Resurrección

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Atenas, Santuario. Siglo XVIII.
La Guerra Santa había llegado a su fin luego de cruentas y despiadadas batallas, y se había llevado consigo muchísimas vidas, tanto de civiles como de caballeros dorados, de plata y de bronce; todos lucharon con valentía y heroísmo contra Hades y su ejército de espectros hasta dejar su último aliento en ello. Se había tratado de una de las más terribles y sanguinarias de las Guerras Santas. Sólo permanecían con vida Shion de Aries y Dohko de Libra; el resto de los caballeros dorados habían perecido.
Éso fue algo muy difícil para los dos amigos, el haber sobrevivido y saber que ya no podían ver al resto de sus compañeros de armas, los que yacían en sus frías sepulturas.

El tiempo no pasaba de igual manera aquí que en el siglo XXI. Mientras que en este último sólo habían pasado horas o apenas un día (que es el tiempo que Natalie había pasado en el siglo XXI al regresar), en el Santuario ya habían pasado varios meses. En ese tiempo, Shion y Dohko se habían puesto al frente de las obras de reconstrucción del Santuario, y Sasha había designado al santo de Aries como el nuevo Patriarca. La culpa perseguía a la diosa Athena en su corazón capaz de sentir el sufrimiento humano; sentía que era injusto que por una Guerra que se venía sucediendo desde la era mitológica, tantos hombres y mujeres jóvenes hayan perdido sus vidas defendiendo su causa, protegiendo a la Tierra de la maldad y la injusticia. Así que en su mente fue creciendo la idea de hacer algo para retribuir ese gran sacrificio; sino podría hacerlo con todos, por lo menos lo intentaría con sus fieles caballeros dorados. Por eso se dirigió al Olimpo a hurtadillas de todos; tenía que hablar con su padre Zeus para que le permitiera llevar a cabo lo que estaba en sus planes.
Una vez que hubo logrado su cometido, regresó al Santuario tan sigilosamente como se había marchado, y realizó por fin lo que había estado planeando durante todos esos meses.
Una mañana, con los primeros rayos del sol asomando en el horizonte, las armaduras doradas volvieron a ser utilizadas por sus portadores; cada guardián estaba en su templo, listo para cumplir con su trabajo. La casa de Aries era la única que permanecía sin guardián, ya que éste era ahora el Patriarca. En la casa de Virgo, Ásmita se encontraba en su lecho de meditación con los ojos cerrados, profundamente sumergido en una de sus largas y habituales sesiones de meditación. Ahora que había vuelto a la vida, necesitaba acumular su cosmos; en su interior aumentaba la sensación de que se acercaba el tiempo en que debía volver a usarlo.
Un sonido a pasos acercándose y una voz familiar lo sacaron del trance en el que se encontraba. Degel de Acuario había ingresado en su templo.

_Hace varios meses que ella se ha ido de aquí...pareciera que fue ayer cuando llegó a este sitio, a este tiempo... ¡Y parece increíble que estemos vivos de nuevo!_ , dijo Degel, resaltando las últimas palabras con un deje de humor.

_Sí, yo también he sentido su ausencia en el Santuario, la extraño tanto... Cada día que paso sin ella es como si siguiera en el Inframundo...Que se me haya concedido volver a la vida con el sentido de la vista restaurado no significa nada para mí si ella no está conmigo..._, susurró Ásmita mientras abría sus ojos para mirar a su compañero de armas.

Degel bajó su cabeza lentamente, suspiró hondo y cerró sus párpados; las palabras del Santo de Virgo hacían mella en su corazón, lastimado por el amor no correspondido. Pero no cabía duda, Ásmita amaba a Natalie, y eso lo hacía feliz en cierto modo, porque sabía que su amiga tenía el amor de un hombre bueno.
El caballero de Virgo se levantó de su lecho de meditación y caminó hacia donde se encontraba Degel; con voz seria manifestó:

_En los últimos días he estado percibiendo un cosmos; he notado que está fluctuando mucho, y me temo, amigo mío, que no pertenece a ningún integrante de la orden de Athena, ni tampoco al resto del personal que realiza sus tareas en este Santuario. Se trata de un cosmos oscuro, perteneciente a un ser que está lleno de rabia y de deseos de venganza; sin embargo ha podido ocultarlo muy bien durante todo este tiempo... _.

Dónde estás tú...? (COMPLETA)Where stories live. Discover now