Es de noche.
Yo estoy en mi habitación, como siempre dibujando.
Oigo que tocan.
- Pasa. - digo. A los segundos veo el rostro de mi hermano.
- Oye, ponte algo decente que los vecinos nos invitaron a cenar.
- ¿Que vecinos?
- ¿Que vecinos van a hacer? Los amigos del tío.
- Ni de broma. - digo.
Mi hermano suspira con fatidio. - ¿Hay algo que yo te diga que no me discutas? Realmente eres un chico difícil, me estresa ser tu padre postizo.
- No soy difícil, tu me pones en situaciones que no me gustan.
- Que tanto, es ir a cenar acá enfrente, literalmente. Nos ahorramos tener que cocinar.
- Yo cocino.
- No nos la vamos a pasar a macarrones con queso y pizza.
- Pruebame...
- Te doy cinco minutos para que te vistas o vendré por ti y juro que no será de tu agrado cuando te baje arrastrando de las escaleras. - dice y sale de la habitación cerrando la puerta.
René resultó ser peor que mis padres. Ahora entiendo porque me dejaron con él, es como diciendo, "oye, no te quejes de nosotros, que los hay peores"
Me paro refuñando y me visto con lo primero que encuentro. Bajo las escaleras pisando con fuerza, para hacer notar mi enojo.
René me esperaba al inicio de la escalera.
- ¿Estas listo caprichitos? - dice.
- Ni me hables. - digo.
Ambos salimos de la casa, cerramos con llave y nos cruzamos a bonita casa de enfrente.
Mi hermano toca el timbre y a los segundos nos abre una mujer mayor, de cabello blanco y unos bonitos ojos verdes.
- Buenas noches. - dice la mujer. - ¿En qué puedo ayudarlos?
- Buenas noches, somos los sobrinos de Tim Wallace. - dice René. - De acá enfrente.
- Ah, sí. - dice con una sonrisa amable. - Adelante.
Abre más la puerta para que entremos. Ambos entramos.
- Chicos. - dice la rubia vecina con una sonrisa. - Me alegra que hayan venido.
Nos da a ambos un beso en la mejilla.
- Muchas gracias por la invitación. - dice René.
- No hay porque, nos encanta tenerlos aquí. Vengan, vamos a sentarnos.
Nuestra anfitriona comienza a caminar y nosotros la seguimos detrás.
Nos detenemos al llegar al grande y elegante comedor, cuando lo distingo de espada, frente al gran ventanal que da al jardín. Se da la vuelta y nos mira.
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Déjalos que Hablen
Teen FictionTodo marchaba relativamente bien en tu vida, hasta que tus padres te obligan a cuidar la casa de tu tío durante sus vacaciones, en una ciudad diferente y quien tiene que echarte un vistazo de vez en cuando es el vecino de enfrente; un apuesto hombre...