Pueblo chico, infierno grande

4K 293 59
                                    

Una vez hube cerrado la puerta de mi nueva casa, todo lo que pude hacer fue soltar un largo suspiro y desplomarme en el suelo como una niña. Mire a mi alrededor, medio perdida, y por alguna razón sentí melancolía al ver como toda mi vida cabía en un par de cajas y maletas. Quería mudarme, tenía muchísimas ganas; pero por alguna razón no dejaba de sentirme un poco... extraviada. Como si no terminara nunca de encontrar mi lugar. Como si ningún lugar terminase por completo de ser mi hogar. Me preguntaba, entonces, si por fin ese sería; y no podía dejar de mirar las paredes, puertas y ventanas, buscando la respuesta con sólo mirar; creyendo que muy adentro mío lo sabría como si estuviese escrito en el parqué en el que estaba sentada.

Solía ser una persona muy impulsiva, cambiar de ambiente radicalmente era algo particularmente importante para mi. Y ésta vez, de alguna manera, el cambio había sido un poco más radical: me había mudado de Seúl, donde siempre había vivido desde que mi padre se había casado con Heehye cuando apenas era una niña a Sokcho, una ciudad mucho más pequeña al este de Seúl. Allí vivía mi tía, la hermana mayor de mi madre, quien por la gran diferencia de edad ya era una mujer de elevada edad y necesitaba un poco de ayuda en su casa. Y es que ella vivía en los suburbios de Sokcho, en una antigua casa donde ambas habían crecido justo entre los bosques de la ciudad, a unos pocos kilómetros de la playa que a ésta altura del año permanecía casi que completamente desierta.

Cuando mi madre le contó a su hermana que yo buscaba mudarme, se le ocurrió la brillante idea de que podía ir allí con ella a ayudarla con los quehaceres de la casa, además que con el pequeño granero que tenía a un lado, buscando huevos de gallina y alimentando a sus pollitos. ¿Yo? ¡Estaba encantada! Necesitaba un nuevo comienzo, alejarme de todo aquello que me tenía saturada emocionalmente, así que mudarme allí iba a ser la mejor excusa y experiencia que podía ponerme para comenzar de nuevo.

No era la primera vez que me mudaba, pero sí era la primera vez que me mudaba tan lejos de casa.

Volví a suspirar y me puse en pie, limpiándome el polvo de la parte trasera de mis jeans. Caminé hasta la ventana y la abrí, dejando que la brisa congelada entrara y revolviera mi cabello. Alcé las manos para poner los mechones detrás de mis orejas y me asomé sobre la ventana para ver cómo del otro lado la carretera yacía casi desierta, apenas transitada por un par de camiones que se dirigían a la parte más céntrica de la ciudad con, probablemente, mercadería dentro. La luz se teñía de un azul grisáceo, el cielo agrupando poco a poco nubes de un peligroso color oscuro. Inspiré por la nariz con fuerza y sentí aquel olor a lluvia tan conocido. ¿Por qué siempre llovía los días importantes?

Mi celular comenzó a sonar con demasiado volumen en alguna esquina de la habitación y yo pegué un respingo de la sorpresa. Corrí hasta el perchero junto a la puerta y rebusqué en ambos bolsillos de mi saco hasta dar con el aparato. Deslicé un dedo sobre la pantalla y lo alcé hasta mi oreja.

-Papá, te acabas de marchar y ya me estás llamando -murmuré, abrazándome a mi misma con el brazo desocupado. La ventisca iba creciendo y, aunque apenas había comenzado el otoño, el clima era extrañamente frío.

-¿No puede un padre preocuparse por su hija que se acaba de mudar tan lejos de casa? Temo que prendas fuego algo, la verdad.

-Papá... -rodé los ojos con una media sonrisa.

-Trata de descansar ahora, no has dormido en casi toda la noche. Mañana puedes desempacar y puedo ir en la mañana a ayudarte.

-Está bien, no tengo sueño de todas formas -y era cierto. El hecho de mudarme, si bien era agotador mental y físicamente, también me daba un nivel de adrenalina desconocido: no iba a poder pegar ojo en toda la noche, muy probablemente.

How Soon is Now? [Min Yoongi]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora