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「95」

Minho hubiera deseado atrasar más las cosas, disfrutar del simple hecho de dormir escuchando a Jisung moverse a través del pasillo y abrazar a Delta que era lo único cálido en la fría sala. Pero una vez la construcción terminó, y distintos diseñadores de interiores se dedicaron a amoblarlo y poner placas en braille para cada sala, Minho supo que tenía que proceder.

Le dijo a Jisung que lo invitaría a comer, sabiendo que el de cabello rubio no se negaría para seguir sosteniendo la mentira de que todo seguía igual. De verdad debía estarse sintiendo alegre, porque era su primer edificio llevado a cabo, en realidad estaba triunfando en la arquitectura y muchas empresas y compañías iban a estar presentes para la apertura.

Pero no lo estaba, porque incluso en la cima sentía que estaba en la parte más baja de la montaña.

Jisung estuvo presionado contra el otro extremo del auto negro que los llevaba, la tensión podía sentirse y ni siquiera el conductor se atrevía a decir algo. Cuando doblaron la esquina, Jisung giró hacia Minho confundido, una multitud de gente se amontonaba en la acera, el auto se detuvo. justo en frente de la gente que detenida por cordones de terciopelo y dos guardias de seguridad formaban un camino.

Minho bajó del auto siendo recibido por aplausos, agradeció con una sonrisa a los presentes mientras extendía la mano a Jisung para que bajara. Atravesando el camino de personas estaban el jefe de Minho y el presidente de la compañía que financió el proyecto, entre ellos había una cinta roja con un moño enorme.

Los dos hombres estrecharon la mano de Minho y luego la de Jisung. El castaño sentía como si estuviera en un programa de televisión, o en un sueño, durante su carrera recordaba pensar en ese momento como su meta, como la cúspide de su carrera, pero miraba al muchacho rubio, que parecía perdido de pie a su lado detrás de la cinta, y se sentía tan a la deriva como él.

Su jefe se extendió en un discurso en el que resaltaba la importancia del valor de los discapacitados, y muchas más cosas que ni siquiera habían sido escritas por él.

—... Finalmente, quiero dar el honor al increíble arquitecto detrás de este proyecto, no puedo estar más orgulloso de tenerlo en mi empresa, y todas las felicitaciones van a él —Finalizó el discurso, entregándole las tijeras enormes para cortar la cinta a Minho, quien las recibió con manos temblorosas, sintiéndose poco merecedor de las palabras y del acto que estaba por realizar.

Le entregó las tijeras a Jisung.

—Quiero ceder el honor a Han Jisung, ya que sin él nada de esto hubiera sido posible, y él es quien se va a encargar de la enseñanza y funcionamiento del edificio. Un aplauso, por favor.