XXII

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Dedicación: Louis_putA  Gracias por leer💓 

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Los ojos de Harry eran algo que Louis no podía deducir. Lo intentó, cuando miraba al frente con las manos puestas en el volante y fingía escuchar su charla sin sentido.

Lo intentó cuando el atardecer se abrió paso frente a ellos y los iluminó con su anaranjada estela sutil. El sol, para Louis, era una de las cosas más maravillosas que podría existir.

Lo intentó minutos más tarde, en el momento en que Harry tiró de él más cerca y lo subió a su regazo. Cuando sus besos enfriaron sus labios y sus manos lo tocaron por todas partes.

Olvidó intentarlo cuando los besos se convirtieron en mordidas en su labio inferior, y sucumbió ante el deseo palpable en cada célula de su piel. Lo podía sentir como el retumbar de las teclas del piano. Harry era algo diferente a todo lo que conocía. Harry lo tocaba como si estuviese a punto de desvanecerse, se aferraba a su piel con cuidado. Harry hablaba con la voz fuerte hacia los demás, el semblante serio para cualquier otra persona, pero luego se volvía a él y sonreía. Movía los brazos y, a veces, utilizaba palabras extrañas para referirse a cosas normales. Su mirada se perdía por momentos, como si su mente divagara en los lugares más recónditos de sí misma. Cuando volvía, sonreía.

Louis sabía de todo, pero no podía descifrar qué había en sus ojos.

—¿Las mujeres vampiro pueden embarazarse? —preguntó. Estaban en el asiento de atrás y ninguno de ellos llevaba el torso cubierto. Harry repartía besos a través de su pecho y sus pezones, bajando cada vez más.

—No sé —respondió el vampiro—, nunca me he cruzado con alguna vampira embarazada.

Sin mucho esfuerzo, utilizó sus brazos para reclinarlo hacia atrás. Louis quedó tendido sobre el asiento y Harry sonrió.

—¿Y... duele mucho cuando te muerden? —Harry soltó una risa. El más joven jamás podía quedarse callado al momento de tener relaciones sexuales. La primera vez fue la única excepción.

Louis hacía preguntas que no tenían mucha lógica en momentos tales como aquel, pero lograban nublarle la visión de igual forma.

—No lo recuerdo, bebé, ha pasado mucho tiempo —Con un suspiro, se inclinó para besar su cuello una vez más—. Dios, hueles a coco.

El vampiro se separó y Louis lo siguió con sus ojos mientras maniobraba para hacerse hacia la parte delantera del coche y abrir la guantera para tomar una botella de lubricante. No podía prescindir de ello desde que Louis apareció en su vida.

El cielo estaba lleno de estrellas y Louis miró hacia la ventana en el techo de la camioneta para evitar sonrojarse. Abrió un poco las piernas, a pesar de seguir llevando el traje de baño. Con ese gesto le informaba que su cuerpo era todo suyo. Le permitía que lo desnudase o que lo penetrara con sus dedos todavía con el bañador puesto, algo que Harry disfrutaba hacer. Era la primera vez en un lugar que no fuera la comodidad de la habitación. Louis estaba un poco nervioso, a pesar de que era imposible que alguien los viera o que algo más sucediera. Algo en los ojos de Harry, esa noche en particular, le ponía nervioso.

Intentó de nuevo, ver qué albergaban las pupilas dilatadas nadando en esos irises verdes como la esmeralda. Tuvo que apartar la vista cuando un dedo frío y húmedo rozó su entrada y la tela del traje de baño. Sonrió, como lo imaginó.

—Oh, Harry... —gimió, arqueando la espalda—. M-Más, por favor.

Harry obedeció gustoso, sosteniéndolo de la cadera con su mano libre.

Vitalidad » lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora