XXXIII

3.7K 531 392
                                    


Llegó tarde por la noche y lo primero que hizo fue tomar una ducha fugaz. Había sido un día de idas y venidas y recuerdos que lo agolparon como un torbellino.

Harry estaba esperándolo en la sala desierta al salir del baño. La única luz provenía de un velador encendido sobre un mueble esquinero, y por mucho que quiso ser discreto para llegar a su habitación, no logró evitar la mirada profunda que lo escrutaba.

La sombra de Harry pesó más a medida que se acercó a él. Louis observó sus hombros rectos, apenas tensos. Después de todos los pensamientos que lo abordaron sin poder evitarlo, sólo necesitaba refugiarse en sus brazos. Restaba hablar de lo que sentían, pero Louis no quería hablar. Poner su mente en orden respecto a Harry no parecía una prioridad, cuando en realidad había cambiado todo y nada al mismo tiempo.

En su lugar, pronunció con la voz casi imperceptible, temblorosa:

—¿Todavía me amas como antes?

La sala estuvo oscura ante su vista cuando Harry se paró frente a él. Sus manos suaves, firmes, acariciaron ambos lados de su rostro.

—Nunca deje de hacerlo.

No iba a preguntar el porqué ni cuestionar nada al respecto. Su corazón latía desbocado en su pecho a medida que la respiración de Harry se aproximaba, rozando sus labios como un recordatorio de lo que alguna vez había tenido.

No pudo esperar más. Presionó su boca contra la del vampiro, primero vacilante e inseguro, pero luego con firmeza. Pasaron menos de dos segundos hasta que el otro pudo corresponder, y se sintió bien. Flotaba en el cielo cada vez que Harry lo besaba, años atrás y en ese momento. el frío y el calor de sus bocas juntas creaban una sensación única que logró quitarles a ambos un suave gemido cuando se separaron por aire. Louis se colocó en las puntas de sus pies para volver a sumergirse en aquello que hacía que olvidara todo lo demás a su alrededor.

—Harry —susurró cuando se hubieron dividido sus bocas por segunda vez con un chasquido—. Te necesito, te necesito tanto en este momento...

Le acarició el rostro. Las manos del vampiro habían bajado a su cintura y él estaba gustoso de cortarse la yema de los dedos con el filo de su mandíbula. Tocó cada porción áspera de piel perfectamente afeitada, que se mantenía rígida por estar apretando los dientes.

—Dime como me quieres —contestó en su oído, mordiendo ligeramente el lóbulo y repartiendo algunos besos alrededor de su cuello.

—S-sé gentil, ¿por favor?

—Siempre —Harry juntó sus frentes y lo miró. Sus cejas estaban apenas arqueadas hacia arriba en el comienzo—. Siempre.

Todavía estaban en el pasillo, y aunque nadie iba a pasar por allí realmente, Harry jamás fallaría a lo que Louis le había pedido. Louis incluso tenía los ojos un poco enrojecidos, y el vampiro se moría por averiguar y hacerse cargo de cualquier cosa que pudiese tenerlo así de afligido. Después de aquellos meses, podría decirse que la posibilidad de que Louis estuviera saliendo con alguien más estaba descartada por completo, lo cual era un alivio para él. Harry lo amaba tanto y moría por tocarlo como lo hacía en ese momento, pero fue demasiado cobarde como para siquiera preguntar.

No le tomó mucho trabajo levantarlo. Era más liviano que antes cuando estaba borracho la primera vez o en cualquier otra ocasión, aunque los besos que recibía en la barbilla lograban distraerlo de ese detalle.

Caminó ciegamente pero conociendo a la perfección el camino hacia la habitación de Louis, la cual había sentido casi como suya en lo que fueron los últimos días. Volver a descansar sobre su pecho se sintió como una bocanada de aire luego de pasar tanto tiempo anhelándolo.

Vitalidad » lsWhere stories live. Discover now