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Mis ojos se abren esperando en dulce canto de mi madre de cumpleaños. El abrazo de Jackson y mi padre. El delicioso pastel de chocolate que preparan para mi todos los años. La llamada de Maia en el momento exacto en el que me levanto. Las flores de Nate.

Me despierto a una habitación jodidamente helada, soledad y un par de ojos mirándome directamente desde la puerta.

—Buenos días para ti también.— Le digo a Doce. Seguramente llegó ayer por la noche, porque cai rendida del sueño.

—Tenemos mucho que hacer hoy, levantate.— Dice con su usual voz cortante. Me levanto lentamente para evitar caerme en el intento. Ambos están en la cocina esperandome lo cuál me pone nerviosa.

—Feliz cumpleaños.— Tres lo dice con una extrañamente normal voz, que hasta recibe una mirada por parte de Doce.

—Gracias.— Digo en voz baja. Se retira escaleras arriba y me quedo con Doce.

—Me veo obligada a hacer algo que sinceramente no me gustaría hacer, pero, no me dejas otra opción.— La miro confundida.

Antes de que pueda decir algo me toma por los brazos y me arroja a una silla de la cocina. Con una rápida habilidad me ata a esta y siento mis muñecas arder. Me inmoviliza. Detrás de ella toma lo que parece ser un tuvo muy delgado y transparente.

—Sigues insistiendo en no comer.— Dice mirándome decepcionada.

Oh no. Ahora se que eso. Lo he visto en películas.

—No, no. ¡Porfavor! Prometo que comeré.— Digo cuando el pánico empieza a subir por mis venas.

—Muy tarde.— El tuvo entra por mi nariz y es empujado por toda mi garganta. Un dolor horrible y un asco se mezclan al sentirlo. Una lagrima y un grito se me escapan del dolor. —Ya está.— Un liquidó amarillo comienza a entrar por el tubo y yo lloro muy calmadamente. Jamás pense que tendría que llegar a este extremo.

—Podría haber comido.— Digo en voz baja y esta me tiembla.

—Si, podrías. Pero necesitamos que tengas fuerza para esta noche. Tenemos un evento especial.— Me dice con su sonrisa orgullosa. Procede a encender la televisión y poner las noticias.

—...La celebración de los 18 años de Avrey Caswell seguirá en pie para conmemorar a los perdidos y esperar su pronto regreso. La familia Caswell, conocida por sus fantásticas fiestas, hará la fiesta más grande y exclusiva hasta el momento...— No pierden ninguna oportunidad...

Ella ríe. —Eso si que esta jodido.— A mi no me parece nada gracioso. Simplemente me siento y trato de ignorar el horrible sentimiento del tubo atravesando mi garganta hasta mi estómago. Tres baja las escaleras y me mira.

—Eso se ve asqueroso.— Dice con cara de disgusto y yo siento la necesidad de esconderme. No me gustaría que nadie jamás me viera así y nunca pense que llegaría a estar así.

Y pensar que hoy sería el día en que más hermosa me vería...

Pasan unas horas y porfin puedo retirarme el maldito tubo, que resulta ser más doloroso de lo que esperaba. Aunque me siento más llena y con energía, jamás volvería a hacerlo y yo me asegurare de que no volverá a pasar.

Estoy en la habitación cuando Tres entra con una bolsa grande en su mano.

—Ponte esto. Y bañate.— Dice arrojando la bolsa a la cama. Yo la abro para ver un hermoso vestido del color azul más claro, casi parece blanco. En otras condiciones hubiera amado usarlo. Me ducho y al salir me pongo el vestido. Me siento bastante incómoda ya que mis hombros se ven más delgados de lo que creía. Doce me maquilla y me arregla el cabello haciendo lo que puede. Al parecer no hay tiempo para nada.

Mi preocupación aumenta a cada segundo, no se lo que harán y se que son capaces de cualquier cosa. Siempre que suceden alguien termina muerto. Me quedo sola contemplando todo lo que pudiera pasar.

Tres aparece en mi habitación. Esta vestido con un elegante esmoquin, y hasta me atrevo a decir que le queda de maravilla. Es joven, probablemente uno o dos años mayor que yo. Y eso es lo más perturbador.

—Pensé que quizás querrías esto...— Dice extendiendo su mano y entrgandome algo. La fina cadena con el dije de la luna es colocada en mi palma de la mano.

—...Gracias.— Me ha dejado sin palabras. ¿Porque de repente se comporta "normal"? Me la pongo y me siento... completa. Me siento yo misma.

Tres me mira de arriba a abajo y después me mira directamente a los ojos. —Porfavor no complíques las cosas más de lo que ya lo has hecho.— Pienso en lo que quiso decir con eso mientras Doce me venda los ojos y subimos al automóvil.

El camino es relativamente corto y en poco tiempo llegamos al enorme salón de eventos. Aparcamos en la acera de enfrente, donde no hay nadie y esta oscuro. Me retiran la venda y puedo ver la fiesta ante mis ojos. Anhelo por regresar a mi vida y celebrar esa fiesta como debería, no en memoria mía.

Dos personas más se nos han integrual grupo. Los dos me sostienen de los brazos.

—Muy bien nena, así están las cosas. Vas a entrar a la fiesta cuando mi amigo Nueve te diga que lo hagas. Y tu vas a hacer la actuación de tu vida. Quiero que armes un desastre. Grita y hazles saber que deben irse porque alguien está apunto de explotar el maldito lugar.

—No, no, ¡no porfavor!— Lloro y suplico. —No mates a nadie más, ¡porfavor!— Lloro histéricamente. Esto no puede estar pasando. No otra vez.

Antes de poder replicarle más, Doce y Tres salen del auto, ambos vestidos elegantemente y como si nada entran a la fiesta.

No lo puedo creer, todos han sido engañandos, todos ahí dentro están jodidos. La seguridad, los empleados de la fiesta, todos trabajan para Tres.

Money Heist | (completada)Where stories live. Discover now