Desayuno, cuando su rostro sonriente se pone enfrente mío.
- ¿Y....? - dice alegre.
- ¿Y, qué? - digo brusco.
Odio la gente alegre y que encima te jode tan temprano.
- Lo siento, esperaría a que se te pase tu mal humor matutino, pero es que me puede la intriga
- Estoy aquí, no es un asesino en serie. Así que es todo lo que necesitas saber. - digo.
- Ay Gabe... - se queja. - Por fa... - agrega suplicante.
Suspiro. - Fuimos al restaurante de su familia.
- ¿Conociste a su familia? - pregunta.
- Algo así, pero no directamente.
- Osea, no formalmente. - dice pícaro.
- No hay nada que formalizar. - digo. - Ahora, si no te molesta, ¿podrías dejarme en paz con mis pensamientos? Lo necesito para estar de buenas.
- ¿A eso le llamas estar de buenas?
- Si. Te aseguro que no quieres verme en serio de malas.
Pone los ojos en blanco y sale de la cocina.
Apoyo el codo en la mesada y sostengo mi cabeza con la mano.
Quedo pensativo.
¿Como es posible que en una noche haya bajado tanto mis barreras?
Lo que hice fue todo lo contrario a lo que Gabe haría. Este lugar comienza a afectarme, mejor dicho Nic comienza a afectarme.
Es algo que lo veo y no puedo evitar que se me forme una sonrisa de idiota en mi cara.
Termino de desayunar, agarro mi libro y salgo al jardín. Me acuesto sobre la repostera bajo el sol y comienzo a leer.
Leo dos palabras y no puedo seguir concentrándome. Suspiro y cierro el libro. Cierro los ojos y me quedo oyendo los pájaros.
- ¡Gabe! - oigo la voz de René a lo lejos. - Los chicos están viniendo, ¿te nos unes?
No lo pienso ni cinco segundos. - Si. - digo en voz alta.
Me levanto, dejo el libro sobre la reposera y entro.
*****
- ¿Hay osos? - pregunta René.
- Vives en Napa, ¿en serio te preocupa eso? - dice Charlie.
- ¿De niño nunca te llevaron a acampar? - pregunta Nathan.
- Si, pero dormía entremedio de nuestros padres. - digo.
- ¡Gabe! - me regaña René, los demás ríen.
- Tranquilo, a los osos solo le gusta la miel. - dice Ronnie.
- ¿A si? - pregunta extrañado mi iluso hermano.
- Pues claro. - responde Ronnie. - Son tan inofensivos como los osos de gomitas.
René queda pensativo. - Iré a ver si el tío Tim tiene bolsas de dormir. - dice y se dirije hacia el garage.
- Te recomendaría que dejes de mirar Winnie Pooh y empiece a mirar más el Discovery Channel. - dice Charlie.
- Una pequeña mentirita piadosa. - dice Ronnie. - ¿Que posibilidades hay de que se cruce con un oso?
- No tentaria a la suerte de René. - digo.
- Tu le pagaras las sesiones de terapia. - dice Nathan al castaño.
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Déjalos que Hablen
Teen FictionTodo marchaba relativamente bien en tu vida, hasta que tus padres te obligan a cuidar la casa de tu tío durante sus vacaciones, en una ciudad diferente y quien tiene que echarte un vistazo de vez en cuando es el vecino de enfrente; un apuesto hombre...