Red swan; Reiner Braun. [#1]

4.

AFUERAS DEL MURO ROSE
AÑO 846

Los días eran todos iguales desde que el muro Maria había sido totalmente destrozado. Todas las pobres almas que se esforzaban cada día en no morir de hambre seguían recordando con claridad cómo el mundo fue arrebatado de sus manos ese horrendo día, aún si ya había pasado casi un año desde esa tragedia, todos los recuerdos estaban demasiado lúcidos como para olvidarlos siquiera.

Y Evie Langer no era la excepción.

No parecía ella misma desde que había visto como un titan aplastaba a su madre. No podía dormir sin soñar con ese fatídico día, llorando casi a diario por la pérdida tan significativa que había sufrido, aferrándose estúpidamente a un pequeño anillo que la hacía sentir más conectada con las personas que la concibieron, como si aquello pudiese limpiar un poco de su pena.

La pequeña muchacha no hacía mucho más que comer, dormir y trabajar para unos granjeros, así como hacían todas las personas que no podían trabajar de alguna otra cosa en ese lugar. No había durado demasiado en el refugio, después de todo era demasiada gente para ser mantenida, por esa razón se fue en la primera oportunidad que tuvo.

El hombre que la "contrataba" no era tan malo, era amable y siempre le preparaba un buen plato de comida caliente a ella y a los demás niños apenas terminaban de trabajar en la tierra. Era difícil para ella, después de todo había tenido un muy mal desarrollo desde pequeña, ántes que Levi la pusiera bajo su ala podría considerarse una niña con altos niveles de desnutrición y eso fue un impedimento para su desarrollo.

Era una niña de trece años que no pasaba del metro cuarenta, sus brazos eran débiles y delgados, al igual que sus piernas, pero aún así esa diminuta muchacha seguía esforzándose lo suficiente como para que sus manos y pies sangrasen en ocasiones.

Justo como en ese momento que su espalda dolía demasiado mientras llevaba una cantidad enorme de patatas que habían crecido en ese lugar. Era una niña muy débil y su pobre espalda le estaba pasando factura de todo el esfuerzo extra que estaba haciendo.

Pero de pronto el peso en su espalda desapareció y giró rápidamente, pensando que había tirado su cargamento, pero se encontró con un muchacho de su edad junto a ella llevando lo que se suponía que debía cargar. Era un rubio bastante alto y fornido para su edad, pero aún así podían apreciarse sus rasgos algo infantiles todavía.

Evie frunció el ceño mientras el chico le regalaba una pequeña sonrisa, ella estaba dispuesta a discutir con el muchacho entrometido, pero al percatarse de la mirada que poseía la azabache, él simplemente le dejó la mitad del cargamento entre sus brazos, colocándolos de una manera distinta que ántes.

—Lo estabas sosteniendo de manera incorrecta, tu espalda te dolerá mañana.-Le explicó mientras comenzaba a caminar con paso lento, llevando su propio cargamento y también la mitad del ajeno.