19.

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El día siguiente llegó con un ala de resaca y arrepentimientos que Evie difícilmente podía ignorar con tranquilidad

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El día siguiente llegó con un ala de resaca y arrepentimientos que Evie difícilmente podía ignorar con tranquilidad.

Se había levantado con una camiseta que no era suya, sintiendo su cabello más ondulado de lo usual y con un fuerte dolor de cabeza que no podía dejar de lado. Por lo menos ese malestar le hacía olvidar un poco todo lo que había ocurrido el día anterior con su progenitor, porque ese bastardo mentiroso no merecía que ella lo considerara padre, no después de todos los años que había vivido totalmente engañada.

Pero aún así intentó ignorar todos esos sentimientos que tenía en su pecho, simplemente se dió una ducha, lavó la camiseta que le pertenecía a Reiner y luego se enlistó para comenzar ese nuevo día de la mejor manera posible. Se había colocado su uniforme nuevo, ya que el anterior había sido destrozado en el distrito de Trost, y amarró su largo cabello con el listón que su padre adoptivo le había obsequiado.

Con su mirada cansada estuvo apunto de salir de su habitación, dispuesta a buscar a Jean para intentar hablar un poco con él, después de todo él era su mejor amigo y se contaban absolutamente todo. Eso necesitaba en ese momento, alguien que la escuchara sin juzgarla y que la entiendiera.

Pero rápidamente sus dos compañeras momentáneas de habitación se acercaron a ella. La rubia que tenía su misma altura parecía preocupada por algo y la castaña de pecas parecía revisar con la mirada si la azabache se encontraba del todo bien o eso asumió Evie.

—¿Estás bien, Ev?. Ayer no te vimos en todo el día.-Preguntó Christa tomando una de las manos de la mayor, parecía genuinamente preocupada y es que consideraba a Evie una gran amiga.

—Sólo estaba arreglando unos asuntos familiares.-La tranquilizó colocando una de sus manos sobre el rubio cabello de la menor, pero aún así no convenció a las otras dos muchachas que la estaban mirando con algo de duda.

—¿El bastardo de Reiner te estaba molestando otra vez?.-Preguntó la castaña de gran altura juzgando a la azabache de menor tamaño.

Realmente Ymir no se llevaba bien con nadie salvo su amada Christa, pero, por suerte, Evie era la única excepción notable, quizá porque la Langer era una muchacha mayor con un instinto maternal bastante marcado que siempre se encargaba de cuidar a la rubia y eso era algo que a la castaña de pecas le agradaba.

—Reiner no me molesta, Ymir.-Respondió con un tono algo divertido, sabiendo que a la muchacha de pecas no le agradaba demasiado que los hombres se acercaran a las únicas dos personas que apreciaba.

—A él le gustas.-Señaló con el ceño fruncido.

Y el rostro de Evie se tiñó con un visible sonrojo, porque la Langer ya sabia que había algo entre Reiner y ella, pero aún así era demasiado vergonzoso que alguien más lo señalara con tanta seguridad, la hacía sentir algo cohibida. Pero para las muchachas que estaban frente a ella era obvio, el rubio la miraba con un amor infinito que salía a la luz cada vez que Evie hacia algo, era idiota no percatarse de ello.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora