XXXIV

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Esa misma noche, Louis subió a la azotea en búsqueda de un pequeño tiempo a solas, con la esperanza de lograr distraer a su mente. La tarde con Niall había sido bastante grata, justo como en los viejos tiempos. Luego perdió el tiempo alrededor de la ciudad, haciendo compras innecesarias, esperando a que el sol se pusiera detrás de la línea al final de todo. El cielo se volvió rosado y anaranjado y finalmente oscureció.

Contaba con los dedos de una sola mano las veces en las que había subido allí. Era alto y un poco aterrador, para ser honestos, pero el viento soplaba más avidamente y azotaba como una fuerte caricia en sus mejillas. Era aliviante a veces.

Se sentó en el piso disparejo junto a uno de los bordes, apoyando la espalda contra la pared. Alzando la vista, se encontró con el destello blanco y debilitado de una estrella muriendo en la lejanía.

Necesitaba un cigarrillo.

Tanteó los bolsillos de su pantalón y dio con la cajetilla a la cual le quedaban ya muy pocos. Agarró uno entre sus dedos, lo encendió y aspiró, cerrando los ojos por un momento. Ni siquiera se dio cuenta de que alguien lo estaba acompañando hasta que volvió a abrir los ojos.

Zayn. Una presencia abstraída como un fantasma en medio de la noche. Se quedó parado viéndolo hasta que Louis inclinó la cabeza, invitándolo a sentarse con él. Sus movimientos no hacían un solo ruido. Su boca estaba sellada, aunque pronto imitó lo que Louis hacía con un cigarro mucho más fino. La llama dorada del encendedor bailó y luchó contra el viento cuando lo encendió.

—¿Todo bien?

Zayn dio una calada profunda y Louis lo observó. Tenía uno de los perfiles más bellos que había visto, a pesar de la barba —que en realidad lo mejoraba— y el aspecto apagado de su piel trigueña.

—Muy bien.

—Hay algo inquietante en la forma en que mientes —Miró hacia arriba, buscando qué era lo que Louis miraba con insistencia. Se encontró con el cielo salpicado de diminutas luces, así que lo miró también—. ¿Por qué?

Louis no respondió. No sabía si él mismo era la viva imagen de la transparencia o solo los vampiros tenían embravecido el don de leerlo como un libro abierto. No quiso saber.

—Es curioso —murmuró—. Siempre me he sentido más cercano a ti, aunque Liam pasaba más tiempo conmigo.

El cambio de tema no molesto a zayn en lo absoluto.

—Yo te descubrí, humanito —rio.

—Diría que fue al revés.

—Fueron días duros después de eso —confesó con la mirada ahora gacha—. Supongo que tuve suerte... tuvimos suerte de que fueras tú. Hubiera arruinado todo de no serlo. El jefe es otra persona cuando estás involucrado en la ecuación, de alguna manera que no comprendo todavía. Ha hecho tantas cosas en estos años...

—¿Qué cosas? —su voz sonó quebrada.

—Bueno, cosas —Zayn se rascó el antebrazo, lo cual llevó a Louis a pensar que había hablado de más—. Liam también piensa que es bueno tenerte de vuelta.

—No lo he visto mucho —En ese momento se percató de que el cigarrillo se acabó por completo, apenas quemando en la punta de la colilla, pegado a sus dedos. Zayn ofreció encender el segundo—. Parecía algo molesto, ¿estaban realmente peleando?

—Nah. Nos gusta jugar de esa manera —guiñó uno de sus ojos acaramelados—. No está molesto. No dejes que la apariencia de Liam te engañe. Él es el más humano entre todos nosotros.

Vitalidad » lsWhere stories live. Discover now