3.

7.9K 1.1K 1.3K
                                    

DISTRITO SHIGANSHINA AÑO 845

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DISTRITO SHIGANSHINA
AÑO 845

El cielo azul era algo que seguía impactandole en demasía a Evie.

Habían pasado unos cuántos meses desde que había llegado a ese lugar, pero aún así era bastante curioso sentir el calor del sol en su rostro o ver como la suave brisa mecia las hojas de los árboles como si estuviesen arrullandolas. Eso era algo que la hacía sentir bastante dispersa a medida que caminaba por la ciudad de Shinganshina.

Mike, el hombre que la escoltaba cuándo iba a ver a su madre, varias veces la había salvado de situaciones dónde fue lo bastante distraída. Él era un buen tipo, no era que Evie confiase muy rápido en los hombres, no después de todo lo que tuvo que vivir, pero el rubio de bigote extraño era bastante confiable y hasta comenzaba a sospechar que se estaba enamorando de su madre por las miradas que ambos compartían de vez en cuándo.

Evie lanzó un suspiro mientras salía de sus pensamientos y podía apreciar como ese hombre estaba ayudando a su madre a llegar junto a ella. Después de todo Margoth no podía caminar con normalidad, estaba muy débil y no parecía mejorar, pero aún así Evie se empeñaba en que pudiese sentarse en el césped un rato junto a ella para disfrutar del sol.

—Mamá, hoy fui a recolectar fresas con Nina, la niña con la que comparto litera, te traje algunas.-Exclamó la joven niña de brillantes ojos azules, a la par que le mostraba, casi orgullosa, la cantidad de rojas fresas que le había llevado a su madre.

Margoth sabía muy bien que ella no podría comerlas, últimamente sólo podía ingerir sopas sin que su cuerpo sufriera, pero eso no era algo que su hija deba saber, así que sólo le sonrió mientras despeinaba los largos y ondulados cabellos oscuros.

Iba a comentarle a tu madre sobre su vida en el refugio y la nueva muñeca que le había regalado el señor Erwin Smith ese mismo día cuándo llegó de una expedición, pero de pronto el suelo comenzó a vibrar de una manera espeluznante y Evie sólo atinó a girarse hacia Mike, quién era la única persona en la que podía confiar su seguridad en ese instante.

Podía ver la expresión en el rostro del mayor y no le gustó nada poder apreciar la desesperación y miedo que habitaba en ese rostro, estaba segura que algo malo estaba pasando, pero al parecer nadie sabía exactamente el qué, solo Mike.

—¡Evie, cuidado!.

Escuchó ese grito desgarrador brotar de los labios de Mike y todo lo que ocurrió después se borró de sus recuerdos. Sólo supo que sintió un fuerte estruendo y un pesado cuerpo cubriendola a la par que sus ojos se cerraban, llenos de terror por lo que estaba viviendo.

Un pitido sordo estaba cruzando por sus oídos y su pierna estaba siendo aplastada por un peso extra, pero eso no le importó cuándo abrió sus ojos. Se mareó casi al instante al ver que estaba escondida tras el pecho de Mike, siendo cubierta por sus enormes brazos y abrazada con fuerza para no lastimarse en lo absoluto.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora