48: "La boda"

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Él está boca abajo, su cabeza de costado, mirándome, mientras yo estoy de lado, acariciando su nuca, sigo por su cuello, masajeandolo, hasta llegar a su espalda. Paso la yema de uno de mis dedos por el pequeño tatuaje que tiene en el omóplato de su espalda. Esa pequeña media luna.

Nos sobresaltamos al oír que golpean la puerta.

- ¿Terminaron con el sexo de reconciliación? - dice Charlie al otro lado.

- Vete al carajo Charlie. - digo.

- Me caso mañana, estoy de los nervios, me acabo de bajar un pote de un kilo de helado y tengo el cerebro congelado. Necesito ayuda.

Aramis ríe y se para.

- ¿Por qué diablos tienes que ser tan altruista? - digo, mientras el comienza a vestirse.

- Anda, levántate. - dice.

Suspiro con fastidio y me levanto. Cuando termino de vestirme abro la puerta.

Charlie está al otro lado. Esta temblando y sus labios están casi violetas.

- Soy yo o esta más blanco de lo habitual. - dice Aramis.

- Charlie, pareces de esos perros sin pelo que usan de accesorio las viejas con dinero.

- Ya cállate. - dice. - Es que comi mucho helado, muy frio y muy rápido.

- ¿Por qué demonios has hecho eso? - digo.

- Hicimos carrera con Gigi.

- ¿Acaso ustedes dos compiten por el premio al más idiota?

- En realidad por el segundo puesto, ya que tu tienes el primero. - dice.

Aramis ríe detrás mío.

- Ja ja ja. - digo con sarcasmo. - ¿Que necesitas? Aparte de un cerebro.

- De ti nada, Sr sarcasmo. De Ari. - dice. - Me percaté de que mañana tengo que bailar el vals con Colette y me sugirio hace un mes atrás que tomara alguna clases y le dije que lo hice, pero en realidad no.

- ¡Te casas mañana! - digo. - ¿Como pretendes aprender a bailar en menos de un día?

- Subestimas el talento de tu novio. - dice. - Es decir, te hace bailar a ti, y solíamos decirte tablón.

Ari vuelve a reír. - Anda, vamos. Que no hay tiempo de perder.

Charlie lo abraza. - Eres el mejor. - dice. - Ven, que hallé una habitación vacía y Colette no va a estar en toda la tarde. - sale de la habitación.

- Gracias. - digo.

- No puedo negarme cuando me piden ayuda para bailar y mucho menos si me llaman tú novio. - dice con su mirada pícara.

- Tonto. - digo sin poder contener una sonrisa. Pongo mis manos en su cuello y dejo un beso en sus labios. - Eres mi novio y te amo.

Sonríe. - Me alegra tanto haber esperado siete años. - dice. - Oírte decirlo hace que valga cas maldito segundo. Te espero abajo. - sale de la habitación.

Sigo con una sonrisa en mi rostro, que no puedo quitar, ni quiero.

Veo su sudadera arriba de la silla, que está en una esquina de la habitación. La tomo y me la pongo. Apoyo la manga en mi nariz e inhalo. Tiene su aroma. Sonrió y salgo de la habitación en busca de mi amigo y mi novio.

Voy bajando las escaleras, cuando me cruzo a los demás.

- ¿Has visto a Charlie? - me pregunta René. - Lo perdimos hace un rato y parecía que había consumido mucha cafeína.

Déjalos que HablenWhere stories live. Discover now