33- Yoongi

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Entrecerré los ojos mirando la carretera. Aún era de noche, y las luces parecían siluetas que pasaban una tras otra, pasando sobre el capó negro y deslizándose ventana arriba. Me miré un segundo en el espejo retrovisor y mi mirada cansada me dijo algo así como que ya estaba, que ya lo dejara. Que no le diera más vueltas al tema: tenía que volver a Seúl y eso era en todo en lo que tenía que prestar atención. ¿Mi vida amorosa? Ya lo pensaría más tarde. Ahora sólo guardaría silencio y me limitaría a conducir tranquilamente por la carretera desierta, puesto que aún no había tomado la autopista central.

-¿Qué...? -comencé, viendo una mancha borrosa oscura que cortaba el camino a un par de metros-. ¿Qué es eso? ¿¡Es un coche!? ¿¡Qué hace en medio del paso!? 

-Jimin... -murmuró Sofi a mi lado, haciéndose hacia adelante y abriendo los ojos como platos-. P-para. ¡Para, para! ¡Es la camioneta de Yoongi!

Aceleré hasta la camioneta y entonces frené de golpe; y ni siquiera había terminado de moverse el coche cuando Sofi bajó y corrió hasta la camioneta.

Un Yoongi tambaleante, pero de una pieza, bajo del coche también. Cuando la vió corrió hacia ella y la abrazó con tanta desesperacion y alivio que me quedé boquiabierto.

Apreté las manos contra el volante y luego lo solté, dejándome caer hacia el respaldo del asiento. Eché la cabeza hacia atrás, mirando el cielo, y luego bajé un poco la mirada para ver que Sofi medio gritaba como loca y Yoongi, sin parar de llorar, le sonreía como si fuera su cumpleaños.

Agaché la mirada y tomé mi billetera a mi lado. La abrí y saqué un pequeño papel doblado, que desdoblé para ver aquella foto blanco y negro que nos habíamos tomado en una de las cabinas fotográficas de la plaza. En ella, yo salía sonriéndole a la cámara y Sofi me daba un amplio beso en la mejilla.

Sonreí con tristeza y con el corazón en un puño la hice un bollo y la tiré fuera de la ventana. 

Así va a ser mejor.

Le sonreí a la muchacha tras el vidrio, aunque no pudiera verme. Parecía mortalmente feliz, y cuando ambos se besaron unos metros frente a mi ella saltó sobre él y lo abrazó como un koala.

No iba a mentir, me dolía horrible verla así. Tan feliz, tan feliz con otro chico. Me daba tantos celos que deseaba bajar mi coche y separarlos. Decirle a ese tipo que: ¡aléjate de mi chica! Pero también entendía que por mucho que quisiera negarlo había metido la pata un par de veces con ella, y tal vez era por mi propia culpa que ella se había alejado de mi y así había conocido a otro chico. Pero, ¿honestamente? Yo estaba bien con eso. Quería que fuese feliz, quería que alguien la hiciera tan feliz como merecía sentirse. Y si había elegido a ese muchacho Min Yoongi... 

... Yo ahí ya estaba de más.

Y es que por mucho que quisiera quedarme con ella, estar a su lado e intentar enmendar y ser el mejor chico para ella... No podía sacarme de la cabeza su expresión cuando me dijo que volvería a casa, que ya no quería estar más en Sokcho. Su rostro enrojecido de tanto llorar y su mirada tan perdida, tan vacía, cuando le respondí muy contento que volver a Seúl era lo mejor para ella, que podía invitarla a comer y que podíamos ir a donde ella quisiera para animarla. Sofi sólo había asentido con la cabeza, sin un gramo de felicidad.

Y ahora se veía feliz. Ahí, en brazos de un chico medio borracho y medio lloroso se veía tan feliz...

Suspiré.



Había amanecido, y yo me estacionaba en el puerto frente al mar gris que se movía con violencia bajo un cielo nublado. Cuando bajé metí las manos en los bolsillos de mi abrigo, pues el frío que hacía era terrible. 

Me acerqué lentamente hasta la silueta que esperaba contra la valla, mirando el mar; y una vez estuve a su lado él se giró hacia mi.

-Me sorprende que hayas venido -murmuró Yoongi. Su rostro era sereno, muy inexpresivo, pero no había ningún atisbo de maldad u malas intenciónes.

-Me sorprende que hayas llamado -dije, suspirando y mirando el mar-. Creí que te gustaba Sofi, pero ahora empiezo a pensar que todo ésto fue por mi.

El muchacho sonrió ladino.

-Sentía que nos debíamos una charla -prosiguió-. Supongo que te quería agradecer.

-¿Por dejarte a mi chica?

-Por todo lo que hiciste por ella.

No pude evitar sentir un hormigueo de molestia, que logré pasar tras una honda respiración.

-Lo haría aunque no me lo pidiera.

-Lo sé -respondió. Guardó silencio un momento y siguió hablando-. La amas.

Lo miré, un tanto sorprendido.

-Por supuesto que la amo, es la mejor chica del mundo -sonreí-. Un poco malhumorada...

-... Y testaruda...

-... Y quisquillosa -seguí. Ahora Yoongi también sonreía-. Pues, lamento que te hayas quedado con ella, sinceramente. Me hubiera gustado que se hubiera quedado conmigo. Porque, ya sabes, soy más guapo, más exitoso, tengo mucho dinero; podría haberla hecho realmente feliz.

-Sí, lo sé -asintió-. Desafortunadamente se quedó con el chico de pueblo.

-Es una pena.

-Estoy de acuerdo.

-Aún así -volví a suspirar con resignación-. Espero que la hagas feliz.

-Lo intentaré.

-Porque sino volveré y tendré que golpearte justo en tu fea cara y luego llevarla conmigo a Seúl de nuevo. Y entonces ella recapacitará y se dará cuenta de que yo soy el chico ideal para ella y será muy feliz conmigo.

Yoongi soltó una pequeña risita, apartando la mirada al hacerlo, y asintiendo con la cabeza.

-Trataré de evitar eso, sí.

Sonreí mirándome los pies y me di la vuelta para marcharme nuevamente hacia mi coche.

-Mercedes -me frenó. Me giré a verlo-. ¿Crees que pueda dar una vuelta antes de que te vayas?

Me reí y saqué las llaves de mi coche para lanzárselas en el aire.

-Anda, sube antes que me arrepienta -dije, caminando hacia el asiento copiloto.



How Soon is Now? [Min Yoongi]©Where stories live. Discover now