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ADAM SMITH

Ya estamos en el aeropuerto esperando que arreglen el jet para salir, una joven da la señal para que entienda que ya están listos, salgo del carro y le doy la mano a mi Rose para que también salga, caminamos hasta llegar a las escaleras y subimos, gruño al piloto y al chófer para que bajen su mirada cuando ella sube, no quiero que vean demás. Ellos obedecen y yo subo después, nos sentamos y ella va para el lado de la ventana, mira todo muy atenta. Nos dan las indicaciones y así comenzó el viaje a Rusia, mi manada me necesita, y sé que es muy apresurado para ella cambiar de aires, pero le hará bien, además no dejaría que se quedara así la secuestrara, lo haría porque ya no puedo estar lejos de ella.

No quita su mirada de la ventana, nos alejamos más y ahora solo vemos nubes, una lagrima cae y me duele demasiado verla así, ella sufrió mucho no quiero verla llorar nunca mas.

Fueron tus ultimas lagrimas derramadas, lo prometo-digo para mi, ella voltea su mirada hacia mi.

-¿Lo prometes?-dice con un brillo en su mirada, no entiendo.. ¿Acaso pudo escuchar lo que pensé?, eso es imposible aun no la he marcado.

-Si, lo prometo-le sonrío para que no note mi confusión.

Se acomoda poniendo su cabeza en mi hombro, su respiración se vuelve tranquila y pausada, doy por entendido que se durmió, le hago una seña a la azafata para que ordene el pequeño cuarto del jet, se va y pasan 5 minutos cuando veo que vuelve, me hace un asentamiento de cabeza y yo solo la ignoro no es que sea malagradecido, pero si les sonrió o si quiera agradezco ellas piensan otra cosa, puesto que no soy de las personas que dicen lo que sienten tan fácil, todos me temen, menos las chicas casa-fortunas como le llama mi pequeña hermana, ellas siempre quieren algo más lo cual nunca aprobé.

La cargo entre brazos y ella recuesta su cabeza en mi pecho, camino hacia el cuarto y empujo la puerta para que se abra, entro y la acomodo lo mas despacio que puedo, al principio se remueve, pero se acomoda bien y queda de costado dándome la espalda, traigo una manta y la cubro. Salgo por un poco de vino y me encuentro a la misma chica en el asiento donde se sentó mi luna.

-¿Que haces?-pregunto irritado, creo que ya deje claro que nunca me fijaría en alguien más que no sea mi mate, se sobresalta, pero se recompone y me mira, no me agrada su mirada, sé que trama algo.

-Mi alpha-dice "seductoramente" a cualquier chico lo prendería, no niego que es bonita, pero no es mi gusto, simplemente no la quiero a ella y no planeo engañar cuando tengo la oportunidad que mi mate me aceptara, a muchos no les pasa eso, más bien los rechazan y mueren por temor a lo desconocido o en algunos casos las encierran como si de esa manera ella los llegará a amar. Ella está conmigo ahora para una nueva vida y la quiero a mi lado, no desperdiciaré eso por esta chica ni por ninguna otra.

-Vuelve a tu labor-gruño como alpha, ella agacha la cabeza en señal de respeto y camina fuera de mi vista, suelto un suspiro pesado y masajeo mi cien, esto a veces saca lo peor de mi.

Voy por el vino y sirvo en una copa, pongo todo en su lugar y regreso hacia el cuarto, una pequeña turbulencia hace que me sostenga de un aparador, pero escucho el corazón de mi luna acelerado, camino lo más rápido que puedo hasta llegar a su cuarto y verla, justo ahora está sentada en la cama mirando a todos lados.

-Eh, tranquila- dejo mi copa en la mesa de noche de al lado , ella me mira y su corazón empieza a palpitar más tranquilo-solo fue una turbulencia-sonrío de medio lado y le acaricio su cabello, ella asiente y me devuelve la sonrisa.

Cojo de nuevo la copa sorbo un poco-¿Quieres?-le paso la copa, ella niega.

-No gracias-dice de forma dulce.

La Mate del Alpha © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora