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El frío calaba dentro de los huesos de la azabache

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El frío calaba dentro de los huesos de la azabache.

Era la mitad de la madrugada y su señal para salir de los dormitorios fue que Ymir ya estaba totalmente dormida, eso era bueno, ya que esa muchacha era la última en caerse dormida diariamente. Había salido del lugar caminando en puntitas, mientras se tomaba el borde de su falda para que no se arrastrase en el suelo.

Lanzó un pequeño suspiro mientras comenzaba a caminar hacia el dormitorio de los chicos. Se abrazó a si misma intentando calentarse a través de la camisa delgada que poseía y se acercó a la puerta que la separaba de los chicos que estarían durmiendo plácidamente para ese entonces.

Estaba rogando que nadie la viese allí, si alguien la encontraba en ese lugar sería un completo escándalo, estaba yendo a escondidas al dormitorio de los chicos, no habría manera de pensar en ello como algo inocente siquiera.

Estuvo apunto de irse cuándo pasaron diez minutos, se estaba congelando. Pero de pronto un enorme rubio salió del dormitorio de los muchachos caminando de puntitas, intentando que nadie se despertarse.

Bueno, Evie había sido un poco idiota y lo supo cuándo vio que Reiner estaba cubierto con una chaqueta algo gruesa y ella sólo llevaba una camisa de mangas largas. El rubio había previsto el frío ambiente de la madrugada, pero ella no por estar lo suficientemente emocionada gracias al entrenamiento.

—¿Me esperaste durante mucho tiempo?.-Preguntó el más alto viendo cómo la azabache tenía sus mejillas y nariz rojas por el frío, haciéndola parecer más joven de lo que realmente era.

La Langer cruzó sus brazos sobre su pecho mientras fruncia sus labios por la pregunta, era obvio que había pasado más de quince minutos allí esperando en medio del frío casi invernal de la madrugada. Nunca había sido tolerante con el frío ya que había crecido en la ciudad subterránea, en ese lugar sólo había calor, nada más que eso, hasta en invierno seguía sintiéndose cierta calidez que no había en la superficie.

—No, recién llegué.-Respondió la de ojos azules con un tono bastante sarcástico, logrando que una pequeña risa brotara de los labios del Braun.

Evie quitó su expresión sarcástica al escuchar esa suave risa que no parecía provenir de un hombre tan imponente y enorme como Reiner, eso la descolocó un poco, pero no de mala manera, al contrario la hizo sentir un poco de calidez en su pecho, calidez que intentó ignorar completamente.

—Lo siento, Bert no se dormía.-Explicó algo avergonzado por dejar a una chica que lucia tan frágil esperando en medio de la noche con el frío que había en el exterior.

Evie lanzó un pequeño suspiro y asintió mientras se giraba dispuesta a comenzar a caminar, siendo seguida de cerca por el muchacho más alto, pero menor por unos cuántos meses.

Reiner apreciaba como el cabello azabache se volvía ondulado en las puntas y se movía con gracia por el viento, realmente parecía brillar con leves destellos azules bajo la luz de la luna. Pero de pronto dejó de apreciar algo tan bonito como el cabello ajeno, ya que pudo ver como la espalda de la pequeña muchacha comenzaba a temblar, demostrando que se estaba congelando aún cuándo estaban caminando con rapidez.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Where stories live. Discover now