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El día que ingresaron a Lee Minki en el hospital, Sungguk esperó por horas que su padre regresase a casa. Ya era pasada la medianoche y, a pesar de que solo le quedaban tres horas de descanso, Sungguk no se rindió. En ese momento existían cosas más importantes que dormir.

Cuando el reloj marcaba las doce de la noche con veintitrés minutos, la puerta principal crujió. La casa se encontraba en silencio, Namsoo en turno y Eunjin visitando a unos amigos. Tomando a Tocino en los brazos, Sungguk se puso de pie y giró hacia la entrada. Su padre, con expresión igual de cansada que la de él, lo saludó:

—Pensé que estarías durmiendo.

—¿Querías que estuviese durmiendo?

Jong Sehun dio un suspiro.

—En este momento, sí.

Se acercó hasta Sungguk y tendió la mano para acariciarle el pelaje esponjoso a Tocino.

—Siempre me ha gustado este perro —comentó su papá.

Sungguk dejó a Tocino en el suelo y le dio una ligera palmada en los cuartos traseros para que se largara.

—Necesitamos hablar, papá.

Su padre comprobó la hora en su reloj de pulsera.

—Creo que no tengo otra opción.

—Sí, tienes la opción de hablar conmigo como hijo o como policía, tú decides.

Su padre se quedó paralizado, casi conteniendo la respiración por la sorpresa. No podía creer que lo estuviese amenazando de esa manera tan descarada. Sungguk tampoco se lo creía. Pero necesitaba respuestas y todo el asunto con su padre comenzaba a oler mal.

—¿Es una amenaza, oficial Jong?

—Ahora solo soy tu hijo Sungguk.

Se evaluaron, su padre rio.

—¿Tienes soju en esta casa? —Sungguk asintió—. Abramos unas botellas, lo necesitaremos.

Fueron a la cocina de la casa, donde había una pequeña mesa vieja y arruinada que la abuela de Sungguk utilizaba con regularidad en el pasado. Su padre tomó asiento palpando la madera bajo su palma. Sungguk buscó las botellas de soju y un par de vasos.

—¿Has sabido de tu madre?

—No —la voz de Sungguk se endureció—. Sabes que no tenemos mucho contacto.

Los padres de Sungguk se habían separado antes del episodio de meningitis. Fue una separación dura y traumática, donde Sungguk, sin la capacidad de hacer algo más, tuvo que ver como su madre se mudaba de ciudad. Al principio, ella lo llamaba todas las semanas. Luego una vez al mes, después solo en las ocasiones especiales y finalmente hasta olvidarlo. Ella hizo otra familia y Sungguk, si bien lo respetaba, no lo aceptaba porque dejó en el olvido a un hijo para criar a otro.

Dejando las botellas y los vasos sobre la mesa, Sungguk tomó asiento. Luego sujeto su vaso con ambas manos para que su padre lo llenara. Se tomó el líquido de una sentada. Hizo una mueca con los labios.

—¿Debo empezar con la historia de los m-preg o eso lo sabes?

—No seré brillante como tú, pero tampoco soy un idiota.

Su padre asintió.

—Sabes que nosotros somos de Busan —comenzó con la historia—. Y nos mudamos a Daegu antes de que tu nacieras. De hecho, esa fue una de las razones por la que nos separamos con tu madre. Ella nunca quiso dejar Busan y se vio en la obligación de hacerlo por mí —le dio un trago a su vaso—. Pero en el 94 me ofrecieron ser el director del hospital de Daegu y eso era una oportunidad que no podía desperdiciar. Así que nos vinimos. Tu madre no lo soportó y en el 96 regresó a Busan para estar con su familia por un tiempo. Ninguno sabía que se iba embarazada de ti, pero decidimos que siguiera allá durante el periodo de gestación. Ella no regresó hasta mucho después de tu nacimiento...

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora