Dónde estás tú...? (COMPLETA)

De viaje

Ásmita había estado muy ansioso desde que habían logrado descifrar la ubicación del traslador; deseaba poder hacerse con el objeto rápidamente y así darle uso con el próximo eclipse de luna que ocurriría dentro de 3 meses. Así finalmente podría volver a ver a la mujer que se había adueñado de su corazón y que era la destinataria de sus pensamientos, al igual que la razón por la que le costaba conciliar el sueño desde que había vuelto a la vida.
Contemplaba el cielo estrellado en esa noche cálida y serena, anhelando el día en que volviera a tenerla entre sus brazos.

_¿Dónde estarás ahora,  Natalie, amor mío? Sé que te encuentras bien, tu cosmos me dice que tu alma se encuentra en armonía con tu mente, y eso me tranquiliza en cierto modo. Puedo sentir también cómo se fortalece día a día el cosmos de nuestro hijo. No sabes lo feliz que me haces, aunque la distancia y el tiempo se interpongan ahora entre nosotros... Este viaje que voy a realizar nos dará la posibilidad de volver a vernos; pronto estaré contigo para cuidarte y amarte... Mi amor por ti va más allá del tiempo y la distancia..._ , susurró con esperanza y anhelo el joven caballero.

Degel, Shion y Sísifo se encontraban en la biblioteca de Acuario estudiando los mapas que los conducirían a la ciudad de Hampi; debían recorrer más de cinco mil kilómetros y atravesar varios países hasta llegar a destino, y debían apresurarse antes de que tuviera lugar el eclipse de luna. Ya habían revisado varios mapas y eligieron el que tenía la ruta más directa; formaron un pequeño grupo que incluía algunos caballeros de plata y bronce, además de los dorados asignados para esa misión, que serían Degel, Dohko y obviamente Ásmita. Sísifo permanecería en el Santuario junto con los demás Santos de Oro para proteger el lugar ante cualquier eventualidad. Sólo faltaba preparar las provisiones y los caballos que utilizarían en el tiempo que tuvieran que ir por tierra, ya que en una parte del trayecto tendrían que ir por mar.  Ya prácticamente todo estaba listo. Con el favor de los dioses, partirían mañana mismo antes del alba, así que debían descansar bien esa noche.
Una vez que la oscuridad había caído sobre el Santuario y todos sus habitantes se habían retirado a descansar, una sombra se escabulló en el templo de Acuario. Sigilosa, caminó de un lado a otro por el recinto, como buscando algo en particular. Maldijo en silencio por no poder usar su cosmos; eso le haría las cosas mucho más fáciles. Continuó su búsqueda con movimientos silenciosos y lentos, hasta que por fin encontró el lugar. Se dirigió hacia la biblioteca, donde pudo divisar una mesa que sobre su superficie tenía mapas, libros y manuscritos desordenados. Les echó una rápida mirada y con una sonrisa de suficiencia, los tomó. Tendría que leer mucho esa noche.

Antes de que se asomaran los primeros rayos del sol, todos los integrantes del grupo que iría de misión a la India estaban listos para partir; sólo faltaba Degel, que estaba terminando de arreglar los mapas y manuscritos que necesitarían, y Shion, que como Patriarca, debía estar presente para despedir a los caballeros y desearles buena fortuna en su misión. Ásmita y Dohko se encontraban impacientes ante la tardanza del Acuariano.

_Por Athena, Degel, ¿qué demonios pasa?¿Por qué estás tardando tanto?_, exclamó Libra.

El caballero de Acuario llegó corriendo hasta donde el grupo de jóvenes se encontraba; una expresión de terror y desconcierto se leía en su rostro.

_Amigos, yo...no sé cómo explicar esto, pero...los mapas...han desaparecido. Anoche los dejé sobre la mesa de mi biblioteca, y hoy ya no se encuentran allí. Me temo que alguien los ha tomado durante la noche y se los ha llevado_ .

_¿Cómo? ¿Qué estás diciendo Degel?_, murmuró Ásmita afligido ante los dichos del Acuariano.

Buscaron por todos lados dentro del templo de Acuario, y luego la búsqueda se trasladó a los demás templos y edificios; había que encontrar estos mapas y también manuscritos con información importante sobre el traslador. Pero no tuvieron éxito, no hallaron rastros de los mismos.