12: "Tim es..."

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Me preparo café en una taza y me siento en una de las banquetas altas, mirando por la gran puerta de cristal que da al jardín.

Tomo un sorbo, pero me ahogo escupiendo todo, al ver a alguien afuera. Miro con detenimiento y era el imbecil del vecino.

Me paró y le abro la puerta corrediza. El entra.

- ¿¡Es que me quieres matar de un infarto!? - digo molesto.

- Lo siento, no podía entrar por la principal. ¿Estas solo?

- Si, estoy solo. ¿Como hiciste para llegar al jardín? ¿Y para que Bobby no te ladre?

- Todas las casas son iguales, así que es como si la conociera y Bobby me conoce a mi.

- Como sea, ¿qué quieres? - digo.

- Pedirte azúcar, ¿qué voy a querer?

- Me había olvidado de ti y de nuestro estupido acuerdo.

- ¿Acaso me cambiaste por tu amiguito en bicicleta?

- ¿¡Me estabas espiando!?

- Claro que no, pero es un vecindario muy callado y se oían sus griterios de adolescentes. No me respondiste.

- ¿Qué? ¿Acaso estas celoso?

Ríe a carcajadas. - ¿Celoso? ¿De un adolescente? - vuelve a reír, lo que me irrita. - Claro que no, por dios. Solo que me gustaría que me avisaras, así me busco a otro.

- Yo no arrugue, ¿acaso tu si?

- Por supuesto que no.

- Genial. Y como dijimos que es solo algo físico, no nos debemos explicaciones de lo que hacemos o no con otras personas. Como así tampoco nos debemos exclusividad.

- Vaya, ¿el niño virgen acaso tiene más pretendientes?

- Idiota. - digo molesto. El ríe.

Se acerca a mi y pone sus manos suavemente en mi cuello. Comienza a pasar sus labios rozando por todo mi rostro.

No otra vez con esa estupidez. No tengo que dejar que me siga manipulando.

Pongo mis manos en sus hombros y comienzo a caminar empujándolo. Apoyo su espalda en la pared, el me mira con sorpresa. Comienzo a besarlo, el me sigue el beso. Pone sus manos en mi cara y me besa con mayor intensidad. Sus labios bajan a mi labio inferior y empieza a succionarlo y morderlo.

Sus labios saben a vino. Siento que mi cara arde y se me forma ese cosquilleo en el estómago.

Nos separamos apenas unos centímetros para coger aire y el vuelve a besarme con esa intensidad que lo caracteriza.

Pongo mis manos en la parte baja de su camisa y se la quito de adentro del pantalón. Paso mis manos por su abdomen, acariciandoselo. El frena mis movimientos, tomando mi muñeca.

Nos separamos.

- No, niño. - dice. - Aún es muy pronto.

- Tienes que estar bromeando. - digo molesto.

- Claro que no. Hay que esperar para llegar a segunda base.

- ¿¡De que demonios hablas!? - digo con fastidio.

- Todavía eso no. Eres un niño y nunca has estado con nadie. Tienes que pensarlo mejor.

- ¿Y por qué crees que estas acá y que no llame a la policía?

- ¿Que apuro tienes? - pregunta.

- Ninguno. Simplemente quiero hacerlo.

- Has vivido 16 años virgen, yo creo que podrás esperar unos días más.

Déjalos que HablenWhere stories live. Discover now