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CUARTEL DE LA LEGIÓN DE RECONOCIMIENTOAÑO 847

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CUARTEL DE LA LEGIÓN DE RECONOCIMIENTO
AÑO 847

Evie se estiró perezosamente mientras restregaba uno de sus grandes ojos azules con su puño, intentando despabilarse aunque sea un poco pese a que se había levantado hace bastantes horas para comenzar a trabajar en el cuartel de la legión de reconocimiento lo más rápido posible.

Ella había llegado allí hace casi un año detrás de Levi, aferrada a uno de sus brazos y con miedo a que cualquiera la echara de ese sitio que sólo era para soldados, pero no fue así, por el contrario. El comandante, Erwin Smith, no dijo absolutamente nada que haya una niña de trece años caminando por los pasillos del cuartel, pero aún así ella se levantaba temprano y hacía la limpieza de todo el lugar, en agradecimiento por el techo y comida que le estaban brindando.

Levi le dijo varias veces que él se esforzaba para que todos sus gastos estuviesen pagos, pero eso no le importaba a Evie, sólo quería devolverle un poco de todo lo que hacían por ella.

Había visto soldados ir y venir en ese tiempo, hombres que morían luchando, mujeres que daban su vida por la humanidad, familias totalmente destrozadas por las pérdidas y héroes de batalla. Intentaba no encariñarse demasiado con la gente de ese lugar, pero era imposible no sentir algo cuándo la mujer rara de lentes le hablaba por horas sobre su pasión o cuándo el propio Mike le llevaba algún pastelillo dulce.

Pero Erwin Smith era un asunto totalmente distinto.

Ese hombre había cambiado radicalmente su trato desde que ella llegó a ese lugar. Se había convertido en un hombre sumamente preocupado por su bienestar y hasta un poco asfixiante para la pobre muchacha que nunca había recibido tanta atención en su vida.

Había crecido con una madre prostituta, una madre que tenía que preocuparse más en que esos hombres que la contrataban no violasen a su pequeña niña, no tenía tiempo para estar cada segundo encima de ella. Por otro lado estaba Levi, el hombre que prácticamente la había adoptado, él era el claro ejemplo de un padre no demostrativo que sólo le daba las herramientas de crianza, nada más.

Entendía muy bien que él fue amigo de su madre y, quizá, se sentía algo responsable de ella, pero a veces era demasiado.

Suspiró mientras esos pensamientos cruzaban por su cabeza y se estiraba un poco para llegar a limpiar el estante más alto de la oficina que le pertenecía al comandante Erwin Smith. Se había subido encima de una silla únicamente para alcanzar, puesto a que no era demasiado alta, pero no le molestaba en lo absoluto, sólo se las ingeniaba para limpiar sin ningún impedimento.

Bajó de la silla de un saltito y se encaminó hacia los papeles que el mayor tenía en su escritorio. Muchas veces no tocaba esas cosas, pero cuándo se volvía demasiado papelerio sentía en su interior que debía organizarlo, después de todo Levi le había instalado el bichito de la limpieza.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora