How Soon is Now? [Min Yoongi]©

2- Café, sólo

De todas las alarmas que me había puesto, lo primero que me despertó fue el canto de los pajaritos matutinos. 

Entreabrí los ojos, frunciendo el entrecejo al recibir demasiada luz de lleno en los ojos, y miré con fastidio aquel pequeño tragaluz ubicado justo sobre mi cabeza. ¿Era una especie de burla o qué? Giré la cabeza hacia mi costado y rebusqué mi teléfono bajo la almohada. La luz de la pantalla medio me cegó unos segundos antes de relajar la vista y ver que apenas eran las siete de la mañana. ¡Vaya! Y yo que pensaba dormir hasta las nueve, mínimo.

Entonces, lo vi.

Me senté de golpe, corriendo las mantas de arriba mío, y desbloqueé el teléfono para ver al menos seis llamadas perdidas de él.

De él.

Mordí con demasiada fuerza mi labio inferior y abrí el Kakao para ver los mensajes que me había mandado y descubrí que sólo había uno. Uno muy largo.

Esto... no sé cómo empezar a escribir, la verdad me da mucha vergüenza. Pensé decírtelo por llamada pero, claro, supongo que ahora mismo estás durmiendo. Estaba conduciendo, por eso sólo llamé, pero prefiero escribirte ahora que aparqué. Lo cierto es que cuando los chicos me dijeron que te habías ido... Rayos, Sofi, en serio? Irte así nada más? Sólo tú puedes reaccionar así de impulsivamente. Y temo muchísimo que haya sido parte por mi culpa. Los chicos me dijeron que tu idea era cerrar ciclos, y eso. Era parte de tu idea? Soy parte del ciclo que tenías que cerrar? No quiero pensar que si. En serio, mi amor, se que cometí muchos errores pero prometo compensártelo. Recuerdas esa noche, en mi coche, cuando fuimos a ver esa película? Recuerdas que te dije que te amaba, que quería que fuese para siempre? Era de verdad, Sofi, en serio. No voy a renunciar a ti todavía, y sé que tú todavía sientes cosas por mi, por eso...

-No... me... jodas...

... por eso he venido a Sokcho.

Cerré los ojos, solté un gemido y me dejé caer nuevamente en la cama.

-Sólo un imbécil como él puede darse la mañana de venir hasta aquí sólo para hablar -murmuré, metiéndome una galletita recién horneada entera en la boca. Hice un gesto de dolor al sentir lo caliente que estaba y la escupí casi entera de nuevo en mi mano.

-Está caliente, cariño -mi tía se sentó frente a mi en la mesa del comedor y llenó de leche tibia mi taza vacía-. Pues yo creo que es bastante romántico.

-¡Está loco! -exclamé mientras soplaba la galletita y me la metía nuevamente en la boca-. ¡Lowco, lowco!

-Vino hasta aquí conduciendo, con ésta tormenta...

-Terminamos hace dos semanas, tía. ¡Dos semanas!

La mujer me miró con un ojo entrecerrado y la comisura del labio levantada, medio que como si la chiflada fuera yo.

-Esperé casi tres años por tu tío cuando fue a la guerra, dos semanas no es nada -junto las manos y apoyó la barbilla sobre ellas-. El chico debe estar confundido, y debe quererte mucho. No quiere terminar las cosas.

-Pues yo sí -di otro mordisco a otra galleta-. Ha sido un completo imbécil conmigo en toda la relación. Además, él jamás tenía tiempo. Con todo ésto de ser el CEO de la empresa de su papá, ¡ni siquiera tenía tiempo de tener una simple cita! En serio, fue una total pérdida de energía -sacudí la cabeza. Metí lo que quedaba de la galleta en mi boca, furiosa, y fruncí el entrecejo, gesticulando con las manos-. Además, ¿a quién se le ocurre venir así nada más sin avisar? ¡Es muy invasivo! Para nada romántico. No, en absoluto. Es horrible.

-Pues tendrás que ir a verlo de cualquier manera. Al menos a escuchar qué tiene para decirte y dejarle bien en claro las cosas.

Asentí.