8

557 27 2
                                    

Ya ha pasado una semana desde el incidente del parque. Al parecer todas mis "libertades" anteriores han sido quitadas. Ya no salgo de este cuarto y solo me desatan las manos cuando voy a comer. Si es que recuerdan.

Y yo tampoco coopero mucho. Simplemente no puedo comer, mi organismo no puede. El simple olor de la comida me hace querer vomitar. Es culpa de las imágenes en mi cabeza, lo se. Se repiten una y otra vez como una jodida película interminable, que siempre comienza con los recuerdos nuestros.

Siento como cada vez pierdo fuerzas y energía. La camiseta que antes era dos tallas mas grande ahora es probablemente cinco. Se me cae por los huesudos hombros. Y ni hablar de mis muñecas. Sangran todo el jodido día por las cadenas. Ayer se me ocurrio la brillante idea de tratar de safarme y claramente no lo logre. Solo lo empeore todo ya que recibí un buen puñetazo de Doce en mi ojo izquierdo, y aunque no me puedo ver, se que esta morado. Seguramente luzco terrible. Y en cierto modo me lo merezco.

Merezco morir lentamente, sufrir cada segundo, rogar por morir, eso es lo que merezco.

La puerta se abre de par en par y la respiración se me corta. Joder.

—Por alguna razón sigues insistiendo en tu maldito juego de no comer. Arruinas mis planes, te necesito con energía. Saludable.— Dice sonriendo.

Hago mi mejor esfuerzo para no levantar la vista. Estoy mejor así. Algo en sus ojos azules me molesta.

—Doce, tráeme el suero por favor.— Mientras Doce reacciona, Tres me desata las manos. Su cara cambia totalmente al ver mis muñecas. —Esto está mal. Recuerdame de limpiarte después.— Estoy bastante confundida. El tono de su voz ahora suena tranquilo, no alterado ni enojado como siempre está.

Doce entra con una bolsa de suero dentro de una bolsa y Tres lo toma. Me coloca una liga en el brazo y con cuidado introduce la aguja en el. Parece tener bastante experiencia. Mis ojos reaccionan por mi y buscan en sus tatuados brazos cualquier signo de que lo hace. Y lo encuentro.

Su brazo izquierdo tiene la cicatriz de que ha sido agujerado bastantes veces, hasta cuenta con un morete. El parece notarlo porque retira la liga y se aleja.

—Doce se irá por unos días, entonces solo seremos tu y yo, princesa.— Su tono arrogante no está presente ahora, solo suena tranquilo.

Doce sale de la habitación junto con Tres y me quedo observando mi brazo con la aguja dentro. Quiero decir que duele pero en realidad no.

Tres entra de nuevo, pero esta vez solo. No dice nada. Simplemente me quita todas las cadenas y se va. Me quedo en mi lugar unos momentos, esperando a algo, pero no pasa nada.

Es mi primera vez en una semana que me pongo de pie, así que me tomo unos minutos para hacerlo correctamente, me tambaleo un poco pero lo logro. Noto como los pantalones se me deslizan. Los ató más fuertemente a mi cintura y contemplo que debería de hacer. Me cuelgo la bolsa con el suero adentro y camino lentamente hacía afuera. El pasillo está iluminado por luz natural y mi cabeza duele. Es muy brillante, había estado en la oscuridad todo este tiempo.

Escucho unas voces a lo lejos. —Regresaré con todo, lo prometo.— Habla Doce. Tres no dice nada, solo oigo la puerta cerrarse y me quedo inmóvil.

Estamos solos. El terror me llena. Trato de calmarme, siempre ha sido así. Y últimamente me tengo mas miedo a mi misma que a él.

Camino lentamente por todos los pasillos y me pongo a investigar. La mayoría de las habitaciones están vacías. Encuentro la habitación de Doce, tiene ropa tirada por todo el piso y su cama esta hecha un desastre y... oh dios. Miro el plástico con disgusto, esta usado.

Solamente alguien loco estaría con Tres.

Sigo caminando por el pasillo pero la siguiente puerta esta cerrada con seguro, probablemente la habitación de Tres. Una puerta al final del pasillo me llama la atención. Nunca la había visto. Camino hacía ella y la abro con cuidado. Me sorprende ver que es una habitación con un hermoso piano y un sillón.

Mis pies caminan por si solos hasta el piano, y casi se siente como el de casa. Se me hace un nudo en la garganta al ver el hermoso instrumento ante mi. Mis dedos lo rosan delicadamente y toco una tecla. La familiaridad de esta me hace derramar una lagrima.

Respiro hondo y mis dedos comienzan a tocar una hermosa melodia que me se de memoria*. Mis dedos se mueven involuntariamente porque saben esta canción de memoria, la han tocado interminables veces. La han tocado para mis familiares y amigos.

Me dejo llevar y soy una con la música que sale de este. Mi mente recorre hermosas memorias mientras la toco.

Para cuando termino, me respiración esta agitada y mas lagrimas en mis mejillas corren como ríos.

Estoy en shock. Respiro unos minutos y me trato de calmar.

—Wow.— Una voz detrás de mi me hace saltar en mi lugar. Camina despacio hasta estar frente a mi y lo miro sin expresión alguna. —Siempre ha estado ahí con la esperanza de ser tocado por alguien. Gracias.

No hay sarcasmo detrás de su voz lo cual me deja sorprendida.

—Puedes tocarlo cuando quieras. Siempre he querido aprender pero, no tengo tiempo.— Esta parado enfrente mio. Pero ambos estamos bastante calmados para reaccionar.

—He tocado desde los cinco años.— Las palabras salen por si solas. Yo solamente necesito hablar con alguien. —Recuerdo que mi papá deseaba tener una hija que tocara el piano y desde entonces siempre habia tocado para él. Y sinceramente yo lo amo, amo el sonido que provoca. Es hermoso y puede ser tan fuerte y determinado pero al mismo tiempo suave y tranquilo.— Lo miró directamente y por un segundo me miento a mi misma pensando que es una persona normal.

Nos quedamos en silencio un segundo. —Esta era mi casa de la infancia, aquí crecí. Mi padre... él solía tocar el piano todos los días, siempre mis hermanos y yo nos sentabamos a observarlo y era verdaderamente hipnotizante. Era mi parte favorita del día, y todo cambio cuando...— El aire se torna tenso. —Olvidalo, hable de más.

Camina hacía la puerta y yo me quedo inmóvil.

—Te esperaré para cenar. Necesitas comer.— Dice ahora con voz cortante.

No puedo creer lo que acaba de pasar. Tres realmente acaba de ser sincero conmigo. Fue real, lo se. Fue honesto. Me hablo sobre su infancia. Y eso es bastante.

De repente algo en mi mente hace clic.

Tengo que seguir así. Tengo que lograr entrar en él y esa será la única manera de salir de este lugar. Lo tengo que hacer por todas las muertes que he causado. Por Nate y por Maia. Por mi familia. Por mi.

__________
*La canción que toca es el Nocturno de Chopin (Op. 9 No. 2)

Money Heist | (completada)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें