Capítulo 1

110 12 0
                                    


Jin

Suena la alarma y la apago sin revisar la hora, normalmente pongo dos o tres alarmas, siempre me cuesta trabajo despertarme. La primera me avisa que ya casi tengo que levantarme, la segunda me avisa que ya es hora y la tercera normalmente es para recordarme que ya es tarde. Apago la primera y me vuelvo a dormir. Una hora más tarde suena una alarma, la apago y cierro mis ojos aunque ya no vuelvo a dormir, me quedo pensando en todo lo que haré hoy. Es un día bastante pesado, tengo mucho sueño, anoche me quedé despierto hasta tarde trabajando. Hago memoria y recuerdo que ya había apagado dos alarmas, salgo de la cama me doy una ducha rápido, menos mal dejé mi ropa lista anoche.

Quince minutos pasan y ya estoy listo, subo a mi auto y salgo a toda velocidad hacia el trabajo. Mi suerte no mejora y parece que me tocaran todos los semáforos en rojo, me detengo en una esquina, esperando que cambie a verde. Hay una canción en la radio que conozco, aun que no se como se llama. Estoy tarareando y aunque al parece no es mi día, me siento bastante relajado. Me miro en el espejo retrovisor mientras arreglo mi cabello.

-Ahh, pero que guapo, Jin!- me río de mi propio comentario, mientras volteo hacia la ventana del lado del copiloto.

Hay una parada de trasporte y hay unas cuantas personas. Esta haciendo frío afuera y hay una pareja esperando el camión, el chico le está arreglando la bufanda a la chica, después le arregla su gorro, la toma de las mejillas y le da un pequeño beso.

-Cursis- digo para mí y volteo la vista hacia el otro extremo de la estación de autobús. Mis ojos se abren como platos, parpadeo un par de veces y me doy cuenta de que si es real.

Nunca entendí como es que Jimin y Tess, a pesar de pelear todo el tiempo se notaba su atracción desde el primer momento en que se vieron o como es que a Nam le bastaron solo cinco minutos, para no poder dejar de pensar en Lex. De verdad que no lo entendía, hasta hoy.

No se cuanto tiempo tengo viéndola, algunos conductores empiezan a tocar la bocina de sus autos para que me mueva, empiezo a darle señales a mi cuerpo para que haga que el carro empiece a avanzar, cuando un camión se detiene a mi lado y ella sube a el. Mi cuerpo despierta y empiezo a conducir, aunque mi mente sigue perdida en esa chica. Su cabello era largo y de un café oscuro que contrastaba con su piel, sus mejillas estaban rojas por el frío y sus ojos brillaban, a pesar de estar lejos de ella, podía admirar sus rasgos.

-Ah, debo estar loco!- dije para mí mismo. Llegué al estacionamiento de mi trabajo y estaba vacío, busque mi relog y eran las siete cuarenta y cinco de la mañana, una hora más temprano que de costumbre. Anoche estaba tan cansado que supongo que puse mal la alarma y no me di cuenta.

Enciendo la radio, pongo una estación al azar, me recargo en el asiento y cierro mis ojos. Su cara viene a mi mente en seguida. No sé qué pasa conmigo, tal vez es la falta de sueño. He tenido algunas "relaciones", ni siquiera sé si llamarlas así, no es que no me gusten las chicas, por supuesto que me gustan, nunca habría salido con ninguna de ellas sino me gustaran, el problema es que nunca ha habido alguien que de verdad me llame la atención, alguien a quien muera de ganas por ver todo el tiempo y principalmente, que su forma de ser me haga querer pasar todo el día con ella.

Las chicas con las que he salido, eran lindas, tampoco es que saliera con modelos, pero estaban bien. El verdadero problema era su actitud, eran berrinchudas o eran demasiado molestas, querían estar todo el día conmigo y yo no quería que fuera así. No creía que alguien pudiera querer estar viendo a la misma persona durante tantas horas. Hasta que la vi a ella, siento la necesidad de verla otra vez, ver su cara y quedarme así durante mucho tiempo.

Pongo mis manos en mi rostro y suspiro pesadamente, no sé qué me pasa y no estoy seguro de que me guste como me siento. De lo único que estoy seguro es qué apartir de hoy, estaré llegando una hora más temprano al trabajo.

Destino: Arréglame el almaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant