Me preparo café en una taza y me siento en una de las banquetas altas, mirando por la gran puerta de cristal que da al jardín.
Tomo un sorbo, pero me ahogo escupiendo todo, al ver a alguien afuera. Miro con detenimiento y era el imbecil del vecino.
Me paró y le abro la puerta corrediza. El entra.
- ¿¡Es que me quieres matar de un infarto!? - digo molesto.
- Lo siento, no podía entrar por la principal. ¿Estas solo?
- Si, estoy solo. ¿Como hiciste para llegar al jardín? ¿Y para que Bobby no te ladre?
- Todas las casas son iguales, así que es como si la conociera y Bobby me conoce a mi.
- Como sea, ¿qué quieres? - digo.
- Pedirte azúcar, ¿qué voy a querer?
- Me había olvidado de ti y de nuestro estupido acuerdo.
- ¿Acaso me cambiaste por tu amiguito en bicicleta?
- ¿¡Me estabas espiando!?
- Claro que no, pero es un vecindario muy callado y se oían sus griterios de adolescentes. No me respondiste.
- ¿Qué? ¿Acaso estas celoso?
Ríe a carcajadas. - ¿Celoso? ¿De un adolescente? - vuelve a reír, lo que me irrita. - Claro que no, por dios. Solo que me gustaría que me avisaras, así me busco a otro.
- Yo no arrugue, ¿acaso tu si?
- Por supuesto que no.
- Genial. Y como dijimos que es solo algo físico, no nos debemos explicaciones de lo que hacemos o no con otras personas. Como así tampoco nos debemos exclusividad.
- Vaya, ¿el niño virgen acaso tiene más pretendientes?
- Idiota. - digo molesto. El ríe.
Se acerca a mi y pone sus manos suavemente en mi cuello. Comienza a pasar sus labios rozando por todo mi rostro.
No otra vez con esa estupidez. No tengo que dejar que me siga manipulando.
Pongo mis manos en sus hombros y comienzo a caminar empujándolo. Apoyo su espalda en la pared, el me mira con sorpresa. Comienzo a besarlo, el me sigue el beso. Pone sus manos en mi cara y me besa con mayor intensidad. Sus labios bajan a mi labio inferior y empieza a succionarlo y morderlo.
Sus labios saben a vino. Siento que mi cara arde y se me forma ese cosquilleo en el estómago.
Nos separamos apenas unos centímetros para coger aire y el vuelve a besarme con esa intensidad que lo caracteriza.
Pongo mis manos en la parte baja de su camisa y se la quito de adentro del pantalón. Paso mis manos por su abdomen, acariciandoselo. El frena mis movimientos, tomando mi muñeca.
Nos separamos.
- No, niño. - dice. - Aún es muy pronto.
- Tienes que estar bromeando. - digo molesto.
- Claro que no. Hay que esperar para llegar a segunda base.
- ¿¡De que demonios hablas!? - digo con fastidio.
- Todavía eso no. Eres un niño y nunca has estado con nadie. Tienes que pensarlo mejor.
- ¿Y por qué crees que estas acá y que no llame a la policía?
- ¿Que apuro tienes? - pregunta.
- Ninguno. Simplemente quiero hacerlo.
- Has vivido 16 años virgen, yo creo que podrás esperar unos días más.
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Déjalos que Hablen
Teen FictionTodo marchaba relativamente bien en tu vida, hasta que tus padres te obligan a cuidar la casa de tu tío durante sus vacaciones, en una ciudad diferente y quien tiene que echarte un vistazo de vez en cuando es el vecino de enfrente; un apuesto hombre...