6- Ni lenta ni perezosa

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-Debería irse -murmuré muy bajito una vez el coche hubo arrancado y comenzamos a alejarnos de la costa-. No sé por qué ha venido.

Cuando Yoongi me miró de reojo, a mi ya se me caía una lágrima silenciosa sobre la mejilla.

-El amor apesta -murmuró el muchacho.

Negué con la cabeza.

-Sólo cuando termina -dije.

Sentí que volvía a mirarme, un largo segundo, y finalmente volvió la vista a la carretera y con un rápido giro de volante se corrió del medio de la calle y estacionó a un costado. No apagó el motor, en lugar de eso giró todo su cuerpo hacia mi, apoyándose con un brazo en el volante. Estiró una mano hasta mi mejilla y me atrajo hacia sí, hundiendo sus labios en los míos.

Abrí los ojos como platos, sorprendida. Los labios de Yoongi eran suaves y cálidos, aunque presionaba mi boca contra la suya con apremio y, lo que creí sería, un poco de angustia. Su cabello caía sobre mi frente, su aliento a cerveza me golpeaba la cara con una calidez casi que amena. Su mano pasó de mi mejilla a mi cuello, poniéndola así donde apenas había un poco de piel descubierta, sobre mi clavícula y garganta. Yoongi olía a sal de mar, a tabaco y a jabón. No pude dejarme hacer en ese beso, todo mi cuerpo estaba rígido.  Iba borracha, pero no tanto; aún tenía una parte de mi lo suficientemente sobria como para comprender que toda aquella escena era una locura. 

Se despegó de mi y volvió a sentarse normal tras su volante, maniobrando para sacarlo de donde lo había estacionado y volver a ponerlo en marcha.

-¿Q-qué ha sido eso? -inquirí.

-Estoy seguro que ninguno ha besado a nadie más luego de que nuestro antiguo amor terminara -tragó saliva y suspiró-. Entiendo lo doloroso que puede ser. Para mi, Garin era lo mejor del mundo.

Sentí aquella frase como un flechazo directamente al centro de mi corazón. Tomé una bocanada de aire, con el corazón disparado a mil, y me quité los guantes y el gorro de lana de mi cabello ya seco.

Hubo un silencio larguísimo hasta que, de repente, tal vez porque tenía alcohol en sangre o tal vez porque el momento lo ameritaba, me atreví a preguntar:

-¿Qué fue lo que le pasó?

Tras un largo momento de duda, lo suficientemente largo como para convencerme de que Yoongi no hablaría, me respondió.

-Nevaba -increíblemente, sonrió. Sonrió con tristeza, pero una sonrisa al fin y al cabo-. Una de esas nevabas que ya no están previstas, cuando ya ha pasado el invierno. Nevó muchísimo esa tarde. Nos habíamos visto el día anterior. De hecho habíamos tenido una pelea, una cosa de niños -levantó los dedos sobre el volante, encogiéndose de hombros-. Pero fue lo último que hablamos antes de que sucediera. Su amiga y ella irían a Seúl en camioneta, tenían pensado hacer un pequeño viaje. Cuando lo supe por un conocido esa misma mañana le escribí muy enojado, pensando que lo haría para alejarse de mi un tiempo -se rió-. Y tal vez así era: Garin era muy enojona y a veces, muy impulsiva -me lanzó una rápida mirada y yo la aparté, fijándome en el camino que teníamos en frente-. Pero ese día había nevado mucho, la carretera estaba congelada y era muy peligroso ir por allí -se mordió el labio y sacudió la cabeza. Al verlo comprendí que se estaba aguantando las lágrimas con todas sus fuerzas-. Lo último que le escribí fue "vete a la mierda, Garin" -tomó aire lentamente por la boca-. Creo que lo que más furioso es pone es no haber podido despedirme de ella a tiempo. ¿Sabes? Es tan injusto... Se me fue de las manos, se me cayó como la arena, jamás habría podido detenerlo. Así nomás, un día peleas como tonto con tu novia, y al otro día ella... Se me escapó. Ella siempre se escapaba, pero ésta vez en serio... En serio se me fue.

How Soon is Now? [Min Yoongi]©Where stories live. Discover now