el último momento quiso que estuviera a su lado.

Podía parecer extraño, pero había llegado a acostumbrarse en tan poco tiempo a encontrar un buen sitio donde concentrarse sentado en su regazo rodeado por uno de sus brazos y siendo acariciado.

A veces sentía que Samuel necesitaba más a una mascota que a una persona a su lado, las caricias en su espalda, los besos en su cuello y su pelo, a pesar de todo, a Ethan le gustaba.

Le estaba costando más de lo que había imaginado concentrarse en la biblioteca, se sentía frío sin él.

Intentó sacudirse la sensación del cuerpo y David le miró alzando una de sus cejas de ese modo tan divertido en el que solía hacerlo. Pero algo faltaba allí dentro, sus ojos siempre traviesos hacía días que no brillaban.

Le iba a proponer tomar un descanso pero notó vibrar el teléfono móvil que se veía obligado a llevar siempre encima.

Le había quitado el volumen cuando se había metido en la biblioteca, cuando lo sacó vio que era un mensaje.

"Llámame"

Tenía siete llamadas perdidas, y Ethan rodó los ojos. Samuel era tremendamente invasivo.

Se levantó de su asiento y le enseñó el teléfono a David gesticulando sobre que iba a realizar una llamada.

Tenía en la mano el teléfono, hacía solo unos instantes se había descubierto echándole de menos pero ahora se sentía un poco agobiado. Siete llamadas perdidas en menos de una hora y un mensaje demandante.

Esa era la otra cara de Samuel, y a esa le gustaría tenerla cuatro días esperando. Pero Samuel pagaba, se dijo a regañadientes.

Marcó el contacto de Samuel y espero mientras escuchaba los tonos, no fueron muchos.

—¿Dónde diablos estabas? Llevo horas intentando localizarte.—Samuel no gritaba, su tono era bajo, y era mucho peor que los gritos—Si te doy un teléfono móvil es para que lo uses y siempre, siempre estés localizable.

Ethan contó hasta diez y cuando llegó a diez, contó otros diez.

—Hola, estaba estudiando en la biblioteca—contestó intentando mantener la calma.

—Ve a casa y estudia allí—le ordenó Samuel.

—Tú no estás.—No quería decirle que no quería estar en su casa sin él, porque le echaba de menos—Eso no viene en el contrato.

Escuchó el resoplido al otro lado de la línea, al otro lado del mundo. Y sintió la misma satisfacción que sintió cuando le dijo que no iría con él a Nueva York.

—No me hagas más esperar sin saber de ti.—Ethan ya estaba pensando en apagar el dichoso teléfono nada más colgar, nunca había sido alguien desobediente. Siempre hizo todo lo que sus padres y su hermano le dijeron, lo que los profesores de la escuela decían. Ethan era un cumplidor de normas excelente pero la excitación de saltárselas si era Samuel quien las dictaba era enorme. Colándose donde él no podía alcanzarle—Por favor.

Sugardaddy: Londres (I)Where stories live. Discover now