XXI

4.5K 600 358
                                    

—¡Maldita sea!

Harry se encontraba sentado frente a un gran escritorio de madera en una de las tantas habitaciones de la casa, la cual utilizaba como despacho. Derek y Liam, sus dos vampiros más fuertes, permanecían parados frente a él a la espera de una orden. Ambos observaron al jefe con paciencia al momento en que levantó la cabeza de los mapas que estaban desplegados sobre el escritorio.

—Jefe —habló Derek con su voz ronca, dando un paso adelante—, no tenemos otra opción.

Lo sabía perfectamente, porque esa era la causa de su enorme conflicto interno.

«Zayn había llegado esa mañana con la mirada baja y los dedos de sus manos entrelazados. Harry lo había estado ignorando, poniendo por delante excusas ridículas para solo aplazar la charla por un tiempo más. Aún no era tarde, pero estaban jugando al límite. Jamás había sucedido anteriormente.

Nos tienen rodeados, jefe. Todavía hay una pequeña posibilidad de que sea una coincidencia, pero, si me permite opinar, yo no lo creo. Son muy astutos y estarán dentro antes de que podamos hacer algo al respecto. —Zayn hizo una pausa que a Harry le puso los pelos de punta—. Debemos irnos. Cada día que pasa es un riesgo para nosotros.»

Se sentía afiebrado todavía, aunque fuese imposible. La última frase de Zayn se quedó grabada en su cabeza y se repetía como una película infinita, sin cortes ni interrupciones.

Cada día que pasa es un riesgo para nosotros.

Él lo sabía, pero había dejado de escuchar. Había dejado de razonar.

Y ni siquiera había tenido el valor de decírselo a Louis.

Miró el mapa enfrente de sus narices con una mueca de asco y destapó un marcador para tachar el lugar que, meses atrás, había redondeado en un color rojo vibrante. Woodville. Apenas un punto en medio de todo el bosque, el lugar más recóndito al que hubiesen ido a parar. Harry había creído que sería imposible que los hallaran, pero no debería haber subestimado a sus enemigos.

—Me tomará un tiempo trazar una nueva ruta, tal vez un día o dos —habló con determinación, volviendo en sí mismo y viendo el mapa más de cerca—. Necesito que dejen todo en condiciones hasta entonces.

Era, a su parecer, un discurso inútil. Llevaban ese estilo de vida desde hacía siglos, y siempre se realizaba el mismo tipo de protocolo al abandonar un lugar en el que habían residido. Harry sabía que, eventualmente, deberían hacer algo al respecto para no seguir vagando sin rumbo, escondiéndose. Algún día ya no quedarían más sitios, pero todavía eran muy pocos para hacerles frente.

—Tengo que decírselo a Louis —continuó después de un rato de estar en un silencio absoluto.

Ni siquiera notó que lo había dicho en voz alta hasta que Liam y Derek lo miraron con empatía. Estaba al tanto de que Liam y Louis se llevaban bastante bien; él era una de las razones por las que a ellos les costaba tanto admitir que debían abandonar Woodville. Zayn y Lydia de igual forma lo echarían de menos por las mañanas, sacando conversaciones debajo de la manga cuando a Harry le surgía algún imprevisto que atender.

Él era la razón, más bien, por la que Harry quería aferrarse a ese sitio. Lo supo en el momento en que lo vio: ese niño sería un arma de doble filo. Un ángel de la muerte que lo llevaría al cielo con solo tocarlo, pero que también tendría el poder de firmar su sentencia.

~

Harry puso un pie en la tierra seca bajo las escaleras de la entrada y un escalofrío lo recorrió. No tenía un plan, ni mucho menos Louis esperaría que él se apareciese así como así en la puerta de su casa. Por su mente jamás pasó la idea de utilizar su teléfono; ni siquiera recordaba que lo tenía, y yacía olvidado en algún cajón de alguna habitación que jamás se usaba.

Vitalidad » lsМесто, где живут истории. Откройте их для себя