11- Plan B

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-¿Hola?

-¿Jimin? -murmuré junto al teléfono, mirando hacia al costado para ver desde la sala de estar la puerta de la cocina donde mi tía aún leía el periódico-. Necesito que me hagas un favor.

Casi que podía oír la música de escape en mi cabeza mientras me tambaleaba entre las cajas que había apilado una arriba de la otra, mas un par de libros, y llegaba al techo donde, justo sobre mi cama, había un pequeño tragaluz. Pequeño pero lo suficientemente grande como para que ésta listilla cupiera en él.

Me aguante la risa cuando la abrí y pasé mi cuerpo por ella. Sabía que era una idea terrible, pero aún así era lo más descabelladamente divertido que había hecho. ¿Era posible que luego de la descarga de dopamina que me había sacado Hoseok en su motocicleta hubiese quedado adicta a la adrenalina? Tal vez. Y aunque no fuese la situación más escandalosa del mundo, ahora mismo e hincada sobre el techo de la casa de mi tía me sentía abrumada.

Gateé lentamente sobre las tejas inclinadas, tratando de no mirar hacia abajo. Casi que cinco metros de altura me separaban del suelo y no era tentador pensar en la caída. Inspiré hondo por la nariz y esquivé materia fecal de algún animal, posiblemente volador, clavándome hojas y ramas de los pinos que tenía alrededor y que habían caído sobre el techo en las palmas de las manos. Apreté los labios y gateé un poco más hasta dar con la antena y entonces agarrarme de ella, a salvo. Me puse en pie con piernas temblorosas y estiré el cuello para ver más allá.

Y ahí venía.

Lujoso, negro, brillante como si lo hubieran barnizado ahí mismo, largo, polarizado y silencioso; el Mercedes de Jimin viraba en una esquina para estacionarse en la calle frente a mi, justo al opuesto del porche. Lo cual estaba muy bien pensado, porque ninguna ventana de la casa daba hacia aquel lado, por lo que mi tía jamás me vería escapar... arrojándome del techo.

Vi como la puerta se abría rápidamente y se cerraba casi que de un portazo. Jimin salió apuradísimo, con cara de preocupación, su chaqueta volando detrás de él, sus piernas musculosas en aquel pantalón de vestir tan elegante corrieron hacia mi y su rostro, echado hacia atrás para verme en la altura, enmarcado por aquel cabello rubio que se volaba sobre la frente y le hacía ver como un príncipe azul de cuento de hadas.

En otras palabras que mi ex novio estaba buenísimo y no era muy conveniente.

-¡Sofi!

-¡Shhhhhhh! -me apresuré a interrumpirlo, llevándome un dedo sobre los labios con apremio. Lo único que me faltaba era que mi tía nos encontrara en esa situación.

Jimin miró a ambos lados de la calle inhóspita, desesperado, y volvió a mi.

-¿¡Qué haces!? -exclamó en susurros-. ¿¡Estás loca!? ¡Te vas a matar!

Señalé con un dedo el árbol que tenía en frente y luego su auto.

Jimin relajó el rostro, ya fuera de sí, y juntó los dedos sobre el tabique de su nariz, cerrando los ojos y poniendo el otro brazo sobre su cadera.

-No me dijiste que te tirarías del techo.

-Olvidé ese pequeño detalle -murmuré, encogiéndome de hombros.

Jimin suspiró.

-Espera -rápidamente fue hacia el árbol y vi como tórpemente intentaba subirlo.

-¿Qué haces?

-Voy a subir para ayudarte a bajar.

-Te ves ridículo escalando un árbol en traje. ¿Es que nadie te ha presentado los joggins?

How Soon is Now? [Min Yoongi]©Where stories live. Discover now