Despierto

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Ya era bien entrada la noche; Natalie y Ásmita se encontraban yaciendo sobre la cama, con sus cuerpos entrelazados luego del reencuentro tan esperado por ambos. La joven se había quedado profundamente dormida en brazos de su caballero, debido al cansancio de la actividad laboral durante el día, sumado a la que acababa de tener hacía unas pocas horas. Ásmita no había cerrado sus ojos en ningún momento, contemplando la figura delicada de Natalie que dormía plácidamente en sus brazos, con la cabeza apoyada sobre su pecho. Con una de sus manos comenzó a acariciar suavemente la mejilla de la joven, para continuar luego delineando la suave piel de sus labios rosados, que estaban entreabiertos cual pétalos de rosa, pasando luego por el contorno de su espalda y las curvas de su angosta cintura. No podía dejar de mirar a la mujer que se había adueñado de su corazón, su cuerpo y su alma, y que le había dado un hijo, un pequeño maravilloso y tan inocente... Haría lo que fuera para protegerlos de todo mal, inclusive estaba dispuesto a dar su propia vida; tan grande era el amor que sentía por ellos...jamás imaginó ser capaz de albergar dentro de sí un sentimiento tan enorme y profundo, y dió gracias a los dioses por ser tan afortunado de tener esta hermosa familia que le había sido concedida. Perdido en sus pensamientos estaba, cuando los ojos adornados con largas pestañas de Natalie se abrieron, indicando que había despertado, y lo contempló con la mirada rebosante de alegría y felicidad, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa. Ásmita se percató de que la joven lo estaba observando, y le devolvió la mirada, también denotando lo feliz que se encontraba de estar allí con ella entre sus brazos.

_Te ves tan hermosa aún cuando duermes...y tus ojos son tan bellos; puedo ver reflejadas en ellos la inocencia y la pureza de tu alma. Si supieras todo lo que pasa por mi mente mientras me pierdo en tu mirada... Eres la razón de mis suspiros, llevo tu nombre tan dentro de mi corazón... Permíteme dibujar a besos en ti la más bella de las sonrisas, pues te has convertido en mi más hermosa realidad. Quiero estar despierto cuando estoy contigo para memorizarte y grabar en mi memoria cada detalle de ti, cada momento que compartamos juntos...tu amor es todo lo que necesito, y lo encontré aquí en tu corazón. Tú eres todo lo que quiero, Natalie... Si nuestro pequeño hijo y tú están conmigo, no necesito nada más en este mundo... Tómame como soy, toma mi vida, amor mío...yo daría todo por ustedes, mi más grande tesoro..._ , dijo Ásmita mientras tomaba la mano de Natalie y luego de depositar un tierno beso en su dorso, la puso sobre su pecho, para que la joven sintiera su corazón acelerarse por el sentimiento que él estaba exponiéndole y, al mismo tiempo, sus ojos azul turquesa la contemplaban con devoción y le hacían saber cuánto necesitaba de ella.

Natalie sintió sus mejillas arder, y de sus ojos brotaron lágrimas de emoción y alegría al saberse tan amada; que alguien se hubiera interesado por ella de tal manera como para entregarle su alma y su corazón, le parecía increíble...ella nunca le había importado a nadie, y había momentos en que sentía que no era nada; como si sólo fuera una sombra...sin familia, sin amigos... Ásmita le secó las lágrimas con sus pulgares y besó delicadamente sus párpados mientras le decía:

_ No llores, por favor, Natalie... Eres una persona maravillosa, y te mereces ser amada por el amor más grande y puro... Mi corazón se parte de dolor si sufres... Déjame borrar con mi amor y mis caricias las cicatrices del pasado... Tus ojos no volverán a reflejar tristeza..._ .

_¡Oh, Ásmita...! Tienes esa habilidad de alterar mi corazón sin siquiera tocarme... Me enamoré de ti por la forma en la que sonríes; de tu risa, tus pensamientos, tu presencia y tus fascinantes y bellísimos ojos...pero por encima de todo, me enamoré de la forma en que me hiciste volver a vivir... No soy perfecta, pero sabes perfectamente que soy más tuya que de mí misma... _ , respondió la joven médica.

El caballero de Virgo la atrajo más cerca de su cuerpo, tomándola por la cintura con fuerza; luego rozó sus labios con los de Natalie, hasta que el roce se transformó en un beso anhelante de pasión y deseo, que fue incrementando su intensidad. Ásmita se colocó sobre la joven con cuidado, recargando su peso sobre sus brazos, y con uno de ellos, tomó una de la piernas de Natalie y acariciándola suavemente, la colocó alrededor de su cintura, enredándola en ella; luego repitió la acción con la del lado opuesto, mientras tanto, continuaba estimulándola con una seguidilla de besos que depositaba sobre la nívea y aterciopelada piel de su cuello y de sus senos, suave y delicada como la seda. La joven médica sentía que su cuerpo volvía a reaccionar ante las caricias de su amado caballero; la forma en la que él la tocaba encendía todos sus sentidos y despertaba el deseo que sentía por él.
Y nuevamente se dejó envolver por las llamas del amor y la pasión, dejando que su cuerpo hablara por ella y le demostrara a Ásmita que su amor era completamente correspondido. Volvió a entregarse a él durante toda esa noche, sintiéndose feliz de volver a tener en su vida al hombre que amaba, y plena de tener el corazón y el alma de su adorado caballero dorado. Y ninguno de los dos volvió a dormir... Querían contemplar el amanecer juntos.

Dónde estás tú...? (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora