13- El efecto que tienes en mi

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No tenía idea de por qué se sentía tan estúpidamente mal haberle escuchado decir aquella frase. No sabía si era mi ego o qué, porque no es que quisiera gustarle precisamente a Yoongi, no estaba para nada interesada en el muchacho; y así y todo me sentía... Pues, ¿la verdad? Como una niña. Me sentía como una niña cuando estaba con él. Porque, ¿que actuaba de manera impulsiva sin pensar en los demás? Pues sí, un poco era cierto. Lo había demostrado con mis padres al irme de la ciudad, y con mi tía ya dos veces. Había demostrado que en un acto de inmadurez huía, dejando todo de cualquier forma detrás mío. ¿Era que tuviera razón lo que me hacía sentir tan mal? En parte. Pero por otro lado, si me lo hubiera dicho cualquier persona habría estado bien. Digo, tal vez me habría caído pesado, pero habría estado bien: no me habría molestado. No me habría generado aquella horrible sensación de incomodidad en mi propia piel por actuar tan estúpidamente. Había algo en ese chico, específicamente en él, que me hacía sentir juzgada todo el tiempo. Tal vez fuera su actitud serena, o que parecía llevar una vida mucho más larga que la mía; pero lo cierto era que a su lado me sentía humillada y pequeñita. Muy pequeñita. Por mucho que no me importara su opinión, de una u otra forma tenía mucho peso en mi. ¿Por qué me sentía así? Había algo en Yoongi que, honestamente, casi que me asustaba. Y tal vez por eso me había caído como un golpe bajo que me dijera aquellas palabras. Porque sí, mi corazón había dado un vuelco... de sorpresa, cuando el muchacho dijo que le había parecido linda en algún momento; pero el ahogo de decepción que sentí en el estómago cuando prometió no volver a besarme me dejó conteniendo el aliento por unos segundos. 

¿Por qué te importa tanto lo que piense éste desconocido?

-Lo siento, no volveré a molestarte -murmuré, y no me paré a ver en que volvía a apagar la máquina y se giraba para verme, simplemente salí lo más rápido que pude de su vista y del negocio.

Sentí un hormigueo en la nariz y las ganas de llorar me humedecieron los ojos. ¿Por qué sentía siempre como si me estuviera escapando? ¿Por qué vivía corriendo de todos lados? ¿Por qué nunca estaba cómoda en ningún lado?

Troté un par de cuadras bajo la lluvia hasta llegar a una esquina con semáforo en rojo. Entonces me detuve, viendo mi reflejo triste en un charco de agua a mis pies, en la cuneta de la vereda. Un auto pasó y la rueda lo pisó, borroneando mi reflejo y salpicándome las botas. Daba igual, ya estaban absolutamente empapadas. Miré hacia arriba, entonces, y reconocí a la perfección la esquina que tenía en frente: Kona Beans, el bar en el que había quedado con Jimin aquella vez.

Metí las manos en los bolsillos y bajé la mirada hacia mi abrigo, sorprendida. Había olvidado completamente que aún tenía puesto el abrigo de Yoongi. Y mierda, ahora tendría que devolvérselo. Todo por haberme empapado con la lluvia. Y pensar que mi tía decía que siempre llovía los días importantes.

Crucé la calle, sorteando charcos de agua, y me metí en la cafetería, que tintineó su campanita agradablemente cuando empujé la puerta.

-Lo siento, estamos por cerr... -el muchacho que había empezado a hablar, mientras subía sillas sobre las mesas, se cortó ni bien verme-. ¡Sofi!

Me reí al ver su cara de asombro.

-Parece que has visto a un fantasma -murmuré.

-Un fantasma no, el monstruo del Lago Ness. ¿Qué haces toda mojada? ¿Y tu paraguas? -Jungkook sonrió picaronamente dejando la silla sobre la mesa. Luego de un segundo de observarme y ver que no compartía el mismo humor, ladeó la cabeza-. ¿Estás bien?

-Digamos que... no me están saliendo muy bien las cosas -me encogí de hombros.

Asintió lentamente, comprensivo; e inmediatamente bajó la silla que había puesto sobre la mesa al suelo para que me sentara. 

How Soon is Now? [Min Yoongi]©Where stories live. Discover now