16

461 27 3
                                    


Pasar todo el día encerrada en una casa es peor de lo que imagine. Mi única forma de entretenimiento es el piano, o la televisión que veo a escondidas cuando nadie la usa. Camino de arriba a abajo para caminar, y aunque no puedo dormir, descanso todo el día. Ésta horrible sensación de tristeza y cansancio me tiene harta, ya no veo la luz en esto, cada noche los pensamientos son más fuertes, las memorias más profundas y mis lagrimas más pesadas. Creí que ya no iba a  llorar más pero al parecer subestime a mi cuerpo.

Tres y Doce, o River y Liana, se pasan todo el día ocupados. River hace llamadas todo el día que parecen enojarlo una por una, Doce siempre está en su laptop haciendo no se que. No me hablan, a menos que sea para avisarme que ya esta la comida.

Pero siempre hay un pensamiento que es muy recurrente en mi, lo pienso día y noche. ¿Si él no me va a matar, debería de hacerlo yo? No suena como un mal plan. Sería... libre, de alguna manera. Saldría de aquí y estaría tranquila por fin, sin tener que preocuparme por saber a quien decidirá matar Tres ese día.

Y lo he pensado bastante, he pensado las diferentes maneras. Si pude matar a una persona, ¿porque no podría matarme a mi misma?

Las navajas de afeitar que encontré escondidas en la habitación de Liana gritan mi nombre, quieren ser usadas. Tomo una entre mis dedos temblorosos y después miro mi muñeca. Las venas resaltan de lo pálida que esta mi piel. ¿Dolerá? Joder, claro que dolera.

Cuidadosamente trazo una pequeña línea sobre mi piel. Una delicada gota de sangre sale de esta. Y sorprendentemente no duele tanto como esperaba. Se siente... liberador. Hago otra un poco más abajo y las lagrimas se mezclan con una sonrisa de satisfacción.

Estoy loca, ¿porque sonrío?

Y cometo un gran error... me dejo llevar. No mido la fuerza y trazo una línea más grande y fuerte. Un grito de llanto y dolor se me escapa. La sangre comienza a escurrir por mi brazo.

—¿Avrey, estas bie- joder.— River se acerca a mi y toma mi muñeca entre sus manos. —¡¿En qué estabas pensando?!— El volumen de su voz me hace llorar más.

Me ayuda a sentarme en la cama y entra al baño. Regresa con una toalla humeda. La coloca contra mi muñeca pero esta comienza a teñirse de rojo.

¿Qué he hecho? Yo no soy así.

La realidad de lo que acabo de hacer me golpea y continuó llorando. No debí hacerlo. Odio el sentimiento. Quiero que pare.

Mis emociones actúan por mi y abrazo a River.

Él se queda inmóvil. Parece no respirar. Pero después comprende y me rodea con sus brazos.

—...no quise hacerlo— digo entre lagrimas. En verdad no quería.

—Tranquila, solo... no vuelvas a hacerlo. Porfavor.— Me separo y lo miro de frente. Se ve bastante preocupado y parece que quisiera... ¿llorar? —Aguarda aquí.

Sale de la habitación y después regresa con vendas y algodón. Limpia las heridas con mucho cuidado y después me venda.

—Cuando sientas la necesidad de hacerlo de nuevo. Dimelo, ¿okay? Porfavor no lo hagas otra vez. Dime y yo puedo ayudarte.— Asiento con la cabeza y me quedo sentada. Él me mira atentamente.

A veces creo que hay dos personas. Una es Tres, el asesino, el que me ha hecho sufrir todo esto, el culpable de todo. Y después esta River, un chico con un terrible pasado que sufre y trata de arreglar las cosas. El chico que se preocupa. Al que le importa y siente.

No. No debería de hablar así sobre él.

Me recuesto en la cama y el camina hacía afuera.

—¿River?— Digo desde aquí.

—¿Si?— Responde desde la puerta.

No puedo creer lo que estoy a punto de decir. —¿Podrías quedarte?

Él me mira confundido. —De acuerdo.

Camina de nuevo hacía el lado contrario de la cama y se sienta a mi lado. Cierro los ojos y respiro.

Me siento... tranquila.

—Gracias.

Money Heist | (completada)Where stories live. Discover now