「66」

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Hay que decir que aquellos días no fueron los mejores de Jisung, que se encontraba enojado y triste porque no sabía cómo solucionar todo, y cada día quería más desesperadamente saber si podría ver. Saber si todos esos niños a los que había enseñado a leer en Braille para sobrevivir podrían ver.

Por si fuera poco, Sana se acostó a su lado un día, había cerrado la puerta tras ella, lo que era extraño porque la puerta de la habitación de Jisung casi siempre mantenía abierta.

—Te tengo que hablar de algo —le dijo, y Jisung se sentó, asintiendo para que ella prosiguiera —Me ofrecieron un puesto en la academia de artes de Australia.

—¿Australia? —Jisung preguntó, frunciendo el ceño —¿Te vas?

—Tengo que, Jisungie —Sana acomodó un mechón detrás de su oreja —Es una gran oportunidad, además, es solo un año por mucho.

Jisung tenía lágrimas en sus ojos, sin embargo sonrió un poco.

—Estoy feliz por ti, Sana, estoy seguro de que te va a ir bien.

—No llores —rogó Sana —Al menos no tendrás que aguantar mis asquerosas bromas que odias.

—Pero, ¿Quién me llevará a lugares a donde quiero ir? ¿Y cómo se supone que sepa cuando está bien que abra la puerta? —las lágrimas de Jisung ya corrían por sus mejillas, y Sana también sentía un nudo en su garganta.

—Sabes que últimamente no me necesitas tanto, tienes a Minho —Sana trató de animarlo, pero la mención de su novio solo lo hizo más triste todo porque ahora peleaban y siempre era por lo mismo. Era su culpa, Jisung estaba seguro, Minho estaba siendo responsable. Era verdad que muchas cosas podían salir mal siendo el primero—, además —siguió su hermana —Tengo algo para ti.

Sin decir más se puso de pie y abrió la puerta, un Golden Retriever entró rápidamente, subiendo a la cama de Jisung y por un momento Sana agradeció que Jisung no pudiera ver las marcas de las patas en las sabanas, además, su hermano estaba bastante concentrado sintiendo el hocico del perro, que lo olfateaba.

—Se llama Delta, está entrenada para ayuda de invidentes, te puede avisar cuando es alguien que conoces en la puerta, ayudarte a caminar por la calle y en caso de que alguien te intente hacer algo que se considere muerto —Sana dijo emocionada, acariciando la cabeza de la perra —Quería darte un cachorro, pero no hay cachorros entrenados, así que esta bebé tiene un año y medio.

—Oh por Dios, Sana —dijo Jisung emocionado, abrazó a su hermana —Gracias.

Así que el resto de la tarde estuvieron jugando con la perra, Delta se hizo amiga de Jisung fácilmente, incluso le había dado la pata y Sana le enseñaba las diferentes señales que usaba Delta para avisar algo a Jisung.

INKED ♡━мιиѕυиg.|| αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora