Roto

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Dolor, un dolor indescriptible y un inmenso vacío en su interior era lo que estaba sintiendo Ásmita en esos momentos.
Luego de haber regresado al departamento de Natalie, se dejó caer de rodillas en el piso del pequeño comedor; se sentía absolutamente impotente. ¿Cómo podía ser que esa maldita espectro haya podido encontrarlos?
Sentía la culpa comenzar a corroer su alma; se había descuidado y no pudo proteger lo que más amaba en el mundo. Ahora estaba solo, y debía hallar la manera de encontrar a su familia antes de que fuera demasiado tarde. No podía fallarse a sí mismo, y tampoco podía fallarle al Patriarca; él había jurado que protegería a Natalie y a su hijo inclusive con su vida si fuera necesario. Si algo les ocurría, no podría seguir viviendo; su vida se iría con ellos.
De rodillas en el piso, Ásmita tensó su mandíbula y apretó sus puños con tal fuerza que sus nudillos se pusieron blancos, mientras otra vez las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos azul turquesa, que ahora se hallaban ensombrecidos por el dolor.
¿Dónde los tendría cautivos la espectro?¿Cómo se encontrarían?¿Estarían heridos? Eran las preguntas que aparecían en la mente de Ásmita una y otra vez, torturándolo y recordándole que no estaban allí cerca de él. Lo que más le preocupaba era que no podía sentir sus cosmos, ni siquiera el de aquella mujer.
¿Qué técnica u objeto estaría utilizando para bloquear sus habilidades?
Trató de concentrarse y meditar para así intentar dar con el paradero de su familia, pero su turbación mental era tal que se le hacía imposible; jamás en su vida le había ocurrido algo así. En su mente se agolpaban imágenes de Natalie y de su hijo, de todo el tiempo y los momentos que habían compartido juntos; los juegos y las risas con su pequeño Alejandro, tan inocente y ajeno a toda la maldad de este mundo... Y Natalie, la única mujer que había amado y que amaría por el resto de su vida... echaba de menos su compañía, las largas conversaciones que habían mantenido en el templo de Virgo y que ahora continuaban aunque en menor medida debido al escaso tiempo que ambos tenían por sus ocupaciones, el aroma a rosas de su piel que llenaba todos sus sentidos cada vez que la tocaba, y esos ojos castaños enmarcados por largas pestañas...esos ojos que cuando los había visto por primera vez cargaban una tristeza infinita, y que poco a poco se había ido disipando, para reflejar alegría y seguridad. Los extrañaba muchísimo y no concebía un solo instante de su vida sin ellos. Si aquella espectro osaba siquiera tocar tan sólo uno de sus cabellos, destruiría no solamente su cuerpo sino también su alma en el Inframundo.
Nuevamente se sentó en el piso del comedor y adoptó la posición de loto; esta vez comenzó a encender su cosmos para obtener el consejo que necesitaba en estos momentos y volver a serenar su mente _si es que eso era posible en alguna medida_, y seguir adelante con su objetivo; si no lograba alcanzar la máxima concentración que le permitiera incrementar su cosmos, no podría encontrar el escondite de esa maldita espectro.

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El sol ya se había ocultado y la luna esperaba para alzarse plena en el firmamento. Degel se encontraba en uno de los sillones del pequeño salón antesala a la biblioteca del templo de Acuario, leyendo un pesado y antiguo libro mientras disfrutaba una taza de té en soledad. Adoraba la calma que se respiraba en el lugar cuando su amigo Kardia de Escorpio no se encontraba en su templo; era un buen muchacho y había sufrido mucho al enterarse de que había sido manipulado por una entidad para dañar a Natalie, pero a veces podía llegar a ser un poco exasperante, llevándolo hasta el límite de su paciencia.
El Acuariano estaba totalmente enfrascado en su lectura, cuando de repente, algo que vió por el rabillo del ojo lo sobresaltó un poco, haciendo que el libro que tenía entre sus manos se deslizara de éstas y cayera al suelo,  estrellándose con un sonoroso ruido.

_Hola Degel, ¿cómo has estado?_ , saludó Ásmita con cortesía, pero con una profunda tristeza en su voz.

_¿Ásmita? Pero, ¿qué estás haciendo aquí?  Bueno, sé que en realidad no estás aquí, lo que quiero decir es ¿qué es lo que te ha traído en forma de proyección astral hasta aquí?¿Cómo se encuentran Natalie y tu hijo?_ , respondió Degel y calló súbitamente al percibir el aura de tristeza que emanaba del cosmos de su compañero de armas; luego continuó hablando.

Dónde estás tú...? (COMPLETA)Where stories live. Discover now