「93」

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Minho estaba en el trabajo, hacia más de un mes que no iba pero sentía la necesidad de estar fuera de casa.

Le asustaba que lo que llamaba casa solo lo era para él y no para su novio.

El cambio en Jisung había sido gradual, aunque ahora el pánico de Minho estaba alcanzando el cielo. El primer día se obligó a pensar que era una coincidencia, que Jisung solo estaba de mal humor y pasaría. Podía ver el esfuerzo que hacía para no demostrarlo, para reprimirlo, pero reconocía su pánico, porque era el mismo que veía cuando se miraba al espejo.

Había llamado a Changbin, y este le prometió averiguar, pero no había tenido una respuesta hasta ahora.

Así que llevaban dos meses así.

En ocasiones, Minho dormía en el sofá para no incomodar a Jisung, y Delta se acostaba con él. Su único consuelo era cuando Delta lamia las lágrimas de su rostro y soltaba pequeños quejidos de preocupación.

Ella también sentía como su familia se desmoronaba.

Era aún más doloroso cuando Minho actuaba por instinto y tomaba la mano de Jisung o lo abrazaba, para luego de unos segundos sin respuesta recordar, y tener que separarse.

Se negó lo más que pudo pero ya era imposible hacerlo.

Minho lo había decidido, e iba a suceder tarde o temprano, no quería apresurarse al fin pero sentía como lo presionaba, y por más que amara a Jisung tenía que dejarlo ir.

No quería rendirse, porque estaba seguro de que no podría amar a nadie de la manera en que amaba a Jisung, porque no quería pensar que todo, su historia, sus vidas hubieran sido para terminar así pero precisamente porque lo amaba tenía que hacerlo, porque no podía soportar la idea de Jisung siendo miserable por su presencia y la cuenta regresiva disminuía cada día.

Ese día en la tarde quería verlo feliz, y para eso también tenía un plan.

Llamó al taxi desde antes, y le envió un texto a Jisung avisando. El nudo que ya parecía en su garganta y pecho se apretó al verlo salir con cara de fastidio por la puerta. Entró al taxi y ninguno de los dos se molestó en saludar. Minho ni siquiera sabía porque tenía esperanza en que lo que iba a suceder cambiaría las cosas, era un iluso, por más que lo negara.

El trayecto fue tan corto como podía serlo, pero la pierna de Jisung que saltaba regularmente le decía que estaba impaciente.

Se detuvieron frente al aeropuerto, y Jisung miró a su alrededor confundido mientras Minho pagaba, y luego quedaron los dos de pie en frente de una puerta. Jisung se esforzó por leer sílaba a sílaba gracias a lo que estaba aprendiendo desde la cirugía.

Llegadas internacionales.

Jisung giró a mirar a Minho, una mirada esperanzada que Minho había aprendido a extrañar, al mismo tiempo que había aprendido que Jisung parecía menos irritado si hablaba como si no se dirigiera a él, con la voz baja.

—El vuelo de Sana está programado para llegar dentro de media hora, hablé con ella antes de que saliera y todo está a tiempo, a menos de que haya turbulencia o algo así.

—¿Por qué hablaste con ella y no yo?

—Ella llamó, quería darte una sorpresa.

Jisung sonrió de manera genuina, por egoísta que fuera Minho hubiera querido que fuese por él. Entraron al aeropuerto, sentándose en una pequeña sala de espera que quedaba enfrente de las pantallas que mostraban las llegadas de los vuelos. Pasaron la media hora hablando sobre quien iría a comprar víveres y quien llevaría a Delta a bañar, dividiendo las distintas tareas de vivienda que necesitaban.

Vuelo 414 desde Sydney favor dirigirse a zona de equipaje.

—Es ese —afirmó Minho poniéndose de pie, y Jisung le siguió.

Le había hecho caso a Sana, le había pedido el favor a Minho de que evitara que la viera a toda costa y el castaño había tomado su tarea a pecho, incluso si ya no estaban en buenas condiciones, Minho estaba feliz de cumplir en la única cosa para lo que le podía servir a Jisung ahora.

Paso rápidamente, mientras que Jisung estaba mirando el lugar de donde salía toda la gente, alguien tocó su espalda.

—Hola, idiota —dijo Sana desde atrás y Jisung se volteoó en cuestión de un segundo, sus ojos examinando el rostro de Sana una sonrisa plasmada en su rostro, su cabello estaba teñido de rubio, pero se veía hermosa.

Jisung siempre supo que su hermana era guapa, a través de los años había escuchado a muchas personas decirlo, y ahora solo comprobaba lo que ya sabía.

Sana atrajo a Jisung, abrazándolo con fuerza, las lágrimas en sus ojos demostraban lo que en realidad sentía, sin embargo, hablo con sarcasmo.

—Ahora ya sabes quien sacó los buenos genes.

INKED ♡━мιиѕυиg.|| αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora