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Esta mañana, como todas las otras, me levanto con singular alegría. El sol brilla a través de mi ventana y eso indica que la primavera ha llegado. De mis estaciones favoritas ya que todo tiene un brillo singular e incluso el aire se siente mas feliz. Asi que hoy, me tomo todo el tiempo que necesito para despertar.

Hago toda mi rutina de mañana como siempre. Me doy una larga ducha caliente, rasurando mis piernas, lavando mi cabello y exfoliando mi cuerpo; al salir, me maquillo, me arreglo el cabello, y me pongo el uniforme de la escuela.

Me miro en el espejo y sonrio, perfecto. Hoy será un día genial. Pero... algo me falta.

Ah, si. Mi collar. Tomo la fina cadena con el dije de la luna y me la coloco. Ahora si me veo completa.

Bajo las escaleras y un delicioso olor llena mis fosas nasales. Dios, amo despertar y que el delicioso olor llene cada esquina de la casa.

—Buenos días señorita Avrey.— Una de las amas de llaves me recibe antes de entrar a la cocina con una sonrisa amable y calida. Le sonrio de vuelta y entro por las puertas.

Mi madre y mi hermano pequeño desayunan juntos. Una imagen que nunca me cansaré de ver.

—Buenos días madre.— Digo abrazandola por detrás. Su cabello perfectamente alisado y su conjunto elegante no son fáciles de ignorar, siempre un paso adelante de todos.

—Buenos días, han hecho tu desayuno favorito, panqueques de mantequilla y jugo de naranja.— Me siento en mi lugar y alguien me sirve la comida. Comienzo a comer, es exquisito, claro, como siempre.

—¿Dónde está papá?— Pregunto curiosa mientras como.

—Tuvo que irse a trabajar desde temprano.— Dice mi madre. Nada fuera de lo normal, papá trabaja día y noche, incluso los fines de semana si fuera posible.

Continuamos comiendo en un comodo silencio y una vez que he terminado, regreso a mi habitación a cepillarme los dientes y aplicarme perfume. Tomo mi mochila y mi celular.

—Vamonos Jack.— Le digo a mi hermanito. Este corre detrás de mi al entrar al carro.

—¡Adios mami!— Grita Jack con un tono tierno desde la ventana. Mi madre nos despide con la mano.

Mientras el chofer maneja, reviso mis mensajes que se acomularon en la noche y mis redes sociales.

Al llegar, recibo muchas miradas, nada diferente a los demás días, admito que ya estoy acostumbrada a elloz Camino hacía mi locker, donde me encuentro a mi mejor amiga, Maia.

—Hola, ¿que tal tu tarde?— Dice abrazándome córtamente. Maia y yo somos amigas desde que tengo memoria. Nos conocimos desde pequeñas en la escuela y hemos sido inseparables desde entonces.

—Normal, lo de siempre.— Digo mientras tomo los libros que necesitare el día de hoy. Caminamos juntas hacía nuestro salón, donde Nate, mi novio, me espera.

—Hola nena, ¿cómo estas?— Me da un corto beso en los labios, discreto y respetuoso.

—Muy bien.— Digo sentandome en mi lugar. Maia se sienta a mi lado y Nate destras de mi con sus amigos.

Un chico de mi clase se me acerca. Veo que esta nervioso por como acomoda aus gafas y le tiemblan las manos. Maia al verlo suelta una pequeña carcajada y yo la miro de mala gana. No me gusta que se burle de los demás.

—Hola Avrey. Soy Michael, pero todos me dicen Mike.— Tiene la voz temblorosa y me da ternura. Es adorable.

—Hola Mike.— Le sonrio.

—Disculpa amiguito, ¿se te perdió algo?— Nate habla detrás de mi.

Lo miro. —Nate, no seas groseso, dejalo hablar.

—Lo que pasa es que, el equipo de la olimpiadas matemáticas hemos ganado, y hoy celebraremos en mi casa una gran fiesta. Pero yo no tengo muchos amigos, así que pense que si tal vez tu vinieras, todos quisieran venir.— Antes de poder decir algo, Maia rie.

—¿Olimpiadas matemáticas? ¿Eso existe?— Dice tratando de contener la risa. Nate ríe también con ella.

—Chicos paren.— Digo enojada.

—Claro que si, Mike. Me encantaría ir. Y apuesto a que a Maia y a Nate también, ¿cierto chicos?— Digo.

—Absolutamente no.— Dice Nate.

Miro a Maia, ella entenderia, ¿cierto?

—Estás de coña, ¿verdad?— Dice mirándome extrañada.

—Maia, es viernes. Y no hay nada mejor que hacer. Anda, hazlo por mi.— Hago un puchero de tristeza. A Nate lo convenceré luego.

—Ok, esta bien.— Dice vencida.

—Ahí estaremos Mike.— La sonrisa en su rostro es inigualable. Es tan adorable. Regresa a su lugar y veo como todos lo miran triufante.

Giro en mi lugar para encarar a Nate.

—¿Irás? ¿Por mi?— Digo tomando su mano.

—Nena estas loca. Sería como suicido social.— Dice alisando mi cabello.

—Es solo una noche, te compensaré, lo juro.— Digo mirándolo.

—Dios mio, Avrey. No puedo creer las cosas que hago por ti. Me la debes, y muy grande. Odio cuando haces estas "obras de caridad"— Dice haciendo comillas con sus dedos.

—No es una obra de caridad, simplemente quiero ayudarlo a que vaya gente a su fiesta.— Contesto.

—Suena como obra de caridad para mi.— Dice Maia desde su lugar. La miro de reojo y esta rie.

La clase comienza y pongo toda mi atención en ella. No puedo bajar la calificación de mis notas. Soy la primera en la clase y pienso mantenerlo así.

Les contaré un poco sobre Nate. Estar con él, se podría decir que nunca fue una decisión totalmente mía. Nuestros padres son amigos, o "socios", más bien. Nate y yo conviviamos desde chicos, hasta que de la amistad surgió el amor. Y al parecer estaba acorde al plan de nuestros padres. Admito que Nate es un chico genial, lo amo. Es perfecto, su físico esta para morir, con su cabello rubio y ojos azules, capitán del equipo de fútbol y heredero de la empresa de su padre, puedo decir que lo tiene todo. Tiene todo menos, ah claro, mi virginidad. Esa aún la estoy guardando.

La clase termina y tomo mi celular. Checo mis redes sociales y me tomo una selfie en instagram. La posteo en mi historia y añado:

¿A quién veré hoy en la fiesta de Mike?

Es lo menos que pueso hacer. Que puedo decir, me gusta ayudar.

Money Heist | (completada)Where stories live. Discover now